miércoles, 26 de diciembre de 2007

Las comparecencias, pérdida de tiempo.

Pulso critico

J. Enrique Olivera Arce

Los viajes ilustran. El sólo hecho de tomar vacaciones en sitios allende las fronteras veracruzanas, nos da oportunidad de observar el comportamiento de nuestra entidad bajo otra óptica. La política, la mala política o politiquería deja de figurar en primer plano y los aciertos y desaciertos de la administración pública y su contraparte, la llamada sociedad civil, en relación a las tareas del desarrollo, combate a la pobreza y preservación de la seguridad pública, cobran relevancia en la medida en que se contemplan desprovistas del teñido que les imprime el exceso político-propagandístico y los intereses electoreros, personales y de grupo.

Bajo esta óptica diferente, ya no son los personeros de la clase política los protagonistas, como tampoco lo son los servidores públicos estatales o municipales. El papel de estos es secundario frente a hechos concretos, tendencias, resultados y rezagos que configuran la realidad veracruzana, así como la inserción de esta en el contexto nacional, e incluso en el complejo escenario internacional.

El mejor referente lo son las políticas públicas, vistas en perspectiva a la luz de su intencionalidad, diseño, metodología de aplicación y resultados. Sin faltar la aceptación o rechazo por parte de la población. Los buenos o malos resultados la mayor de las veces hablan por sí mismos, calificando propósitos, objetivos, estrategias y recursos empleados.

Así, no pueden ser acertadas aquellas políticas cuyos resultados son mediocres o irrelevantes. Como tampoco pueden ser acertadas, si sus resultados cuantitativos no son congruentes con el impacto cualitativo que, en términos de eficacia, espera la población. El destinatario final de una política pública es el pueblo, que más que eficiencia administrativa y cantidad de obras y servicios, requiere de un mínimo de eficacia que incida positivamente en su bienestar y calidad de vida. A ello va aparejada la participación ciudadana. No podemos hablar de resultados cuando la población permanece ajena o indiferente como sujeto del desarrollo, asumiéndose como objeto dependiente del quehacer gubernamental.

Las comparecencias de los servidores públicos de primer nivel ante la diputación local, con el objetivo de ampliar la información contenida en el III Informe de Gobierno del Maestro Fidel Herrera Beltrán, pretendiendo dar elementos de juicio a la representación popular para juzgar lo realizado, refleja lo anterior. Más allá de lo anecdótico, de chascarrillos, y traspiés, el recuento, que no debate, se circunscribió a lo cuantitativo. Que se hizo, lo que no se hizo, y el tiradero que se quedó a medias. Se destacó el papel jugado por el funcionario en el banquillo, e incluso, el lugar común de atribuir resultados al singular esfuerzo del gobernante y no a la eficiencia y eficacia de la administración pública en su conjunto.

Lo sustantivo estuvo ausente, en tanto no se tocó el aspecto cualitativo. Se presupone que la acción de gobierno, per se, independientemente de si son acertadas o no las políticas aplicadas, bastan para acrecentar el bienestar de los veracruzanos.

Mucho menos se puso en el tapete de la discusión si lo realizado en el tercer año de gobierno, guarda congruencia con las políticas públicas derivadas del primer año de gestión del titular del ejecutivo federal, evaluando pertinencia y complementariedad. Así, descontextualizado el debate, este pierde el sentido de ubicación e intencionalidad de las políticas públicas, en el marco determinante de la realidad nacional.

La cantidad no suple a la calidad. Como tampoco los buenos deseos y una adornada retórica bastan para avanzar. El diálogo entre funcionarios y diputados, no substituye al estudio acucioso del Informe de Gobierno en el marco de la realidad estatal y nacional por quienes, en su carácter de representantes del pueblo, están obligados a ello. No se puede, o no se debe legislar, sin el conocimiento del estado que guarda la entidad. Los resultados del mayoriteo legislativo sin conocimiento de causa, están a la vista.

Frente a oídos sordos, parloteo de necios. En cuatro horas de intercambio de preguntas y respuestas, ni el funcionario compareciente ni diputados, lograron convencer. Como tampoco el pueblo llano tomó debida nota de lo que a su interés compete. Ajeno al quehacer de la Legislatura, a su modo aplaude o rechaza las políticas públicas y sus resultados, en función de cómo le esté yendo en la feria cotidiana, y sin sentir necesidad alguna de ser representado y hacerse oír en el Congreso. Para los veracruzanos todos, las comparecencias no pasaron de ser un mero acto protocolario, una pérdida de tiempo que en nada contribuye ni a mejorar el desempeño de la administración pública ni mucho menos a las tareas legislativas.

Cuánto capital político funcionarios y diputados acumularon, es otro cantar que no interesa contemplar a la distancia. Ya los medios veracruzanos, de acuerdo a su línea editorial e intereses creados, se encargan de sumar o de restar.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Crisis de los partidos políticos: Escenario para la Reforma del Estado

Análisis político. En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce

Xalapa, Ver., 15/12/07.-En el imaginario social –virtual– que crean y recrean los medios masivos de comunicación, constituye ya un lugar común el atribuir la llamada crisis fundacional, división, y pugnas internas por el poder, como algo inherente al Partido de la Revolución Democrática (PRD). La realidad es otra. En el marco de un semivacío de poder, con un Presidente de la República que no logra legitimarse política y socialmente, un Congreso de la Unión que da un paso adelante para retroceder tres, un sistema de procuración e impartición de justicia cuestionado, y una economía estancada y amenazada por la recesión, la crisis de los partidos políticos en México se hace extensiva a todos por igual. Lo mismo los tres que en teoría representan a la mayoría ciudadana, que los pequeños o emergentes que igualmente, en teoría, representan a las minorías.

Manteniéndonos así, en el terreno de la teoría, el sistema de partidos en México estaría integrado por fuerzas homogéneas en su composición interna, cohesionadas en torno a principios y programas que permiten a la sociedad, plural y multiétnica, diferenciarles; optando la ciudadanía en el libre juego democrático, por unas u otras, atendiendo a intereses particulares, expectativas y visión de futuro. La realidad nos dice otra cosa. No hay un solo partido político en nuestro país que se salve de la falta de cohesión interna y confusión ideológica al interior de sus filas. No hay uno sólo que justifique su tan cacareada representatividad democrática, y en el que a su interior no se den confrontaciones irreconciliables entre grupos, corrientes e intereses de todo tipo.

Tomando como referente al Partido Revolucionario Institucional, eliminada la figura del gran elector en el 2000 y, por ende, la pérdida de su hegemonía, constituye el punto de quiebre del sistema político mexicano y el inicio de su debacle. El partido dejó de ser el eje conductor de la vida política, económica y social de la nación para pasar a ser una inconsistente suma de feudos regionales o estatales, bajo la conducción de los gobernadores. El PRI de Beatriz Paredes no es el de Manlio Fabio Beltrones. Como tampoco el PRI de Enrique Peña Nieto es el PRI de Fidel Herrera Beltrán, o el de Ulises Ruiz lo es tampoco del de González Parás en Nuevo León, por citar algunos ejemplos. Se perdieron las formas, la disciplina y el control, y con ello, también el sustento ideológico emanado de la Revolución Mexicana. El mito de la unidad nacional, se derrumbo arrastrando consigo a todo el sistema de partidos.

La hegemonía ideológica, programática e incluso las estrategias de mediano y largo plazo, son cosas del pasado. El pragmatismo coyuntural, respondiendo a los intereses en particular de los diversos feudos, se encarga de establecer, magnificar y profundizar las diferencias, entre las diversas corrientes y entre cada uno de los grupos amparados bajo las siglas del PRI. En la confusión, la ciudadanía no logra percibir el lugar que ocupa el partido tricolor en el espectro ideológico y político de la vida política nacional. Ni es de izquierda, ni de centro izquierda, ni de esa nebulosa derecha que dice combatir pero con la que en los hechos suele identificarse de manera reiterada.

Si eso pasa en el PRI, el de mayor prosapia y estructura, en el PAN las cosas no son diferentes. El ex presidente Fox, la errática política exterior de la actual administración federal, y los intereses encontrados de diversos grupos de presión al interior del partido, se han encargado de sacar a la luz pública las enormes diferencias existentes entre el panismo histórico, corriente que encabeza Calderón Hinojosa, y la ultraderecha identificada lo mismo con la Internacional Demócrata Cristiana que con las poderosas empresas trasnacionales agroalimentarias, energéticas y financieras. El PAN de los estados del norte del país no es el mismo que el que campea en el Distrito Federal o en el bajío, ni mucho menos el del sur sureste. Las diferencias están marcadas por los intereses políticos y económicos derivados de los diversos grados de integración y desarrollo regional.

Reflejo de lo anterior, las crisis fundacionales, ideológicas, políticas y programáticas en el seno de los partidos emergentes o minoritarios, son más que evidentes. No hay día que los medios de comunicación de masas no magnifiquen las pugnas internas, intereses contrapuestos y debilidad estructural, de estos partidos mejor conocidos peyorativamente como “la chiquillada”, o “la morralla”, en su afán por hacerse de las migajas del poder en los cotos regionales.

Luego la crisis no es potestativa del PRD y sus llamadas tribus. Cuando menos, en este instituto político, en un escenario cada vez más polarizado entre las corrientes conservadoras y los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, las diferencias existentes lo mismo a nivel nacional que en las entidades federativas, con mayor o menor claridad se identifican, se hacen públicas, se debate frente a la militancia y de cara a los medios; zanjándose o profundizándose los desacuerdos, reencontrándose o alejándose de los principios y suma de voluntades que dieran lugar al nacimiento del partido. Lo que no se observa en ningún otro de los institutos que conforman el sistema de partidos políticos en México.

Luego es notorio que el escenario virtual, mediático, no se corresponde con la realidad. Siendo por ello particularmente grave el que sea a partir de este escenario que se cocine una Reforma de Estado. El resultante de este ejercicio, ajeno a la realidad nacional, sería expresión de la voluntad de quién o de qué intereses, regionales, o de grupo, cabe la pregunta.

martes, 11 de diciembre de 2007

Hablando de la soga en casa del ahorcado

Pulso Crítico

J. Enrique Olivera Arce

En colaboración anterior destacamos la contradicción en que suele incurrirse magnificando, por un lado, los resultados de la administración pública de Veracruz y, por el otro, descalificando a la mayoría de los integrantes del gabinete, bajo cuya responsabilidad recae la operación de las políticas de gobierno. No hubo que esperar mucho para que tal percepción fuera confirmada.

Correspondiendo en esta ocasión ponerlo sobre relieve a Reynaldo Escobar Pérez, Secretario general de Gobierno, quién con pleno conocimiento de causa y descubriendo el hilo negro, hablara ante la diputación local de la existencia de preocupantes niveles de corrupción en la procuración e impartición de justicia en el estado, precisamente cuando su comparecencia ante los legisladores tuviera por objeto destacar los éxitos y fortalezas de la administración, plasmados en el Tercer Informe de Gobierno del Maestro Fidel Herrera Beltrán, y no sus flaquezas.

Reynaldo Escobar Pérez, incurrió así en la misma contradicción que ya hemos señalado. Dando pie a una nueva andanada de especulaciones y descalificaciones. Si el funcionario en cuestión sabe a ciencia cierta de la existencia de actos de corrupción e impunidad en la procuración e impartición de justicia en Veracruz, su obligación era y es denunciar tales ilícitos, informando previamente al titular del Poder Ejecutivo.

Más, cuando es del dominio público que no se puede ser un abogado litigante exitoso, si este no se pliega a los “usos y costumbres” de la burocracia encargada de la procuración e impartición de justicia. Escobar Pérez, lo ha vivido en carne propia y tiene los pelos de la burra en la mano, por lo que no es aceptable que pudiera evadir el conocimiento de causa, apoyando su dicho simplemente en habladurías. Dos connotados abogados, el Procurador y el nuevo presidente del Tribunal Superior de Justicia, salen a la palestra, aceptando en principio que la procuración e impartición de justicia en la entidad padece de corrupción y propicia la impunidad, quedando mal parado el gobierno fidelista.

Correspondiendo al propio titular del ejecutivo, cuidarse de aclarar que el fenómeno de la corrupción no es nuevo, que se viene arrastrando como rezago de viejos tiempos. Sin embargo, el mal ya estaba hecho. No se puede calificar con 10 a un gobierno en el que un funcionario de primer nivel, como es el Secretario General de Gobierno, descalifica al Procurador, que depende del Poder Ejecutivo y, de paso, descalifica al Poder Judicial en su conjunto. La contradicción percibida se confirma. Los medios de comunicación se encargan de poner en la picota a quién aún es Procurador y al ahora ex Presidente del Tribunal Superior de Justicia, por no frenar el endémico mal en su oportunidad.

Tras el niño ahogado, ahora se trata de tapar el pozo, anunciando medidas emergentes de combate a la corrupción en la Procuraduría General de Justicia, y exhortando al Poder Judicial a que investigue y erradique la corrupción e impunidad en su área de competencia. Hasta este momento no se ha sabido que el Sr. Secretario de Gobierno contribuya a la limpia, ratificando sus aseveraciones ante la fiscalía correspondiente.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Los Magistrados de la SCJN ante el caso de Lydia Cacho

A la pregunta “¿En el caso de la periodista Lydia Cacho, desahogado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación el pasado 29 de noviembre, existieron violaciones graves y confabulación de autoridades?”, los ministros respondieron - www.scjn.gob.mx - :

A FAVOR

Juan Silva Meza

“Repito, sí queda probada la violación grave de garantías individuales de la señora Lydia Cacho Ribeiro, sí existió concierto de autoridades para llevar a cabo esa violación, y sí es posible determinar a las autoridades involucradas en esa violación. Mi respuesta es obvia. Un sí monosilábico pero que encierra todo el contenido de una investigación seria y profesional, realizada por mandato de este tribunal pleno. Tengo la convicción plena de que en un estado constitucional y democrático de derecho, la impunidad no tiene cabida”

José Ramón Cossío

“Por su puesto que no vamos a encontrar, en una actividad realizada por autoridades públicas, pruebas o confesiones o elementos directos; me parece que sería realmente ingenuo suponer que esto va a acontecer, justamente cuando el concierto puede tener la presunción o la intención de lastimar a una persona. Si uno toma el registro de las llamadas telefónicas que aceptamos como prueba documental y al valorar, uno se da cuenta que existen ciertos patrones ... que permiten comprobar una violación grave derivada de un concierto de autoridades. Allí es donde me parece que está, insisto, la nota de gravedad”

Genaro Góngora Pimentel

“Para mí sí quedó probada la violación grave. Para mí sí hubo concierto de autoridades, lo que se demuestra con ese flujo de llamadas y con las irregularidades en el expediente. Lo grave es que el gobernador hubiera utilizado al Poder Judicial local para esta violación de garantías y a mí me parece que el señor ministro instructor logró demostrarlo”

José de Jesús Gudiño Pelayo

“Yo creo que sí hubo violación grave de garantías individuales. Considero que sí hubo concierto de autoridades, está plenamente demostrado a través de la prueba circunstancial, debidamente, lógicamente, engarzadas”

EN CONTRA

Sergio Aguirre Anguiano

“Para mí no existe probado, con prueba idónea, en la especie, que la señora Cacho haya sufrido violación grave de sus garantías individuales. Reconozco ante todo su derecho de escribir lo que le plazca, de publicar lo que le plazca, reconozco que no podrá haber acciones penales hoy por hoy en contra de ella si calumnia, en el caso de que lo haga, pero lo que no reconozco es su derecho a cambiar las versiones de lo que le pasó. Fue aprehendida en Quintana Roo, eso es cierto; fue trasladada a Puebla con agentes judiciales varones, esto es cierto, cuando menos está debidamente probado; fue, se dice, con posterioridad seguida por una intimidante camioneta blanca marca Liberty; bueno, depende del ánimo de la persona, hay quien se puede intimidar con una bicicleta, una camioneta, o con un tráiler, para mí esto carece de significación”

Mariano Azuela Güitrón

“Muy brevemente, coincido con el ministro Sergio Aguirre... no está probada la violación gravísima de garantías individuales”

Margarita Luna Ramos

“Durante el proceso de la señora Cacho, pudo o de hecho, hubo violaciones a sus garantías individuales, me queda clarísimo; nada más bastó ver el expediente para en un momento dado advertir que sí pudo haber muchas violaciones a sus garantías individuales, pero violaciones posiblemente resarcibles. ¿A través de qué? A través de los medios jurídicos que establece nuestro propio sistema jurídico; no aquellos determinados y establecidos para que esta Corte realice una investigación y además emita una recomendación, en términos del artículo 97 constitucional”

Olga Sánchez Cordero

“Yo estimo que los traslados en general no son agradables ni mucho menos. Ni siquiera, a veces muestran los oficios de colaboración, son traslados que se hacen entre las procuradurías, con policías judiciales, no necesariamente agradables, y éste es el caso, y el caso es que ella cuando menos sintió tortura sicológica. Pero es inexacto lo que se afirma en el sentido de que existen elementos suficientes para tener por demostrada la injerencia del funcionario, en este caso del gobernador o de otras autoridades, para que existiera un concierto para violar sus garantías individuales”

Guillermo Ortiz Mayagoitia

“Esa grabación demuestra, a lo más, una relación de lo que hablaron el señor gobernador y Kamel Nacif. Demuestra quizá, sí, de llegarla a aceptar como tal, una intervención aislada para que se llevara adelante un proceso penal, cuyas irregularidades nos las ha puesto de manifiesto el señor ministro titular de esta Comisión de Investigación. Y yo diría (que) son irregularidades m e n o r es … en todo caso una señal mal interpretada por parte de quienes ejecutaron los restantes actos”

Sergio Valls Hernández

“Considero que de las quinientas treinta y tres fojas que forman este expediente 2/2006, no se acredita de manera fehaciente violaciones graves a las garantías individuales de la señora Lydia Cacho Ribeiro; es decir, no tenemos elementos que nos permitan afirmar con plena certeza y no en base a suposiciones, que se produjeron violaciones leves o graves a las garantías individuales de la señora Cacho Ribeiro”

Corresponde a la opinión pública juzgar la actuación de los ministros, pero más allá de la indignación no debe olvidarse que aunque todos comen en el mismo pesebre, no todos patean del mismo lado.

jueves, 6 de diciembre de 2007

El asistencialismo en sector rural pierde eficacia

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

*El México que conocemos será otro a partir de enero

Los paliativos coyunturales con los que se ha pretendido taparle el ojo al macho en el campo mexicano, han dejado de ser políticamente eficaces. La apertura total para el sector agropecuario, a partir del próximo año - en la que se contempla la eliminación de los aranceles en las importaciones de maíz, frijol, azúcar y leche en polvo –, coloca a la economía rural nacional en una franca indefensión. Desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en la administración salinista, eran más que exigidos profundos cambios estructurales para reducir las desventajas de una asociación comercial asimétrica. Estos cambios no se dieron.

Las consecuencias, a unos días del fatídico primero de enero del 2008, ya están a la vista. El conflicto en la industria azucarera, que enfrenta a los propietarios de los 42 ingenios del país con sus abastecedores de la materia prima, y la firma del acuerdo entre los productores de maíz con la trasnacional GRUMA (Grupo MASECA), se ubican en este contexto.

Estos eventos son apenas un indicio del proceso de supeditación, con desventajas evidentes, a que estarán sujetos los productores nacionales en un mercado mundial dominado por la poderosa dupla internacional de las industrias agroalimentaria y agroquímica. La asimetría que objetivamente priva entre una economía agraria desvencijada, desorganizada, ajena a nuestra realidad geopolítica y neoeconómica, y la subsidiada y altamente tecnificada de los productores norteamericanos y canadienses, subordina a la soberanía alimentaria de México a decisiones externas del gran capital.

25 años de políticas neoliberales de desmantelamiento de la economía campesina, privatización y pulverización del ejido, restricción del crédito rural, supresión de los precios de garantía, y abandono de la investigación científico técnica, extencionismo y organización social para la producción, en prácticamente todo el territorio nacional, han dado como resultado la total indefensión de los pequeños y medianos productores del sector agropecuario –que constituyen mayoría-, frente al proceso de globalización dominado por las fuerzas del mercado. A decir de las principales organizaciones nacionales que representan al sector rural, las políticas oficiales han contribuido a la creación de una nueva burguesía rural y a la proletarización de ejidatarios y pequeños propietarios rurales, así como han propiciado la migración de la mano de obra excedente.

Si en su momento los programas asistenciales de combate a la pobreza políticamente fueron la válvula de escape, mitigando los efectos del desmantelamiento del sector productivo rural bajo el supuesto de búsqueda de mayores índices de eficiencia, productividad y competitividad, estos dejan de ser eficaces tanto en el orden económico como en el político, frente a una nueva realidad. La lucha de clases, que se daba como desaparecida con la globalización y el neoliberalismo, en el sector más desprotegido de la economía nacional vuelve por sus fueros como generadora de conflicto. El México que conocemos, antes de la apertura arancelaria pactada, será otro a partir del primero de enero de 2008.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Injusticia en la Suprema Corte

A continuación transcribo el artículo del historiador Arnoldo Kraus, publicado el día de hoy en el diario "La Jornada", que por su relevancia merece ser tomado en cuenta, difundirse y conservarse, como expresión paradigmática de la indignación que despertara en México la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en torno a la investigación que esta realizara con motivo de la violación de los derechos humanos de la periodista Lydia Cacho.


Injusticia en la Suprema Corte

Arnoldo Kraus

¿Qué queda entre las aguas que sepultaron buena parte de Tabasco y la exoneración del gobernador de Puebla, Mario Marín, por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)? Queda el México atrapado por la injusticia, el México sin solución y con mínimas esperanzas sobre temas tan críticos como la ética de los funcionarios públicos. Queda también el incremento en el descrédito hacia el gobierno y el repudio hacia sus instituciones.

Mientras que las aguas desvelan mucho de lo que no hicieron los gobernadores y sus secuaces en Tabasco, el fallo, ya desde ahora histórico de la SCJN, al exculpar al gobernador Marín de las acusaciones por la violación de las garantías individuales de la periodista Lydia Cacho muestra el desprecio de la Corte hacia el grueso de la población mexicana.

En el México contemporáneo, la naturaleza y algunos de los encargados de impartir justicia hermanan a la población; ambos actos exponen la brutal desprotección de la sociedad y, en el caso de la periodista, la inutilidad de la razón. El affaire Marín-Cacho-SCJN refleja también otras realidades execrables y temibles que pueden resumirse en las siguientes preguntas: si se exonera a un gobernador, a todas luces responsable ante la opinión pública nacional y mundial de vulnerar los derechos humanos de una periodista, cuyo nombre ha recorrido el planeta, ¿qué le espera a la población innominada y cuáles son las lecciones de esta lamentable decisión?

La enseñanza que deja la conclusión de la SCJN es que en México la justicia es endeble, acomodaticia y magra. Testigos de esa actitud son los millones y millones de innominados, sean las menores cuyos derechos humanos habían sido violentados por Kamel Nacif, el celebérrimo amigo de Mario Marín, los heroicos poblanos que han sido expulsados de sus tierras y desde los restaurantes de Nueva York mantienen a sus familiares ante la inoperancia y la corrupción de sus gobiernos o el resto de los mexicanos transparentes, como los tabasqueños, sepultados por la ineptitud y los hurtos de sus gobernadores.

Para quienes hemos seguido el caso de Lydia Cacho, la lamentable decisión de la SCJN transmite un mensaje muy claro: mientras nos gobiernen quienes nos han gobernado los derechos humanos en México nunca se respetarán. Lo mismo puede decirse de la justicia y de la ética, cuya prioridad es casi nula para las autoridades mexicanas. Es obvio que si a nuestro gobierno no le preocupa exponerse ante el mundo, a pesar de la reputación de Cacho, menos le intranquiliza la suerte de millones de innominados.

La resolución de los magistrados es lamentable por el desdén que implica contra el grueso de la opinión pública; aunque no cuento con estadísticas –no creo que existan–, comprometo mi opinión al afirmar que la mayoría de las personas enteradas del caso Marín-Cacho están convencidas de las terribles amenazas sufridas por la periodista. No sobra recordar que el meollo del asunto es el tráfico de menores con fines sexuales, tema nefando para el cual no existe perdón posible.

A los sinsabores anteriores deben agregarse la vindicación de la impunidad como sino de la “democracia a la mexicana”, la inseguridad de la población acentuada por la decisión de la SCJN y la creciente falta de confianza de la sociedad hacia las instituciones gubernamentales. Todo un ramillete marchito del panorama político y legal del México contemporáneo, cuya suma deviene desesperanza: los mexicanos no contamos con garantías individuales. No sobra recordar que el presidente Calderón condenó a Marín en 2006: “Mi repudio y mi más enérgico rechazo a la actuación del gobernador de Puebla… en el caso de la detención de la periodista Lydia Cacho”.

La decisión de la SCJN alarma. Si bien fue una votación “apretada”, seis contra cuatro, la mayoría de los magistrados consideraron que “no se puede afirmar… que Marín tuvo la participación que se le imputa”. Si bien las grabaciones telefónicas no son un método ético para obtener información, lo que escuchamos en los diálogos, no precisamente platónicos entre Marín y Nacif, aunados al resto de las evidencias demostradas por la periodista, son elementos suficientes para saber que la razón asiste a Cacho y que la resolución de la Corte no sólo es un agravio contra la nación, sino una infamia contra su propia imagen.

Descreer en estructuras supuestamente acreditadas y neutrales es signo ominoso. Con su fallo la Corte abre la puerta para que los Marín, los Nacif y los Succar sigan no sólo reproduciéndose ad nauseam, sino que avala sus acciones y las apoya.

Los ministros de la Corte están preocupados y piden que sobre el caso de la periodista Lydia Cacho se les juzgue por sus argumentos, que difunden en su página de internet (www.scjn.gob.mx). Pero eso sí, por separado. Carlos Avilés, El Universal

lunes, 3 de diciembre de 2007

Tabasco. O todos coludos o todos rabones

En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce

En aquellos lejanos días en los que el ser humano inició su aprendizaje como humano, la cultura giraba en torno a dos manifestaciones básicas: el conocimiento para sobrevivir conviviendo con una naturaleza hostil, y el correlativo conocimiento para hacer de esta, fuente sustantiva de su alimentación y abrigo. Satisfecha la necesidad básica de supervivencia, la reproducción de la especie superior fue pecata minuta. Todo el conocimiento acumulado posteriormente ha resultado accesorio, simple y llanamente, pesado fardo cultural que hay que llevar a cuestas a lo largo del camino, en el afán nunca satisfecho de dejar de ser masa, parte, para convertirse en individuo.

Una cosa tan elemental, en la modernidad y lo que los profundos pensadores de nuestros días califican hoy como posmodernidad, parece haberse perdido al paso del tiempo en la memoria histórica de la humanidad. El fin último de la especie, la supervivencia, pasa a segundo plano en la jerarquización de necesidades y la manera de resolverlas. Lo accesorio se privilegia como manifestación sustantiva del quehacer cotidiano de la especie humana.

Ufff. Disquisición cercana a rollo filosófico sin sentido. Pero que bien puede ser modesta aproximación a lo que los sabios que profundizan en la entendedera del conocimiento enseñan como el pensar con la cabeza a partir de donde pisan los pies, cuando con la simple observación se constata que las hormigas, seres diminutos que menospreciamos por considerarles inferiores, de manera instintiva pactan con la naturaleza con el fin de cumplir, mediante la mutua cooperación, todos o algunos de los fines de su existencia.

Sabio actuar de estos pequeños seres vivientes, frente a la soberbia de lo humano. Ante la magnitud de la tarea a que cotidianamente enfrentan, la individualidad se diluye, la acción colectiva, fórmula de supervivencia, hace de la concertación y la cooperación instrumentos para la búsqueda del bien común; el miedo individual a confundirse con la masa, no existe para las hormigas. Lo superfluo para estas no tiene cabida al paso del tiempo. Todos a favor de todos, es la consigna, en tanto el hombre, ser superior, se inclina a favor del todos contra todos, ignorando el fin último de los primeros días.

Pero, ¿a que viene tanto rollo? ¿Qué tienen que ver las hormigas y mucho menos el eslabón perdido, con el desastre que aqueja a nuestros vecinos tabasqueños? Posiblemente nada, pero a tal reflexión invita el Sr. Calderón Hinojosa, el mismo que en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara recibiera cara a cara de una fémina, el calificativo de “espurio”, cuando al margen de toda previsión resuelve individualizar la respuesta a la tragedia colectiva, otorgando a título gratuito y con cargo a fondo perdido, una compensación en vales de 10, 000 pesos a cada una de las familia que oficialmente son consideradas afectadas.

Paliativo que no resuelve ni resolverá nada sustantivo, como tampoco contribuirá a legitimar al Sr. Calderón en el cargo que ostenta, “de facto”, diría el escritor Fernando Del Paso. Antes al contrario, con la medida no sólo se enfrenta a los que menos tienen con los que tienen algo más o mucho más. A los que efectivamente perdieran su patrimonio vital con los que perdieran lo superfluo. Todos quieren y nadie desea quedar atrás. O todos coludos o todos rabones. También constituye un acto propiciatorio para que los grandes almacenes, como Elektra, por ejemplo, resulten ser los primeros beneficiarios de la tragedia.

Pero eso no es todo. Lo grave, lo verdaderamente grave, es que por falta de visión de Estado y desconocimiento del terreno que se pisa, se abre la Caja de Pandora y Calderón tendrá por ello que asumir el costo político.

Con la medida adoptada, se reactiva en Tabasco no la vida económica de la entidad. Se abre la puerta a la llamada “industria de la reclamación”, que cobrara fama en la Chontalpa y región lagunar, ante las afectaciones derivadas de la ampliación de la Boca de Panteones por PEMEX. Todo tabasqueño, en lo individual y familiar, se sentirá con derecho a exigir del gobierno una justa compensación. El poco dinero disponible, 7 mil millones hasta ahora, se canalizará a gasto corriente en la tarea de identificación, evaluación, pago de afectaciones y control contable de los egresos, así como a la adquisición de bienes de consumo por parte de la población beneficiaria, restándosele a las tareas sustantivas de beneficio colectivo y búsqueda del bien común, como la reconstrucción, el rescate agropecuario, y la dotación de infraestructura de previsión, control y reencauzamiento de los cuerpos de agua.

Pasado un tiempo razonable, apagados los reflectores mediáticos, las cosas seguirán igual que como estaban antes del desastre. La naturaleza, en su momento, presentará nueva factura. Las hormigas en una acción colectiva y concertada, pondrán nidos y alimentos a buen recaudo, asegurando su supervivencia, en tanto los seres superiores, los humanos, enfrentados y al grito de todos coludos o todos rabones, serán nuevamente víctimas del desastre anunciado.

pulsocritico@gmail.com

domingo, 25 de noviembre de 2007

La contradicción

Opinión para Newsver

J. Enrique Olivera Arce

Desde los inicios de la actual administración pública estatal, entre murmullos palaciegos y chismes mediáticos, se ha ido construyendo la percepción de que un buen número de funcionarios de primero y segundo nivel en el gabinete del Poder Ejecutivo no son aptos para el desempeño de la función que se les tiene encomendada. Desde que a finales del 2004 se diera a conocer la integración del equipo de trabajo del gobernador Herrera Beltrán, empezaron los cuestionamientos y los “borregos” respecto a cambios inminentes.

Se ha hablado de pago de facturas por servicios prestados en campaña, de alianzas con las cabezas visibles de diversos grupos al interior del PRI estatal que declinaran a favor de la candidatura del hoy gobernante, e incluso de un interés especial por acunar a jóvenes inexpertos que podrían en el futuro destacar con brillo propio. En todos los casos, el denominador común en la descalificación ha venido siendo tanto el que la mayoría de los funcionarios de primero y segundo nivel no reúnen el perfil que demanda la tarea, como su incapacidad para interpretar las políticas trazadas por el titular del ejecutivo y desempeñarse al mismo ritmo e intensidad de trabajo del gobernador. La insistencia mediática en forzar a Fidel Herrera Beltrán a realizar cambios, sigue manifestándose de manera insistente.

Lo curioso del caso, una verdadera contradicción, es que quienes alimentan la percepción de que el gobernador no cuenta con un equipo de trabajo a la altura de las necesidades y expectativas de Veracruz y del propio titular del ejecutivo, son los primeros en exaltar las enormes virtudes, eficiencia y eficacia, de la administración pública estatal. Atribuyendo al gobernador el contar con una varita mágica que todo puede, que todo resuelve y que coloca, a quien la esgrime, como el mejor gobernador a lo largo de la historia de la entidad.

Hoy tras el cumplimiento de la primera mitad del gobierno del maestro Fidel Herrera Beltrán, las mismas voces que exaltaran la magnificencia de los resultados de la gestión, expresados de palabra y por escrito en el Tercer Informe de Gobierno, insisten en la necesidad de la reestructuración del gabinete con el arribo de sangre fresca, bajo el pretexto de la necesaria consolidación de la gran obra del gobernante.

En este escenario, vale preguntarse cómo, con funcionarios de primero y segundo nivel de tan bajo perfil y rendimiento, ha sido posible para la administración pública estatal, alcanzar tan notables resultados. O los rumorólogos y los chismosos están equivocados en sus apreciaciones, o efectivamente, Fidel Herrera Beltrán cuenta con una varita mágica que satisface a plenitud las expectativas de los aplaudidores.

A mi juicio, ni lo uno ni lo otro. Tal paradoja no se refleja en la realidad. Ni se cuenta con un gabinete tan mediocre, ni hay tal varita mágica en manos de un genio. Se hace lo que se puede, conjugando lo deseable con lo posible, en el marco de disponibilidades presupuestales escasas, pero también con las limitaciones propias de un escenario nacional en el que se percibe la carencia de rumbo, la obsolescencia del sistema político, y la insistencia en la inserción tardía del país en los procesos globalizadores de una economía mundial en permanente crisis y reacomodo.

Si no se percibe claridad en el rumbo de la Nación, no puede hablarse de claridad de rumbo en la entidad veracruzana. La coyuntura domina y los lugares comunes se imponen. No hay cabida para la visión de largo plazo; ni tampoco son momentos para jugar a la democracia, como en su momento trascendiera que expresara el gobernador ante un grupo de fieles servidores.

La administración pública veracruzana, ha sido exitosa en la contingencia. Se ha sabido con oportunidad capear el temporal y en ello, ni duda cabe, debe reconocérselo a la inteligencia y experiencia política de quien lleva el timón de la nave, pero también a la mayoría de los funcionarios de primero y segundo nivel, e indudablemente a quienes aterrizan con su trabajo cotidiano las disposiciones emanadas del ejecutivo, que han entendido la jugada actuando en consecuencia. El perfil de cada uno ha resultado idóneo para la tarea.

Otra cosa sería si se pretendiera modificar estructuralmente la vida económica y social de Veracruz, actuando en el terreno de los históricos rezagos en materia de desigualdad, pobreza y exclusión. Ni el escenario político nacional es propicio para ello, ni la dinámica neoliberal de una economía estancada da pie para ello. Se hace lo que se puede, se recurre a lo disponible y se evita lo que hoy parece imposible de resolver, existiendo un cierto nivel de consenso de que se hace bien. No se pueden pedir peras al olmo.

Bajo este punto de vista, bueno sería que más que descalificar sin razones válidas al equipo y exaltar sin medida al técnico, se coadyuvara a los esfuerzos de ambos, con menos rumores, menos chismes, más honestidad intelectual, más objetividad y más trabajo.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Yunes Zorrilla, oportunista y demagogo

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Mal inicio. José Yunes Zorrilla, presidente del CDE del PRI en Veracruz, incurriendo en los mismos errores de su antecesor y, peor aún, defraudando a quienes esperan otra cosa de un ya experimentado joven político, economista brillante, y con una amplia cultura general que le abre las puertas en diversos escenarios de la vida política y social de Veracruz, se muestra como un oportunista y demagogo.

Dejándose llevar por la política mediática que tantos dividendos en lo personal le ha dejado a Alfredo Gándara, artífice de la comunicación social en el estado, pero que mucho daño le ha hecho a Veracruz, el ex aspirante a Senador, en el marco del "Primer Taller Parlamentario Ambiental" organizado por su partido y celebrado en Villahermosa, Tabasco, no tuvo empacho en declarar a los medios que: “Los gobiernos priístas están trabajando con toda responsabilidad para cuidar el medio ambiente y se preparan para enfrentar con éxito los embates por el cambio climático, Veracruz y el gobernador Fidel Herrera encabezan esta acción…” Agregando, "que los gobiernos del partido tricolor asumen con responsabilidad el papel que les toca en la lucha contra el cambio climático y los peligros que acechan al medio ambiente…” Como prueba de su afirmación, hizo referencia al Plan Veracruzano de Desarrollo, donde a decir del ex candidato a senador, se da un diagnóstico completo y realista y donde se fijan las políticas a seguir en materia ambiental en Veracruz.

Declaraciones que si bien, en la forma, puede ser del agrado del gobernador y el coro mediático de siempre, carecen, en el fondo, de sustento y de visión de futuro; exhibiendo la pobre cultura política de un importante sector de la clase política veracruzana; así como el afán desmedido por hacer de Fidel Herrera Beltrán el paladín de todas las batallas. Ni en Veracruz ni en ninguna otra entidad federativa, se trabaja con toda responsabilidad en el cuidado del medio ambiente. Con mucho mayor razón, de ninguna manera se puede afirmar que los gobiernos priístas, o los que encabezan el PAN o el PRD en el país, se preparan para enfrentar con éxito los embates de la naturaleza por el fenómeno del cambio climático. El discurso político no se hace acompañar por hechos concretos en tal sentido.

Enfrentar lo que el ser humano ha propiciado, y luchar contra un fenómeno hasta ahora irreversible, son dos cosas distintas. Yunes Zorrilla confunde protección coyuntural del medio ambiente con medidas estratégicas para enfrentar el fenómeno del calentamiento global y el cambio climático. Lo paradigmático, es que no se avanza ni en uno ni en otro sentido. Tabasco y su más de un millón de damnificados, es un ejemplo de negligencia y abandono por parte de los gobiernos priístas. Veracruz no se queda atrás.

Enfrentar los efectos del cambio climático requiere algo más que declaraciones y afán por proyectar allende nuestras fronteras la imagen del titular del ejecutivo. Empieza por tomar conciencia a todos los niveles de la gravedad del problema y generar entre la población una amplia cultura de prevención, que se soporte en procesos participativos de planificación estratégica de mediano y largo plazo, como la que ya han recomendado diversos expertos en el tema. México, y por lo consiguiente Veracruz, se mantienen ajenos a ello. De hecho, se le ha dado la espalda.

Resulta absurdo y fuera de lugar, por tanto, afirmar que el remedo de Plan Estatal de Desarrollo de la entidad cuenta ya con un diagnóstico completo, veraz y realista, donde se fijan las políticas a seguir en materia ambiental, cuando aún no se toma plena conciencia de la diferencia entre cuidar, preservar e incrementar la calidad de vida de la población en su relación con el medio ambiente, y las medidas a adoptar para, en el mediano y largo plazo, mitigar en la medida de lo posible los efectos de un fenómeno que habiéndonos tomado por sorpresa, a escala planetaria no podemos evitar.

¿Se están tomando medidas para actuar en consecuencia, en previsión a lo que viene? Que la respuesta la den los propios expertos y los veracruzanos, tamaulipecos, tabasqueños, chiapanecos, campechanos y yucatecos, de las regiones costeras del Golfo de México que, bajo los efectos del cambio climático, están ya sufriendo los embates de un fenómeno que ni fue previsto con oportunidad ni se le ha dado la importancia debida, más allá de medidas asistencialistas de prevención coyuntural de afectaciones y atención a damnificados, como las que año con año, desastre tras desastre, con el auxilio y tejemanejes del FONDEN vienen teniendo lugar en todo el país bajo la conducción de los tres órdenes de gobierno. ¿No acaso seguimos las mismas prácticas de irracionalidad, que se dice combatir, emulando a los países altamente industrializados con programas de crecimiento económico que lejos de mitigar incrementan los riesgos?

No se escucha a los científicos y expertos que han puesto sobre aviso a la humanidad, mucho menos a la población damnificada. Y, en la coyuntura, la urgencia de acciones inmediatistas impulsadas por el afán de acumular riquezas sobre explotando recursos naturales y humanos, e incrementar el poder temporal de unos cuantos, se privilegian sobre lo importante, la supervivencia. Veracruz no escapa a esta realidad. En este escenario habría que ubicar la ligereza de las afirmaciones del dirigente estatal del PRI.

Mal inicio el de José Yunes Zorrilla. Dando la impresión de que, irresponsáblemente, simplemente se suma a la consigna de atacar los puntos flacos de PEMEX y su incidencia en el deterioro del medio ambiente, en nombre de una política de chantaje que pretende hacer de la paraestatal origen de un problema de deterioro que nos ha rebasado. Pero también de inducción psicológica que impactando en el imaginario popular, justifique la incapacidad gubernamental, en los tres órdenes de gobierno, para atender integralmente a un cada vez mayor número de afectaciones derivadas de fenómenos naturales recurrentes; a los que se suma la ausencia de visión estratégica y acciones jerarquizadas consecuentes de prevención.

Las declaraciones de Yunes Zorrilla, se dieron en una entidad federativa que hoy vive el mayor desastre de su historia, gracias a que los gobiernos priístas cancelaron de un plumazo a la Secretaría de Recursos Hidráulicos y a la Comisión del Río Grijalva, a la par que dejaron a Tabasco abandonado a su suerte, a merced de un sistema hidrológico no controlado y de una clase política negligente y corrupta. La realidad se ha encargado de mostrar que no se puede ir en contra de la naturaleza. Mucho menos combatir sus embates con discursos y desplantes partidistas.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Llamado a la Nación Mexicana

1. El momento histórico que vivimos

1°. México ha vivido y está viviendo un proceso de ocupación integral, a la vez abierto y silencioso, que muchas organizaciones políticas y grupos de la sociedad civil –entre ellas Paz con Democracia— han estado denunciando desde hace décadas, estructurado mediante reformas a la Constitución y a través de disposiciones de hecho. Estas políticas y transformaciones aplicadas sin un examen público informado –legalizadas o fuera de la ley –, impuestas por los gobernantes, al profundizar y extender la ocupación, han refuncionalizado nuestra nación al proyecto “globalizador” y hegemónico del “imperialismo colectivo” que hoy domina una inmensa región del mundo, encabezado por Estados Unidos de América.

Pablo González Casanova, Víctor Flores Olea, Miguel Concha Malo, Miguel Álvarez, Luis Hernández Navarro, Alicia Castellanos Guerrero, Gilberto López y Rivas, Héctor de la Cueva, Ana Esther Ceceña, Magdalena Gómez, Higinio Muñoz, Samuel Ruiz García, José Antonio Almazán, Dolores González, Pablo Romo Cedano, Gonzalo Ituarte Verduzco, Juan Bañuelos, Juan Brom, Oscar González, Guillermo Briseño, Guillermo Almeyra, Alfredo López Austin, Carlos Fazio , Rafael Reygadas, María Fernanda Campa Uranga, Manuela Alvarez y Santiago Alvarez.

Texto completo



jueves, 15 de noviembre de 2007

Las dos caras de la moneda

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce


Los contrastes no se dejaron esperar. Durante el diálogo que con motivo de su Tercer Informe de Gobierno, sostuviera el gobernador Herrera Beltrán con los diputados que integran la XLI Legislatura local, estos fueron más que manifiestos. Partidizada la representación popular, al triunfalismo priísta que insiste en dividir a los veracruzanos, separándolos entre fieles e infieles, se opuso la estupidez de un panismo retrógrada y la incongruencia perredista que no hace acompañar al discurso con hechos concretos y palpables, que le distingan como una oposición política responsable.

Como era de esperarse, las intervenciones del mandatario veracruzano no aportaron nada nuevo. A lo largo de su gestión y en especial en el tercer año de su mandato, se ha dicho todo. La efectiva labor propagandística de su gobierno se ha encargado de dar a conocer con oportunidad todos y cada uno de los logros alcanzados por la administración pública veracruzana, que no son pocos por cierto y que sin duda hablan por sí solos de los avances que registra la entidad en diversos rubros de la vida económica y social de la entidad. Lo único novedoso, fue el formato adoptado y el optimismo desbordado de un priísmo que sin mayor esfuerzo tiene hoy el sartén por el mango en la XLI Legislatura.

Y digo que sin mayor esfuerzo, porque a la luz de los hechos, el PRI recupera la hegemonía política sin necesidad de mover un dedo en la tarea que se echara a cuestas de reconstruir o reinventar democráticamente al partido. Para tener la mayoría absoluta en el Congreso local, ha bastado el singular esfuerzo por trascender de Fidel Herrera Beltrán, cuyo despliegue de inteligencia, colmillo político, disciplina y capacidad impresionante de trabajo, ha puesto en evidencia a una oposición miope y corrupta.

Señalo también el optimismo desbordado del priísmo veracruzano. Porque este se hace acompañar de soberbia y prepotencia. Para la mayoría de los círculos cercanos al poder, la oposición al partido tricolor no existe en Veracruz. Confundiendo la estupidez de un Alejandro Vázquez Cuevas o el pragmatismo y oportunismo pedestre de un Arturo Herviz, con el pluralismo político de una sociedad en la que amplios sectores de la población, ni comulgan con el priísmo ni cuentan con un liderazgo auténtico a través del cual expresar su sentir.

Espectáculo teñido de rojo y de simulación histriónica, en el que sólo se hablara de triunfos, sin destacar las derrotas. Veracruz late con fuerza al calor del titular del poder ejecutivo y los logros de tres años de gestión, calificándose con diez a sólo una cara de la moneda. Si bien los avances son significativos, no han sido suficientes para hacer retroceder ancestrales rezagos en la calidad de vida de la mayoría de los veracruzanos. La pobreza y la desigualdad siguen campeando por sus fueros. La otra cara de la moneda, ignorada en el evento, oculta de los reflectores mediáticos, sin nadie que se atreva a calificarla, sigue determinando en la vida presente y futura de la entidad. Sólo la voz solitaria de Margarita Guillaumín Romero, vilipendiada y descalificada por una galería de porros, puso el dedo en la yaga. Centrando su discurso de posicionamiento partidista en lo que más duele y lastima a los veracruzanos. Sus palabras se perdieron en el vacío. El discurso no tuvo eco; la incongruencia entre lo que se dice y lo que se hace en el PRD, restan la mínima autoridad política necesaria para hacer prevalecer la idea de que la pobreza, la desigualdad, la inseguridad, la corrupción, la impunidad, y la deshonestidad intelectual, también laten con fuerza en Veracruz.

martes, 13 de noviembre de 2007

La telaraña mediática

Opinión para Newsver

J. Enrique Olivera Arce

Del halago desmedido al Presidente en turno se pasa a la diatriba severa al individuo cuyo mayor título para la nueva circunstancia es el de “ex”.

Beatriz Paredes

Hace tres años, la mayoría de los medios calificaba a la Legislatura saliente como pésima. En diversas publicaciones se destacaba la pobre actuación de los diputados salientes, acusándoles de tapadera propiciatoria para el endeudamiento extraordinario y de último momento de la administración alemanista.

Quienes mamaron de la ubre del alemanismo quemaron incienso ante la imagen de la pareja en la cúspide del poder estatal, hasta el último momento. Con el ascenso de Fidel Herrera Beltrán a la titularidad del poder ejecutivo, bruscamente la tónica cambió. El malo fue sepultado a periodicazo limpio, acusado de negligente y ladrón. El bueno y su consorte elevados a la calidad de semidioses.

Hoy, el fenómeno mediático vuelve a repetirse. La LX Legislatura se hace acreedora de la etiqueta de nefasta. Incluso, un locutor irreverente y lambiscón, no ha tenido empacho en afirmar que sus integrantes “le dijeron no a Veracruz”. Agregando que con ello la entidad acusa un atraso legislativo de tres años. Y dentro de tres años, aún si la LXI Legislatura que inicia actividades se muestra generosa con los medios, la historia volverá a repetirse. El rey ha muerto, viva el rey.

Lo mismo podría decirse de la actitud asumida por una mayoría de comunicadores, respecto a los alcaldes que en enero próximo concluyen su periodo constitucional. Los que regresan a sus actividades privadas, desde ya son objeto de todo tipo de calificativos negativos. Los que en suerte se reenganchan en el sector público estatal, como es el caso de Iván Hillman, están o estarán siendo objeto de no pocos halagos, merecidos o inmerecidos. Lo que en Yucatán se conoce como “cultivo”, se practica con creces en Veracruz.

Valiendo la pena destacar que los peores calificativos se aplican a ex diputados y próximos ex alcaldes de los partidos opositores. El sólo hecho de no militar en las filas de la fidelidad, los hace acreedores a los peores epítetos. Su imperdonable delito es el no haberse sometido al color en turno.

Hoy, a tres años de distancia, el gobernador y su señora esposa, son el centro protagónico del torbellino mediático. Nunca en la historia de Veracruz se había contado con un gobernante inteligente, visionario y cercano a la gente. Su muy personal estilo de gobernar es ejemplo a seguir por quienes saben decir sí a Veracruz. La entidad acusa una verdadera transformación económica y social, que abre la puerta de todo tipo de oportunidades a los que menos tienen, permitiéndoles el acceso a una vida digna, decorosa y sin sobresaltos. Para la pléyade de aspirantes a gobernar a Veracruz, el reto es lograr estar a la altura del que hoy, indebidamente, se dice manda en la entidad.

Si la ley no escrita a que históricamente atienden la mayoría de los medios impresos y radiofónicos –la TV se cuece aparte-, es la de halagar de manera desmedida a quien temporalmente ostenta el poder, sepultando en vida a los “ex” que navegan en el terreno incierto del desempleo sin posibilidades de defensa, cabe preguntarse, entonces, si prevalecerá el mismo tratamiento mediático para los integrantes de la LXI Legislatura, y los alcaldes que tomarán posesión de su encargo en enero próximo, al término de su gestión.

Por lo consiguiente, también procede la pregunta: ¿Cuál será el tratamiento que revisteros, comentaristas y columnistas le darán a Fidel Herrera Beltrán cuando concluya su mandato constitucional?

No hay que ser muy inteligentes para conocer la respuesta. Diputados y alcaldes salientes deberán acogerse a la condena mediática y sufrir las consecuencias en su vida profesional y familiar. En el caso de Fidel Herrera Beltrán, con su larga y fructífera experiencia política, seguramente sabe bien que nadie escapa de la telaraña que día a día, hasta el último día, con halagos y genuflexiones tejen los enanos. Como sabe bien del vuelco de la tortilla, al término de todo mandato, por lo que anímicamente estará más que preparado para enfrentar con entereza los vituperios de sus críticos, cuando llegue el momento de entregar la estafeta a su sucesor.

Los diputados que recién se estrenan, sobre todo los jóvenes fieles que arriban al Congreso no precisamente por méritos propios, tendrán que aprender a no perderse entre la miel del halago fácil e interesado, y de lo que significa el caer de la gracia de los medios, llegado el momento de marchar a casa.

jueves, 1 de noviembre de 2007

El Campo mexicano. Perversidad del PRIAN

En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce

Una vez más el PRI y el PAN en una perversa alianza dejan a su suerte al campo mexicano. La esperada indefensión frente a la apertura del sector agropecuario dispuesta en el TLCAN para enero próximo, debe darse ya como un hecho ante la negativa de las bancadas de ambos partidos en la Cámara de Diputados, a la autorización de partidas presupuestales específicas para el 2008, que estarían destinadas a para salvaguardar desde el gobierno federal a los campesinos mexicanos ante el inminente embate que representa la apertura a la libre exportación e importación de granos básicos.

El mayoriteo legislativo, de espaldas al campesinado nacional, descartó la propuesta del PRD, Convergencia y PT, sumándose a la indiferencia con la que, en los tres órdenes de gobierno del país, se contempla la traición salinista al campo mexicano. Dándose un paso más en contra de la soberanía alimentaria del Estado mexicano.

Ante el hecho consumado, los productores de granos básicos, carne, leche y azúcar, en su mayoría, pequeños y medianos, tendrán que enfrentar solos los efectos de la apertura arancelaria, compitiendo en absoluta desventaja con productores primarios y poderosos consorcios trasnacionales de la industria agroalimentaria, altamente subsidiados por los gobiernos norteamericano y canadiense.

Con lo anterior, queda demostrado que todo el escándalo mediático en torno al ex presidente Vicente Fox, incluido el show del derribo de la estatua en Boca del Río, no ha sido otra cosa que una cortina de humo más con la que el PRIAN pretende ocultar su traición a México. Preocupados y ocupados en las minucias del más que evidente saqueo de las arcas públicas por parte de la pareja de taimados seudo rancheros, los mexicanos nos mantenemos ajenos a lo sustantivo: la constante traición al país por una clase política insensible y corrupta, entregada a los intereses del gran capital.

No faltarán voces que afirmen lo contrario. Autoridades federales, estatales y municipales, así como la mayoría de la representación popular, sacará a relucir las ventajas de los programas asistencialistas, paliativos con los que dicen blindar al campo mexicano. A los que se les atribuye el fortalecimiento de capacidad productiva, competitividad y acceso a los mercados internacionales del sector agropecuario. Patrañas demagógicas con las que se dice simultáneamente se combate a la pobreza. Pasando por alto que nuestros productores agrícolas y pecuarios ni piden limosna ni pueden depender permanentemente de políticas emergentes que, en la coyuntura, si contribuyen a la distorsión de procesos electorales.

Los productores agropecuarios nacionales exigen trato justo dentro del marco de un tratado en el que compiten economías nacionales asimétricas, en beneficio de la más fuerte. Tal exigencia ha sido ignorada por las bancadas del PRI y el PAN en el Congreso de la Unión.

Y por si eso fuera poco, como consecuencia del mismo instrumento, al interior del país se hará competir criminalmente a economías regionales, también asimétricas, en las que las unidades productivas con mayor capacidad, nivel de integración, conexión con los circuitos comerciales internacionales y beneficiarias de una mayor concentración de infraestructura y respaldo gubernamental, eliminarán a aquellas que, como las de subsistencia, constituyen mayoría en el campo mexicano. No estando exento lo anterior de una probable inducción gubernamental al incremento de la migración, la proletarización de la mano de obra campesina y la reconversión de amplias áreas de cultivo substituyendo producción de alimentos por materia prima para la industria bioenergética, para restarle presión a lo que a partir del primero de enero del 2008 constituirá el problema más álgido de la Nación.

En este contexto, la representación popular electa que integrará la CLI Legislatura veracruzana, por cierto la más gris de que se tenga memoria, ajena al problema, como se constatara en las campañas proselitistas, se sumará al clima de indiferencia, demagogia y traición que priva en la atención al agro veracruzano. El emblemático armadillo de Rinconada será su pendón.

pulsocritico@gmail.com

domingo, 28 de octubre de 2007

Crisis y definiciones en el PRD

Opinión para Newsver

J. Enrique Olivera Arce

Lo dicho. En mi entrega anterior comentaba que la crisis actual del PRD es de identidad, no definiéndose aún si es un partido de izquierda o la suma de dispersas, disímbolas, y confrontadas corrientes ideológicas y pragmáticos intereses coyunturales. Cuando menos en Veracruz, esto se confirma, aunque debo reconocer un error en mi percepción que ya me fue señalado por una amable lectora: “la crisis no es del partido sino de la burocracia dirigente, que ha perdido el rumbo, alejándose de la militancia”.


Los actuales dirigentes del PRD en la entidad y quienes mueven los hilos al interior del instituto político, desde la comodidad de la mediocridad ven pasar la procesión y no se hincan. Simulando ignorar la confrontación entre la corriente conservadora de los denominados “chuchos” y las corrientes que confían aún en el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, tanto Franco Castán como el senador Arturo Hervis, pretendieron manipular una vez más a la militancia veracruzana del sol azteca, con los resultados de todos conocido alcanzados en su frustrado Consejo Político del pasado domingo.


El desaire, como respuesta, habla por sí mismo de lo inoportuno de la convocatoria emitida por la dirigencia estatal. La pretendida justificación atribuyéndole al gobierno estatal el sabotear la asistencia de los consejeros, fue una cortina de humo más para tratar de ocultar lo que ya es inocultable. Los actuales dirigentes carecen de autoridad moral y política para conducir al partido.


Pretendiendo tapar el sol con un dedo, la cúpula del perredismo veracruzano se niega a reconocer que su ciclo ha concluido; que la militancia le ha rebasado y que esta, tras el fracaso electoral del pasado dos de septiembre, ha madurado; sumándose a la búsqueda de aquellas definiciones que permitan superar la crisis de identidad que en el ámbito nacional acusan las cabezas visibles, formales e informales, que hasta ahora han conducido al PRD. Más que interesada en escuchar a Rogelio Franco Castán rindiendo el informe de una derrota anunciada, ó dejarse imponer a quien habrá de suceder a éste, la militancia está en lo suyo con vías a la próxima elección de la dirigencia nacional, tomando posiciones a favor o en contra de la corriente de “los chuchos”; la que pragmáticamente se ha sumado al reconocimiento de Felipe Calderón como presidente legítimo y que se asume como la izquierda moderna que requiere el país.


Las declaraciones a la prensa del diputado Uriel Flores Aguayo, reflejan lo anterior. Simulándose ajeno a la confrontación que domina en las filas del partido del sol azteca; quejándose de la conducción centralista que deviene de la fuerza real del partido en el Distrito Federal, pero, a su vez, dejando claramente sentado bajo que corriente se cobija, al señalar que los problemas del PRD a nivel nacional se derivan de una política errática dictada desde el centro, que oscila entre apostarle a la democracia o “jugar a la revolución”.


Para el diputado y sin duda para la mayoría de las cabezas visibles de la dirigencia del sol azteca en Veracruz, “jugar a la revolución” es apostarle a las corrientes que encabeza López Obrador, y ese no es precisamente el juego de su preferencia, ya que, como señala el legislador veracruzano, “cada momento político exige un comportamiento, opinión y actitud”. O lo que es lo mismo, acomodar conductas, convicciones e intereses a lo que la coyuntura exige y esta, hoy día, no es compatible con los objetivos y estrategias fundacionales del partido. Los tiempos y las condiciones son otros muy diferentes a los que prevalecieran en el pasado reciente, la democracia exige sometimiento y traje a la medida. Pragmatismo camaleónico y oportunismo a modo, con el que la dirigencia estatal del PRD no solamente se deslinda del tabasqueño, optando por la conservación de privilegios y prebendas. También con ello amplia la brecha entre la elite, la militancia, y la base social de apoyo del perredismo en la entidad, dilapidando capital político y profundizando la crisis.


El PRD tocó fondo. Asegura el aún legislador. Posiblemente tenga razón y no solamente en lo que a Veracruz se refiere. Es hora ya de las definiciones y estas se tendrán que dar en el proceso de elección de la dirección nacional en previsión al proceso electoral del 2012. O se opta por el conservadurismo y entreguismo de “los chuchos” o se rescatan los objetivos históricos que dieran lugar al nacimiento de ese partido. Para un importante sector de la militancia perredista y sus simpatizantes, la definición está aun en el aire. Sin embargo, hasta donde se alcanza a observar, no son pocos los que están por optar por lo segundo o, de lo contrario, dar paso a la escisión, sumándose a la idea cada vez más generalizada del parto de un nuevo partido que represente a la auténtica izquierda electoral. Sea cual fuere la decisión mayoritaria, esta está sujeta a los tiempos políticos. O se concreta la definición cuanto antes, o frente al 2012 se pierde la oportunidad.

sábado, 20 de octubre de 2007

No todo es rojo en Veracruz

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce


El absurdo en el pensar de muchos priístas, que dan por sentado que el 90 por ciento en los niveles de aceptación del gobernador del estado fue determinante en el triunfo en la elección del 2 de septiembre, deja muy mal parado al PRI en la entidad. Y, de paso, genera una clara inclinación a hacer del culto a la personalidad una herramienta electoral que substituye capacidad, eficacia y poder de convocatoria de dirigencia y estructura, subestimando el papel de la base partidista.

Si bien es entendible tal postura, dada la ínfima cultura política en amplios círculos del priísmo veracruzano y quienes les secundan en el coro, no consideramos sea justificable en tanto el partido tricolor -¿o rojo?-, no ha superado las condiciones que en su momento obligaran a pensar en su re estructuración o re invención, por lo que la confusión alimentada por el triunfalismo, podría dar lugar a pensar que, partiendo del éxito obtenido en la actual coyuntura, el partido goza de cabal salud, no habiendo necesidad alguna de someterlo a revisión.

Con vías al futuro, tal confusión debería ser motivo de reflexión, so pena de incurrir en el 2009 en actitudes de soberbia y prepotencia atribuibles, entre otras cosas, a la oposición como causa de su derrota en los recientes comicios. No puede restársele importancia a la participación ciudadana ni al carácter dinámico de la sociedad en su conjunto, dando por muerta a la oposición electoral gracias a la voluntad y carisma de un solo hombre, así sea el gobernante. No debiendo olvidarse que en la casa del jabonero quien no cae, resbala. Aclarar tal situación toca a la nueva dirigencia. El PRI en la entidad no puede dormirse en sus laureles bajo el influjo de las fanfarrias y la miel de un triunfo cuestionado.

En la confusión de la borrachera triunfalista, nadie, o casi nadie, entre los priístas, ha tomado en cuenta al juego de números del Instituto Electoral Veracruzano. De acuerdo a proyecciones del INEGI, la población total de Veracruz para el 2007, ascendería a 7 millones 110 mil habitantes. A partir de esta cifra, para el IEV, el 70 por ciento, 5 millones 4 mil, integraron el padrón de ciudadanos capacitados para elegir a diputados locales y alcaldes. El 30 por ciento restante teóricamente son personas de ambos sexos, sin derecho a voto.

De los 5 millones 4 mil asentados en el padrón electoral, 2 millones 764 mil sufragaron el día 2 de septiembre. Es decir, el 55 por ciento de los empadronados, en números redondos; de los cuales el 44.7 por ciento, 1 millón 236 mil, votaron a favor de la Alianza por la Fidelidad. El 55.3 por ciento, restante de los sufragios emitidos, se repartió entre la oposición y votos nulos. Así, a la luz de los números fríos, el nivel de aceptación del color rojo por parte de de la ciudadanía, en relación al total de empadronados, alcanzó el 2 de septiembre ni más ni menos, que el 24.7 por ciento.

Partiendo del supuesto de igual número de empadronados que en el 2007, en el 2004 el PRI y sus pequeños aliados, llevaron al triunfo al hoy gobernador, Fidel Herrera Beltrán, con el 18.8 por ciento del padrón, 941,725 sufragios. Si la elección del día 2 de septiembre de 2007, fuera referente para medir los niveles de aceptación alcanzados por la Alianza por la Fidelidad, tras casi tres años de brega del gobernante, y si Pitágoras no nos deja mentir, estaríamos hablando entonces de un incremento de apenas 6 puntos porcentuales con relación al 2004; muy posiblemente fruto del voto útil que abandonara a la oposición, por las razones que fueren, para seguir las banderas de la fidelidad.

Luego no cabe tomar como referencia el triunfo de la maquinaria que aparentemente tiñera de rojo a la entidad, para medir la mayor o menor aceptación del gobernador y la influencia de esta en el electorado. A la luz de los números del IEV, para la mayoría de los veracruzanos el PRI no fue su mejor opción.

Razón por la que la dirigencia del tricolor en la entidad no debería dejarse ganar por la euforia, perdiendo el piso y bajando la guardia. En términos numéricos se ganó la elección a costa del voto útil, que modificó sus preferencias tras la nefasta actuación de las dirigencias estatales de los partidos opositores a lo largo de precampañas y campañas electorales, pero prácticamente el voto duro del PRI no creció.

Otra cosa muy distinta, motivo de una seria reflexión con vías al futuro cercano, es la modificación substancial de la correlación de fuerzas políticas en la entidad, que se expresara el 2 de septiembre. Con el número de diputaciones y alcaldías logradas con el impactante triunfo en las urnas, indudablemente dicha correlación favorece al PRI y su alianza con la morralla, y con ello al gobernador. No así al PAN, PRD y Convergencia que prácticamente quedan fuera del juego del control político; viéndose en la tesitura de tener que remontar a contracorriente la cuesta en el camino al 2009. La ausencia actual de liderazgo, estructura y espíritu de cuerpo al interior de estos institutos políticos en la entidad, tras la apabullante derrota, así lo indican.

Conservar y acrecentar tal ventaja es el desafío en el camino al 2009 y al 2010 para la dirigencia que encabeza José Yunes Zorrilla. Sin perder de vista que la correlación de fuerzas, que hoy favorece a su partido, es susceptible de modificarse en el tiempo y, en política, 12 meses es mucho tiempo, pudiendo variar, entre otras cosas, factores externos a la entidad que contextualizan nuestra vida política doméstica. En previsión a ello, el priísmo debe valorar fortalezas y debilidades, aceptando que su talón de Aquiles reside en la ausencia de vida democrática al interior del partido y, al día de hoy, una inaceptable soberbia que más que sumar, divide.

pulsocritico@gmail.com

miércoles, 17 de octubre de 2007

Fox y la estatua, pretexto a modo

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Lo que parecía una tormenta en un vaso de agua, amenaza con transformarse en tempestad. Los dimes y diretes en torno a la ya mundialmente famosa estatua con la que un dolido panismo veracruzano pretendiera honrar la memoria de Vicente Fox, no sólo ha alterado el clima político de la entidad, sino que ya se han salido de control; tomando peligrosamente el rumbo de la especulación, la sospecha, la intolerancia y el odio, tras un proceso electoral en el que el PAN fuera derrotado estruendosamente por un PRI que, a la fecha, no alcanza aún a valorar el significado del éxito logrado.

Aunque el gobernador insiste, pese a las pruebas existentes, de que no fueron militantes del tricolor los responsables del desaguisado, y menos servidores públicos de su administración, e insinúe que las autoridades municipales de Boca del Río comparten la responsabilidad por no haber anclado adecuadamente al monumento derribado, la opinión pública, con base en los videos difundidos, está más que convencida de que los hechos vandálicos fueron obra de conocidos priístas, entre ellos el diputado Federal y ex presidente del CDE del PRI, Adolfo Mota.

Si como afirma el priísmo veracruzano, la entidad se pintó de rojo tras su triunfo en las urnas el pasado 2 de septiembre, no había necesidad alguna de recurrir a un acto de barbarie para restregarle en el rostro al panismo el peso de la derrota. En su momento el gobernador llamó a la conciliación y a dejar atrás las rencillas derivadas de la elección. Pidiendo a tirios y troyanos sumar trabajo y esfuerzo por el bien de Veracruz. En el partido que se dice mayoritario debió haberse escuchado este llamado y tenderle la mano a la oposición en un acto democrático y civilizado de caballerosidad. No fue así.

Todo por la pugna personal entre el gobernador Herrera Beltrán y el director nacional del ISSSTE, Miguel Ángel Yunes Linares, a la que lambiscones de toda laya agregan más leña al fuego, dentro del contexto de la pugna por la gubernatura en el 2010.

Confirmándose, con esto, la enorme debilidad existente al interior del PRI estatal, que no se asume como ganador y sí como temeroso ante la posibilidad, aún escasa, de que el PAN pudiera retornar por sus fueros y postular a Yunes Linares como candidato a la gubernatura. Exhibiendo impotencia, intolerancia y sectarismo, resultante de no haber digerido aún que la ciudadanía está con el partido tricolor y no con el panismo. Tan no están convencidos aún de la contundencia del resultado electoral, decidido por el voto popular y la modificación de la correlación de fuerzas a su favor que ello conlleva, que a estas alturas temen que el triunfo se les pueda revertir en la elección federal del 2009, y ya no digamos en la del 2010 en la que se definirá la gubernatura estatal.

De otra manera no se explica la actitud priísta en contra del PAN en Boca del Río y la insinuación del gobernador sobre una posible responsabilidad de Miguel Ángel Yunes Linares en los hechos referidos. Bajo esta óptica, cabe pensar que Vicente Fox y la estatua, han sido tomados por el priísmo como un buen pretexto a modo para, con prepotencia, hacer sentir quien manda en Veracruz.

Pero en tanto la clase política veracruzana juega una vez más al circo electoral, caldeándose los ánimos entre los estrechos círculos cercanos a la pugna por el poder y los beneficios personales y de grupo que éste propicia, los problemas que aquejan a la entidad crecen y se multiplican. El grueso de la población, ajeno a los dimes y diretes y sin sentirse parte de los intereses partidistas en juego, espectador pasivo pero al mismo tiempo preocupado, observa el deterioro creciente de su nivel de vida y expectativas de desarrollo. Tema este último que no parece figurar en la agenda de los políticos, pese a la insistencia en contrario del gobernador Herrera Beltrán y sus tan ilustres como ineficientes colaboradores.

lunes, 15 de octubre de 2007

Fox, Calderón, y los gobernadores del sur-sureste

En perspectiva

J. Enrique Olivera Arce


Fox, Calderón, y los gobernadores del sur-sureste


En tanto en Costa Rica la posible firma del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de Norteamérica, polarizan al país, en México el Sr. Calderón Hinojosa insiste en revivir el Plan Puebla Panamá (PPP), punta de lanza del ya prácticamente muerto Acuerdo de Libre Comercio de América (ALCA) y al que en adelante en México se denominará “Proyecto de desarrollo integral de Mesoamérica”; quizá para no dar la impresión de que se continúa con la política de promesas no cumplidas de Vicente Fox.

Durante la Primera Reunión de Integración de los gobernadores de la región sur-sureste de México, que podría interpretarse como un principio de división al interior de la CONAGO, el titular del ejecutivo federal contrariamente a su ahora denostado antecesor, bien se cuidó de no garantizar la ejecución de la larga lista de peticiones de obras de infraestructura que le solicitaran los gobernadores, como el desarrollo del sistema multimodal del sur-sureste que uniría a los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz, la vía corta entre la ciudad de México, el puerto de Tuxpan, y la construcción y modernización de la carretera Veracruz-Tampico, entre otras, para las que los mandatarios sureños piden 50 mil millones de pesos.

Tampoco comprometió la promesa incumplida de Fox del llamado Proyecto Fénix, que seguramente permanecerá congelado en tanto no se de la Reforma Energética. Aunque eso sí, insistió en señalar la necesidad de impulsar el establecimiento de una refinería en Centro América, con capital privado, para procesar petróleo crudo mexicano mientras el “entramado legal” impida hacerlo en México.

Considerando que en términos prácticos el gobierno mexicano, no tiene recursos para, simultáneamente, afrontar compromisos derivados de los rescates bancario, carretero y los requerimientos estratégicos de infraestructura, salvamento y fortalecimiento de PEMEX, IMSS, ISSSTE, CFE, así como para modernizar el equipamiento destinado a fortalecer la lucha contra la delincuencia organizada, Calderón Hinojosa haría mal en comprometer a su gobierno en algo que si bien es deseable para los gobernadores, no es posible para la administración federal, cuando menos en la actual coyuntura de las arcas públicas.

Como novedad, se anunció que dentro del Plan Puebla Panamá se contempla el magno proyecto “Cuenca Forestal del Golfo de México”, con el que se pretendería recuperar y manejar más de 3 millones de hectáreas de bosques y selvas tropicales, con inversiones --en su mayoría privadas-- estimadas en 2 mil 900 millones de dólares. Proyecto que de acuerdo a los objetivos no explícitos del Plan Puebla-Panamá, beneficiaría a empresas trasnacionales interesadas en apropiarse de los recursos bióticos del trópico húmedo mexicano.

Ahora bien, si los megaproyectos del Plan Puebla Panamá en territorio nacional, que se han venido difiriendo en el tiempo, consideran para su ejecución inversión privada extranjera, su viabilidad o, caso contrario, su inviabilidad, estaría sujeta a decisiones políticas que rebasan al poder ejecutivo federal, en tanto implicarían un paso más en el proceso de privatización de los recursos estratégicos del país, pérdida de soberanía territorial y sometimiento económico a intereses privados externos, que tendrían que contar con el aval del Congreso de la Unión. Calderón lo sabe y evita comprometer más de lo que puede otorgar.

En el pasado reciente en Veracruz se llegó a extrañar a Fox, por ser prolífico en promesas no cumplidas, al grado de erigírsele hoy un monumento. Pero si de extrañamientos se trata, llama la atención que en la reunión de gobernadores del sureste estos no plantearan a Calderón Hinojosa el gravísimo problema en puerta de la apertura en enero próximo del sector agropecuario a lo dispuesto en el TLCAN, y que pondrá en una absoluta indefensión a los pequeños y medianos productores de granos básicos, carne, leche, azúcar, del sur-sureste mexicano; en su gran mayoría ubicados en tierras ejidales y comunales, a la par que constituye un duro golpe a la soberanía alimentaria.

Problema que en el corto y mediano plazo no se resuelve con voluntarismo ni buenas intenciones de los gobernadores ó con grandes proyectos de infraestructura, forestales o de producción de materias primas para la producción de biocombustibles. Destruida una histórica forma de vida, como la que vincula al sector rural con las actividades agropecuarias primarias, incorporar al campo a un concepto de modernidad como el que exige el TLCAN, que implica productividad, competitividad y una sustancial modificación de la vocación productiva y social en la región, pasa necesariamente por un proceso de largo aliento de reconversión productiva, organización y capacitación de los productores, en su mayoría campesinos. Tarea nada fácil que a su vez requiere de inversiones tanto o más importantes que las exigidas por los megaproyectos contemplados en la larga lista de los gobernadores. Aún en el supuesto caso de que los agricultores estén siendo considerados únicamente como mano de obra asalariada de poderosas empresas trasnacionales.

Pero el tema da para más, como lo reconociera el propio titular del ejecutivo federal en Villahermosa. Al ahora sacrificado sector agropecuario en el sur-sureste, habría que agregarle el hecho de que en la región se registran los mayores índices de pobreza, la mayor marginación, la mayor tasa de mortalidad infantil y materna, los indicadores más altos de analfabetismo y la menor esperanza de vida para su población, que a su vez registra un alto componente de pueblos indígenas, históricamente excluidos. Lo que plantea un serio dilema para el gobierno federal en la jerarquización de prioridades, frente a una disponibilidad presupuestal de recursos escasos. A más de que así como el sur-sureste exige trato preferencial, otras regiones del país hacen lo propio.

Vistas así las cosas, resulta harto difícil confiar con optimismo en que el gobierno federal avale, respalde y garantice que las multimillonarias peticiones de los gobernadores del sur-sureste serán materializadas en lo que resta del sexenio del Sr. Calderón Hinojosa. No por nada no cuajaron en la administración de Vicente Fox, quedando en vanas promesas salpicadas de demagogia. Tantas que en su momento le llegamos a extrañar.