martes, 14 de octubre de 2008

“La desverguenza viaja en Hummers”

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Con esta frase en su programa radiofónico de hoy lunes, Jacobo Zabludovsky calificó el cinismo con el que la líder vitalicia del SNTE ofende la inteligencia de los mexicanos.


Y se quedó corto en congruencia con el desenfado e indiferencia con el que la sociedad observa lo que en otro país, medianamente civilizado, el obsequio de vehículos Hummer a los miembros de la camarilla de delincuentes a cargo de la conducción de un sindicato de trabajadores, fuera motivo suficiente para provocar no sólo un escándalo nacional, también la caída y encarcelamiento de cualquier líder sindical que incurriera en tal acto de cinismo y corrupción.


Se dice que no se violenta la ley, que el sindicato es libre de hacer uso de sus recursos como mejor le convenga, incluido el premiar a sus dirigentes. Lo que no se dice, es que el obsequio (y ahora rifa para taparle el ojo al macho), se hace sin el consentimiento previo de la base magisterial que aporta religiosamente sus cuotas al sindicato, sin tener la menor idea de adonde van a parar las millonarias aportaciones y a que se destinan. Aquí y en China, eso es violentar la ley, con la diferencia de que en México ello queda impune.


Si el obsequio de 52 vehículos Hummer se hubiera dado en las filas del sindicato nacional de los mineros, entonces si, el escándalo hubiera sido mayúsculo y ya se hubieran girado las órdenes de aprehensión en contra de Napoleón “el pequeño”. Pero se da en el SNTE, la organización sindical más poderosa de Latinoamérica, el mayor operador político electoral de este país, que lo mismo hace obsequios millonarios que otorga respaldo a los diversos partidos políticos del decadente sistema político nacional. O darse el lujo de minimizar al funcionario que con su intervención se hiciera de la Presidencia de la república. En ello estriba la diferencia.


Con cinco mil pesos mensuales promedio de ingreso de los profesores en México, se deja abierta la puerta para que la prebenda, el obsequio oneroso o el maiceo político, operen como zanahoria para controlar al poderoso gremio magisterial. Dignidad y voluntad de más de un millón de trabajadores al servicio de la educación pública, sometidos a los designios de una camarilla corrupta, encabezada por Elba Esther Gordillo, autonombrada líder moral vitalicia. Pero lo mismo se puede decir de la mayoría de las organizaciones gremiales de este país y de sus liderazgos espurios. La necesidad obliga y el sistema económico, político y social prevaleciente lo tolera, lo consiente y, peor aún, lo auspicia.


En Veracruz, entidad proclive al mismo vicio, el anuncio del inmoral obsequio no pasó del chascarrillo de mal gusto, calificando tan desvergonzado hecho como “una buena puntada de la maestra para decirle a Calderón quien manda en México”. Lo que impactó y cimbró a toda la clase política, incluido Fidel Herrera Beltrán, fue el presunto destape por boca de la Gordillo, de Miguel Ángel Yunes Linares como futuro gobernador de la entidad. Trivializándose así uno más de los impunes golpes bajos que recibe el pueblo de México, hoy amenazado por la brutal crisis económico financiera que jamás hubiera registrado la historia del sistema capitalista mundial.


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