viernes, 3 de agosto de 2007

Uno no es Ninguno

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce


“Si algo rescatable tiene el mundo moderno, radica precisamente en la posibilidad de reconocer al otro –a los otros-, igual derecho a pensar y decidir el sentido de sus vidas; y esto es aplicable a los individuos, a los pueblos y a los Estados.”
Marcelo Ramírez Ramírez. “Ideas sobre democracia, política y educación”.
Centro Regional de Educación Superior “Paulo Freire, A. C.

Cuando el pensamiento político cede el paso al vacío ideológico, subordinándose a pedestres intereses personales y de grupo ajenos al interés más general de la sociedad, la política renuncia a su razón de ser. Dejando de manifestarse como ejercicio racional enfocado al bien común, y constituyéndose en obstáculo para la construcción de la democracia, como es dable observarlo en el proceso electoral en marcha.

La búsqueda del poder por el poder mismo, iguala a las fuerzas políticas y a sus candidatos. Carente de ubicación en el espectro ideológico, la clase política en su conjunto no tiene nada nuevo que ofrecer a la ciudadanía, salvo más de lo mismo: estancamiento y retroceso en todos los ámbitos de la vida cotidiana. La imagen mediática sustituye a ideas y propuestas, estableciendo como denominador común en todos los partidos contendientes cursilería y mal gusto frente a las demandas de la población; reciclándose prácticas electoreras, presuntamente superadas, que anuncian a bombo y platillo la permanencia de la demagogia, corrupción, opacidad e impunidad, enemigos naturales de todo esfuerzo por avanzar en la vida democrática.

Dentro de este marco que guarda como eje referencial la simulación y el desprecio a la sociedad, el partido que dice gobernar a Veracruz, se ostenta electoralmente como fiel seguidor del gobernante y este, a su vez, hace ostentación de un nivel de aceptación que raya en el absurdo: nueve de cada diez veracruzanos están convencidos de la bondad de las políticas públicas y obra de gobierno que emanan de la actual administración pública estatal. Borrándose, con ello, de un plumazo, diversidad plural tanto de las fuerzas políticas como del pensamiento de los habitantes de este generoso terruño nuestro. Acercándonos peligrosamente a la idea de un pensamiento único, impuesto por el grupo hegemónico que detenta el poder político en la entidad. O se es parte de los nueve fieles, ó se es ese uno solitario que no comulga con el gobernante. Dicotomía que mediáticamente se hace pesar ante la opinión pública, con el propósito manifiesto de convencer de que sólo hay un camino y por ese hay que inclinar la intención del voto.

Como uno no es ninguno, según reza la conseja popular, las fuerzas oponentes no existen. Descalificándose no al adversario sino al carácter plural de la sociedad veracruzana. Así, paradójicamente, pretendiendo unir a los veracruzanos en torno a un remedo de proyecto político de crecimiento económico, la llamada alianza por la fidelidad se descalifica a sí misma, en tanto descalifica y desprecia a sus oponentes; negándoles de facto la posibilidad de valorar bajo una óptica diferente, lo que se hace y se deja de hacer a favor de la familia veracruzana.

Negación que por parte de partidos y candidatos oponentes, no merece ser confrontada, aceptándose sin más; negándose con ello a sí mismas como fuerza opositora. Confirmándose en los hechos oportunismo político, ausencia de talante crítico, y de formación ideológica de todo el conjunto de nuestra vernácula clase política, cuya única y permanente aspiración no va más allá de acceder a los beneficios del poder.

El uno de diez que piensa diferente, se diluye en un mar de indiferencia, dejando a la sociedad a merced del pensamiento impuesto. Lo que en términos de racionalidad política ni se da en la práctica ni es viable en una sociedad plural que aspira a vivir en democracia.

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