jueves, 21 de febrero de 2008

Reforma energética. “Quién manda en México”.

Apunte para gobernantes.com

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

De todos los alegatos, dimes y diretes, sobre la no privatización de la explotación petrolera, dos son en lo particular los que me han parecido más sensatos. En uno, el politólogo Adolfo Gilly (La Jornada, 19/02/08) clarifica el enfoque del debate en torno a la reforma energética, señalando que este no puede quedar en los terrenos de la financiero y tecnológico, ya que en primera y última instancia tiene que contemplarse a la luz de la política, toda vez que se trata de dilucidar quién manda en México, como en su momento lo planteara el Presidente Cárdenas como motivación sustantiva para el decreto de expropiación de la industria petrolera en manos de compañías extranjeras. O mandan los intereses de estas últimas, vulnerando la soberanía nacional, o manda el Estado Mexicano en el ejercicio pleno de su soberanía.

En el otro, firmado por Francisco Rojas, (El Universal, 19/02/08) se clarifican lo que a juicio del analista político “son verdades a medias, propaladas mediáticamente con nocivos efectos de desinformación, confusiones semánticas y fervorosas proclamas sobre no modificar la Constitución, no privatizar Pemex y no vender ningún fierro, que sirven para adormecer conciencias y generar repeticiones, posiblemente de buena fe, de argumentaciones falaces, distorsionadoras de la verdad.”

En este último artículo el autor establece que “convicciones ideológicas, compromisos políticos o intereses económicos se conjugan para ocultar la trama y evitar que se discutan abiertamente argumentos a favor o en contra de una reforma que rescate a Pemex, supere los problemas y preserve la soberanía energética y el disfrute de los recursos para las próximas generaciones.” Ilustrando su afirmación con algunos ejemplos que nos tomamos la libertad, por su relevancia, de reproducir:

“Existe consenso en que el fisco privilegió la producción y exportación de crudo debilitando la refinación y que ahora importamos gasolinas en vez de procesarlo internamente para generar empleo y valor agregado; pero algunos proponen que lo refinen extranjeros sin que expongan argumentos sobre por qué Pemex no debe hacerlo, cuando existen recursos y experiencia, y la tecnología no llega al 1% del valor de una refinería. Se dice, con razón, que el transporte por pipas es más caro que por ductos; pero se oculta que únicamente 3% del volumen de productos se mueve por pipas y que para Pemex no es ningún problema construir o conservar ductos y terminales, si le dieran recursos suficientes.

Se dice que la terminal de Tuxpan es insuficiente y que se pone en peligro el abastecimiento de combustibles al valle de México, obligando a utilizar pipas; pero no se informa que todo el combustible que se importa se mueve por ductos, que las demoras por mal tiempo únicamente costaron 50 millones de pesos en 2005 y 60 millones de pesos en 2006; y que existe ya un proyecto que resolvería toda la problemática hasta 2030, que costaría 370 millones de dólares y que se encuentra detenido. Tampoco se informa que un grupo de inversionistas privados desea construir frente a las instalaciones de dicha terminal un muelle y una tanquería para importar combustibles, que luego le venderían a Pemex o a particulares, si es que se modifica la legislación. No se aclara que concesionar ductos, terminales o refinerías es iniciar la enajenación gratuita de nuestro mercado interno de combustibles que valdría alrededor de 75 mil millones de dólares, perdiendo además soberanía, cosa que ningún país estaría dispuesto a hacer.

Se dice que en aguas profundas del golfo de México existen 29 mil millones de reservas prospectivas; pero no se aclara que, según la Secretaría de Energía, los recursos prospectivos se definen como "la cantidad de hidrocarburos estimada a una fecha dada, de acumulaciones que todavía no se descubren pero que han sido inferidas, y que se estiman potencialmente recuperables, basado en información geológica y geofísica del área en estudio y en analogías con otras áreas donde un cierto volumen original de hidrocarburos ha sido descubierto”.

Tampoco se dice que, conforme a dicha definición, en el sureste existen 18 mil millones de reservas en aguas someras y en tierra, donde ya existen instalaciones, se domina la técnica, los tiempos de desarrollo serían menores, y los costos y riesgos serían un tercio de los de aguas profundas. Se oculta que Petrobras desarrolló paulatinamente durante 30 años su experiencia en explotaciones en aguas ultra profundas, posiblemente porque no encontró hidrocarburos en aguas someras como México.

No se difunde que la tecnología para aguas profundas la ofrecen compañías que se anuncian en internet y publicaciones especializadas y que está disponible sin necesidad de alianzas estratégicas, ni compartir riesgos o reservas.

Se esgrime como argumento, para apurar el desarrollo de aguas profundas, que en los yacimientos transfronterizos se puede presentar el efecto popote; pero no se dice que estos yacimientos son casos especiales que requieren de acuerdos internacionales para extender la moratoria o explotarlos conjuntamente, sin que puedan replicarse para otros fines; desde hace siete años no se ha hecho nada. ¿Qué esperarán?

Se propaga que únicamente tenemos reservas para 10 años y que nos convertiremos en importadores netos de petróleo; pero no se dice que podemos impulsar reservas probadas no desarrolladas y acelerar la explotación de las reservas probables, con lo que en un plazo razonable duplicaríamos las reservas actuales, programando simultáneamente nuevas exploraciones y el desarrollo paulatino de aguas profundas.

¿Se deberá la desinformación a un plan para sensibilizar a la sociedad, desmembrar a Pemex y ocultar los cónclaves donde se elaboran propuestas e iniciativas, para sorprendernos después del 18 de marzo, aprobando fast track modificaciones a leyes secundarias que posibiliten la apertura a la participación privada extranjera en Pemex?”

Ambos artículos considero enriquecen el debate, proporcionando elementos a la opinión pública para, en un esfuerzo por tratar de entender lo que en las altas esferas del poder se dirime, formarse una idea de lo que está en juego con la reforma energética en puerta.

lunes, 18 de febrero de 2008

¿Quién pagará los platos rotos?

Apunte para Revista Análisis Político

En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce

El hilo se rompe por lo más delgado y este último, en tratándose del consumidor final termina siempre pagando los platos rotos. Verdad de Perogrullo a la que en tiempos de estancamiento económico y amenazas recesivas, los consumidores tendremos que acostumbrarnos, como siempre, a mantener muy apretado el cinturón.

Por lo pronto, a pesar de los blindajes que oficialmente se anuncian, el presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN), reconociendo que no obstante que el gobierno federal cumplió con disminuir hasta en un 35 por ciento las tarifas eléctricas en horario punta, el costo del energético sigue incidiendo negativamente en el costo de la producción, por lo que los industriales están obligados a trasladar al consumidor final el aumento de las tarifas eléctricas de enero y febrero. “Ya no hay manera de estarlo aguantando”, declaró a los medios Ismael Plascencia Núñez.

Así que, no obstante que el subsidio a los industriales se cubre con recursos presupuestales, dinero de todos los contribuyentes, el consumidor final está obligado adicionalmente a sostener el margen de ganancia que los empresarios estiman deben obtener y que no están dispuestos a sacrificar.

Siendo ya lugar común que en México se privaticen las ganancias y se socialicen las pérdidas, lo anterior no debe extrañarnos. Razón por la cual no llama a sorpresa el que el gobierno estatal para estar a tono con las políticas públicas de Calderón Hinojosa, convoque a las buenas conciencias para que, mediante un acuerdo político, los diversos actores de la sociedad veracruzana sumen esfuerzos en pro del crecimiento económico, la inversión y la generación de nuevos empleos. O lo que es lo mismo, se convoca a lobos y corderos a concurrir juntos y de común acuerdo a invertir la manida fórmula: socializar las utilidades y privatizar las pérdidas.

El empresariado –de preferencia extranjero- arriesgará su capital impulsando el crecimiento económico y generando nuevos empleos, en tanto que los consumidores participarán incrementando la demanda efectiva de bienes y servicios, para así fortalecer el mercado interno y retribuir al empresariado su capital de riesgo. Generándose una espiral de bienestar para todos, sustentada en una justa distribución del ingreso. Todo avalado por los partidos políticos que atiendan el llamado a misa y por los organismos eclesiásticos que pugnan por el bien común.

Ello en el marco de un panorama en el que el optimismo desbordado suple a la razón y al buen juicio de los economistas que, desde el Congreso local, pretenden contribuir con su granito de arena a la construcción del blindaje que nos mantendrá al margen de los esperados descalabros de la economía mundial.

Para dar sustento a tal esfuerzo conjunto, este se daría en el contexto de una inversión sin precedentes en infraestructura carretera y apoyos al campo para los próximos años; aportando los tres órdenes de gobierno seguramente el 10 por ciento con recursos presupuestales, en tanto que a las buenas conciencias del sector privado se les solicitará quieran cubrir el 90 por ciento restante, a cambio de hacernos el favor de operar en concesión las modernas autopistas, presas, distritos de riego, sistemas de agua potable y alcantarillado y hasta las controvertidas plantas productoras de etanol. Compartiéndose el costo y prorrateándose los beneficios para cumplir con los objetivos de desarrollo.

Tocándole al pueblo llano comprometido con el pacto a signar, el jugar el papel de usuario, o consumidor final, pagando lo justo por los bienes y servicios recibidos; retribuyendo con ello lo invertido por sus benefactores para que estos, a su vez, re inviertan en Veracruz, ampliando la infraestructura y asegurando el crecimiento económico.

Clarificada así la buena intención de la original fórmula cocinada en el seno del Congreso local, es de extrañarse la “mezquindad” de los grupos parlamentarios y dirigencias de los partidos políticos de oposición que se niegan a sumarse a la convocatoria; no tomando el pretexto válido de que, como siempre, el hilo se reventará por lo más delgado, y argumentando que con pacto o sin pacto, el empresariado atenderá de buen grado el llamado a misa, pero de ninguna manera sacrificará sus ganancias, tocándole al consumidor final el pagar los platos rotos.

No. Lo cierto es que, con acuerdo o sin este, los dirigentes opositores en su fuero interno reconocen que no pasan de ser simples espectadores frente a las decisiones del ejecutivo estatal y su partido que es mayoría, optando cómodamente por tirar la toalla antes que asumir su responsabilidad política y social como oposición.

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domingo, 17 de febrero de 2008

Ni antes ni después. No adelantar vísperas

Apunte para Newsver

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Quienes se precian de conocer al gobernador Herrera Beltrán, no de ahora sino de muchos años atrás, no les cabe la menor duda de que si alguien conoce y domina el complejo entramado de la política mexicana es precisamente el hombre de Nopaltepec. Forjado desde muy joven lo mismo en las duras que en las maduras, abierto siempre a aprender y a actuar en consecuencia, nada le es extraño o desconocido en ese ámbito al que por vocación innata ha entregado gran parte de su vida. Por lo que resulta harto ingenuo el sólo pensar que hace del ejercicio político una actividad lineal, ignorando tiempos, circunstancias, coyunturas y visión de futuro, jugando con todas las cartas abiertas. Si así fuera, no estaría donde está.

Lo anterior viene a cuento porque es notorio el que entre la clase política veracruzana y no pocos analistas y comentaristas de medios impresos y electrónicos, preciándose de saber interpretar las señales y mensajes subliminales que en cada uno de sus actos emite el titular del ejecutivo estatal, parecen no valorar la rica experiencia y conocimientos de Fidel Herrera Beltrán. Lo mismo en lo que toca a la sucesión en el mandato constitucional que en la relación con las diversas fuerzas políticas que en Veracruz son oposición.

Así, sin mayor análisis, pretendiéndose interpretar señales inequívocas, con el mayor simplismo de manera temprana se ubica al sucesor de Fidel entre un pequeño grupo de incondicionales cuyo mayor mérito estriba en mantener estrecha amistad con el gobernante, tener menos de 50 años y expresar públicamente su lealtad para con el fidelismo. Contándose con el retrato hablado, de acuerdo al perfil de aquellos que de antemano se consideran favorecidos por la decisión presuntamente anunciada del mandatario, desde ya la cargada no se ha hecho esperar a favor o en contra de uno u otro, generando una espesa cortina de ruido que no atiende ni a tiempos ni a circunstancias y mucho menos a intereses que inciden y determinan toda sucesión.

Lo mismo podría decirse del incesante golpeteo en contra de los partidos de oposición y de aquellos personajes que, llegado el momento, pudieren ser opositores al candidato priísta. Golpeteo que se reproduce lo mismo entre los círculos políticos más cercanos al poder que entre una buena mayoría de medios de comunicación que se hacen eco de estrategias pueblerinas de descalificación del oponente. Sin tomar en consideración el peso específico del triunfo electoral reciente del priísmo veracruzano, como si al ganar este hubiera perdido y hubiere necesidad alguna de restregarle en la cara la derrota a los partidos opositores, mostrando debilidad y no la fortaleza derivada del triunfo en las urnas.

Como tampoco se pondera que la convocatoria al llamado “Acuerdo para el Empleo, Crecimiento e Inversión”, es una clara señal del titular del ejecutivo estatal de dejar atrás la pugna electoral y reencausar a las diversas fuerzas políticas por el camino de la unidad y el trabajo, en las tareas ingentes que demandan los veracruzanos todos. Si el gobernador llama a sumar, a restablecer el diálogo y la concertación, luego no cabe el auspiciar división, encono y polarización en el seno de la sociedad, como parece ser el objetivo de quienes pretender ser más papistas que el Papa.

Aspectos los señalados que no se corresponden con los tiempos políticos que corren y mucho menos con la circunstancia que como parte del todo nacional, vive Veracruz. Quien mejor para saberlo que el gobernador Herrera Beltrán, conocedor de las cartas con que juega y, sin duda, de aquellos con los que participa en la partida. La carta del triunfo saldrá con la oportunidad y en el momento preciso. Ni antes ni después, cuando el momento sea propicio. Así que para que comer ansias, jugando al adivino y abrogándose una capacidad de interpretación de los gestos de un político tan brillante como impredecible.

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lunes, 11 de febrero de 2008

Acuerdo entre cúpulas. La ciudadanía, mirón de palo

Apunte para gobernantes.com

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El Acuerdo para el Empleo, Crecimiento e Inversión”, bienvenido en tanto contribuya a elevar la calidad de la vida en democracia. Desafortunadamente, a mi juicio se queda corto, ya que los participantes ni son todos los que están ni están todos los que son, toda vez que, por un lado, en muchos de los casos estos carecen de representatividad real y, por otro, la ciudadanía carece de instrumentos eficaces para elevar observaciones, críticas, sugerencias y propuestas que pudieran contribuir a enriquecer y aterrizar los objetivos de un instrumento gubernamental que pretendiendo ser plural, incluyente y participativo, se queda en los límites de lo cupular.

Podría afirmarse en contrario que en el acuerdo en cuestión están representados todos los actores de la vida social, económica y política de Veracruz – al 100% dijo Escobar Pérez-. Lo cual, objetivamente no es así, pues está más que comprobado que los organismos cupulares, incluido el Congreso local y su Junta de Coordinación Política, no se caracterizan precisamente por contar con un proceso permanente de participación democrática de sus respectivas bases o, en su caso, de los electores. Lo que limita la interacción y la retroalimentación necesaria para que la ciudadanía no sólo sea escuchada sino atendida en sus demandas y propuestas. Adicionalmente y por algo será, las dirigencias estatales de los partidos de oposición dieron la espalda a la firma del acuerdo.

Partiendo de la idea de que todos los campos en los que se desarrolla la vida en sociedad tienen algo que decir sobre lo político en general y, específicamente en los terrenos de lo económico y social, el pacto debería intentar ser un espacio de inclusión de todos esos puntos de vista, tratando de evidenciar la heterogeneidad y pluralidad propias de la comunidad veracruzana, incentivando la participación, la reflexión y el debate, para elevar la cultura política y con ello la calidad de la vida en democracia.

A mi juicio, entre otras cosas, más que un llamado a misa, dirigido a todos pero con la salvedad de que sólo asiste el que quiere, el pacto debería considerar entre sus objetivos prioritarios el que las tareas del COPLADEVER se hagan extensivas a los municipios de la entidad, retomándose la experiencia de los comités municipales de promoción y programación para el desarrollo, como un primer paso para establecer los puentes de comunicación y coordinación entre la vida cotidiana de las comunidades, el COPLADEVER y la entidad responsable del Programa Estatal de Gobierno, atendiendo a criterios sectoriales y regionales. Propiciándose la construcción de un proceso de democracia participativa que de sentido a un acuerdo como el que ahora se propone inducir el crecimiento económico y el empleo, sin demérito de las tareas propias de los partidos políticos, los diputados locales y federales y los organismos cupulares de la sociedad civil.

En tanto el acuerdo limite la participación ciudadana, constreñido a puntos de vista e intereses cupulares, poco es lo que puede esperarse de el como instrumento promotor del desarrollo, como ya quedó evidenciado con los recientes foros de consulta con los que se pretende actualizar el “Plan” estatal, que no han tenido más finalidad que el lucimiento personal y promoción política de imagen de los funcionarios gubernamentales involucrados.

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domingo, 10 de febrero de 2008

El catarrito de Agustín Cartens

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Menos mal que sólo se espera un catarrito para México como efecto colateral de la debacle económica en el país vecino, como afirmara el secretario de hacienda, Agustín Cartens. Si esto es así, vistas las cosas como se manejan en Veracruz, para nosotros la desaceleración de la economía norteamericana a lo mucho nos provocará un simple estornudo. Por lo pronto ya se anunció una fabulosa inversión en infraestructura para los próximos cinco años, que contemplada dentro del “Plan Slim” (Fondo Nacional de Infraestructura) que ha dado a conocer el Sr. Calderón Hinojosa, beneficiará a la entidad impulsando el desarrollo y generando varios cientos de miles de nuevos empleos en los próximos 20 años, con lo que la economía veracruzana puede darse por blindada.


En previsión a lo que viene, oportunamente el Congreso local aprobó la
Ley de Proyectos de Prestación de Servicios (PPS), sentando las bases jurídicas para que tales obras infra estructurales se lleven a cabo en Veracruz mediante la mezcla de recursos públicos y privados que, gracias a la fórmula cedillista de los tristemente célebres PIDEREGAS –recordar el costo del rescate carretero- permitirán concesionar carreteras, puentes, puertos, aeropuertos, presas y sistemas de riego, dotación del servicio de agua potable, y la construcción de drenaje e instalación de plantas de tratamiento, bursatilizando los ingresos para generar recursos adicionales para proyectar y ejecutar nuevas obras, tal y como lo visualiza el secretario Cartens.


Más si como afirman expertos y analistas consultados por Newsweek (Edición del 04/02/08), la desaceleración de la economía norteamericana se prolongara, transformándose en una auténtica recesión sólo comparable a la registrada en la década 1920-1930, en México, dada su dependencia con el país vecino, el “catarrito” puede convertirse en pulmonía y, para Veracruz, no habrá blindaje alguno que impida el contagiarnos si se abaten los ingresos por concepto de exportaciones y remesas, se encarece el crédito y se acelera la espiral inflacionaria. A lo que habría que sumar el retorno de varios miles de paisanos que hoy viven en condiciones precarias en el país del norte, y la indefensión del sector agropecuario que tendrá que hacer frente a la asimetría de un injusto TLCAN.


A como están las cosas, no se pueden calificar como catastrofistas los malos augurios. La crisis de nuestros vecinos ahí está y tiende a agravarse, en tanto en México privilegiamos el marco político electoral y el debate estéril en torno a una reforma energética cuyos términos nadie conoce. Dejando para después el sanear las finanzas públicas, capitalizar a PEMEX, fortalecer el mercado interno y diversificar el comercio exterior, entre otras acciones que podrían ayudar a paliar los efectos de la tormenta en ciernes.


En Veracruz todo parece indicar que hemos perdido el tiempo mirándonos el ombligo sin atender al entorno nacional e internacional. Si bien es cierto que se han anunciado montos de inversión inéditos en infraestructura, también es cierto que a estas alturas carecemos de una canasta de proyectos que le den el soporte. Estos no se dan por generación espontánea y para ello, el Fondo Nacional de Infraestructura contempla una fase previa de estudios de sustento, formulación y evaluación, que bien puede durar más de un año. El paso siguiente sería la licitación, avalúo, pago de derechos de vía, y puesta en marcha de los proyectos aprobados. Luego no es tan automático el que las cuantiosas inversiones se traduzcan en obras específicas e impacto de estas en la economía. El destino nos alcanzó y deberíamos estar preocupados por ello.

Si en una escala del 0 al 10, donde cero es “no estoy preocupado” y diez “estoy muy preocupado” Agustín Cartens reconoce encontrarse en un 8 frente a un simple catarrito, ¿en que nivel deberíamos estar los veracruzanos?