martes, 21 de octubre de 2008

El petróleo no se privatiza. Primer avance

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce


“Con 12 votos a favor, las comisiones de Energía y de Estudios Legislativos del Senado aprobaron el dictamen de reformas a la Ley Reglamentaria del Artículo 27 constitucional -quinto en aprobarse de siete a debate-, que excluye la privatización de la industria petrolera. El dictamen fue avalado con los votos del PRI, el PAN y el PVEM, mientras que los legisladores de los partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT) y Convergencia indicaron que sufragarán cuando estén listos los siete”.


Refrendándose que corresponde a la nación el dominio directo, inalienable e imprescriptible de todos los hidrocarburos que estén en territorio nacional, incluidas la plataforma continental y la zona económica exclusiva situada fuera del mar territorial y adyacente en mantos o yacimientos.

Lo anterior fue dado a conocer a los medios la tarde de hoy lunes 20 de Octubre, confirmándose que en principio se llegó al acuerdo en comisiones de eliminar la posibilidad de que capital privado participe en áreas estratégicas del sector, como en la refinación y la construcción de ductos y plantas de almacenamiento; quedando fuera la propuesta del Partido Revolucionario Institucional de crear organismos filiales de Pemex o las “empresas espejo”, que promoviera el gobernador veracruzano Fidel Herrera Beltrán postulando la llamada “tercera vía”.

Lo que a su vez confirma que hasta este momento no ha sido en vano el que Andrés Manuel López Obrador y el movimiento nacional que encabeza en defensa del petróleo, hayan promovido la consulta ciudadana y el debate con la participación de destacados expertos en el Senado de la República.


Pero si bien, hasta ahora, la estrategia del FAP en el Senado rinde resultados positivos, falta aún el que en su momento los legisladores del PRD, PT y Convergencia avalen el conjunto de las siete iniciativas de reforma y que el pleno las discuta para, en su caso, aprobarlas o rechazarlas. Lo que aún implica un riesgo en tanto el PAN o el PRI, por mayoriteo, puedan recular modificando lo que ahora es fruto del consenso alcanzado en comisiones tras varios meses de un estira y afloja, que mantiene en ascuas a una ciudadanía crispada y polarizada.


En este nuevo escenario, al que no son ajenos la crisis económico financiera global y un mayor debilitamiento del gobierno calderonista como consecuencia de esta, podemos afirmar que algunos acelerados, como quien esto escribe, nos equivocamos al pensar que tras el cochinero de la elección interna del PRD, y las constantes descalificaciones de que fuera objeto Andrés Manuel López Obrador por parte de la corriente de los “chuchos”, favorable a transar con Felipe Calderón, ello daría lugar a la fractura de la estrategia unitaria del FAP. Incluso, llegamos a afirmar que el PRD, tras la derrota en Guerrero y las acusaciones de Acosta Naranjo en contra de perredistas lopezobradoristas que apoyaran al candidato de Convergencia a la alcaldía de Acapulco, se deslindaría del FAP.


No se dieron así las cosas. Por encima de las diferencias al interior del FAP, se ha impuesto la fuerza del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo y la estrategia más general trazada por AMLO y sus colaboradores más cercanos, para la pelea en el Congreso de la Unión. El arreglo de cuentas con los “chuchos”, de persistir estos en minimizar el peso específico en la base del PRD y en la vida política de México del tabasqueño, se difiere para un mejor momento.


Pero también, considero erraron quienes afirmaran que el PRI saldría ganando, capitalizando a su favor las diferencias entre las propuestas de Felipe Calderón Hinojosa y las postuladas por el FAP, aprovechando en la coyuntura la crisis interna del PRD para colar su propia propuesta; diferente en la forma pero similar en sus alcances privatizadores a la del panismo en el gobierno. El priísmo, con Beltrones a la cabeza, no logró su propósito, debiéndose enfrentar en comisiones, paradójicamente, a las coincidencias sustantivas entre un PAN que reculó y el FAP que unitariamente nunca aflojó.


Así las cosas, sólo resta esperar que en los próximos días el Congreso de la Unión diga la última palabra y que no haya necesidad del despliegue y movilización de la fuerza social del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, que si bien no ganará de todas todas en el tema petrolero, como en justicia debe esperarse en toda acción política, si está aportando algo más que un grano de arena a la democratización del país; lo que en sí ya constituye un triunfo indiscutible en la búsqueda de la unidad de la izquierda y el proceso de construcción de la democracia participativa en México.


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