lunes, 8 de diciembre de 2008

La banca castiga a justos por pecadores

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Bueno, ya salió el peine. En desacuerdo con las reformas a diversas leyes del sistema financiero nacional, aprobadas el pasado martes 4, el Presidente de la Asociación de Bancos de México, Enrique Castillo Sánchez Mejorada, reconoció que si bien las reformas recogen la inquietud de la sociedad, los altos intereses aplicados a las tarjetas de crédito tienen por objeto el cubrir a la banca de pérdidas ocasionadas por el no pago en que incurren los usuarios.

Desmenuzando la composición del costo financiero del plástico a pagar por los tarjeta habientes, el representante de los banqueros señaló al ser entrevistado por los medios, que la expedición de la tarjeta tiene un costo para el banco del 9.0 por ciento, a la que se le suman diversos componentes, como la utilización de las terminales en los puntos de venta, y el comportamiento de la cartera (pérdida en que incurre el portafolio de tarjetas de crédito), al que se le denomina “factor de riesgo”. Siendo este componente el que ha venido subiendo en la medida en que los usuarios dejan de pagar y se incrementa la cartera vencida. Agregándosele, señaló, un componente adicional de reservas con lo cual castigamos la cartera, de ahí que todos estos factores son los que definen el precio final del producto.

En pocas palabras y hasta donde puedo interpretar las palabras del líder de los banqueros, la banca nunca pierde y cuando pierde arrebata. No sólo en lo que se refiere a la aplicación del “factor de riesgo”, que se cobra a quien está al corriente en sus pagos para cubrir el no pago de deudores morosos, pagando justos por pecadores; también en lo referente al renglón de comisiones por el uso del plástico y al diferencial entre lo que la banca paga a los ahorradores y el interés que cobra a los usuarios del crédito, que se estima como de los más altos del mundo.

Así se explica el porqué en tanto se incrementa la cartera vencida, al mismo tiempo las utilidades que registran los bancos en México, en su gran mayoría extranjeros, son escandalosamente cuantiosas y pasan a engrosar los activos de las casas matrices en el extranjero.

No nos volverán a saquear, expresó con lágrimas en los ojos el presidente López Portillo, al anunciar la fallida estatización de la banca, tras el fracaso de la administración de la abundancia. Se equivocó; no sólo se reintegraron los bancos a la iniciativa privada para que estos los entregaran al capital extranjero, se les rescató con recursos públicos de todos los mexicanos y, como corolario, nos siguen saqueando a mansalva con la complicidad de las autoridades.

¡Que bonito México!

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