domingo, 30 de noviembre de 2008

Veracruz, ¿Alianza con la izquierda?

Pulso crítico


J. Enrique Olivera Arce


Porque así lo determinó el TEPJF, Jesús Ortega, contra viento y marea, toma posesión como presidente nacional del PRD. Estrenándose con un llamado a la unidad de las izquierdas con vías al proceso electoral del 2009.


Tras calificar a las dirigencias de Convergencia y PT de mezquinas y egoístas, por rechazarle, se abroga desde ahora el papel de líder indiscutible de la izquierda, inexistente al interior de la estructura del PRD, sin parar mientes en que carece de autoridad moral y política para atraer a las auténticas y diversas corrientes de centro izquierda e izquierda del país, que no quieren nada con el desfondado perredismo; algunas no están dispuestas a abandonar el movimiento social que encabeza Andrés Manuel López Obrador, para caer en manos de “los chuchos”, en tanto que otras, se mantienen a la expectativa o bien, sin estridencias, suman fuerzas en los movimientos obreros, campesinos e indígenas en diversas regiones de México.


Por lo que toca a Convergencia y al PT, sus respectivos dirigentes nacionales ya ratificaron su absoluto rechazo a toda relación con Jesús Ortega y a una posible alianza electoral con el PRD; haciendo un llamado a mantener en alto las banderas de la oposición de izquierda en torno a la defensa de las causas populares y la soberanía nacional, así como su decisión de mantenerse al lado del político tabasqueño.


Así las cosas, el PRD perdida su capacidad de convocatoria y de credibilidad, alejado del lopezobradorismo solo irá a la elección del 2009. Salvo que recurrieran a la mano extendida del PRI, optando por una alianza salvadora con el institucional que le permita seguir manteniendo prebendas y prerrogativas; Los mismos perredistas están conscientes de que su capital electoral nacional no va más allá del 12 o 14 por ciento de los votantes potenciales.


Esto en un escenario político nacional acotado por la crisis económica global que impacta en una clase media pauperizada y de manera señalada, en la economía familiar de los sectores más pobres de la sociedad, así como por el sensible derrumbe electoral de un panismo que no ha sabido gobernar sin el apoyo de sectores y personeros del PRI, abiertamente en estrecha colaboración con el gobierno calderonista.


Frente a ello, puede esperarse que en el 2009 y 2012, sea la alianza Convergencia-PT la que mayor resistencia le oponga al PRI, contando para ello con el respaldo de un movimiento social que identifica al tricolor con el PAN y que, recurriendo al sentido común y a la memoria histórica, no está de acuerdo con el regreso del priísmo a Los Pinos por considerarlo un retroceso para la vida democrática de México.


Bajo este presupuesto un tanto cuanto optimista respecto al derrumbe del PAN, de mantenerse la tendencia, resulta poco creíble que en Veracruz el gobernador Herrera Beltrán, más allá de un retórico seguidísmo en relación al ofrecimiento de Beatriz Paredes, contemple en serio una alianza electoral con las tribus de Arturo Hervis y Elías Moreno Brisuela, o por separado, con Convergencia y el PT para el 2009. Frente a un panismo que aceleradamente se acerca a la debacle, electoralmente al PRI, conducido de manera directa por el propio gobernante, no le es indispensable una alianza con la desfondada estructura del PRD, pues más que un socio aportador de votos, sería un lastre en la estrategia del gobernador. Si la tendencia se revertiera y apuntara a un fortalecimiento del PAN, soportado y financiado por el gobierno de Calderón Hinojosa, tampoco sería de gran auxilio para el PRI el contar con las mermadas y dispersas fuerzas perredistas veracruzanas, que no confían ni en sus propios líderes. Como tampoco se contempla como viable una alianza con la dupla Convergencia-PT, que diera lugar al fortalecimiento de Dante Delgado Rannauro ante la proximidad del 2010, en perjuicio del hasta ahora delfín del régimen.


No obstante, en algunos círculos políticos afines al fidelismo se especula que en su enfermizo intento por borrar el color azul del suelo veracruzano, Fidel Herrera Beltrán, valorando su flaca caballada, podría optar por el sacrificio; apoyando al líder nacional convergente para que llegado el momento, sea este quien se oponga al temido Miguel Ángel Yunes Linares. Faltaría ver si en la estrategia del Movimiento social que conduce López Obrador, ello fuera permisible. No hay que olvidar que para la izquierda movilizada y en esta se incluye a Convergencia y el PT, el PRI y el PAN son simplemente el PRIAN.


El 2010, tan lejos y a la vez tan cerca, podría dar sorpresas no esperadas por el priísmo fiel. Quizá ya el enemigo a vencer no sea Miguel Ángel Yunes, sino la indiferencia electoral de un pueblo sumido en la pobreza y la desesperanza.


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Mexiquenses renuncian al PRD y se suman a Convergencia

En un acto político y simbólico, miles de representantes del movimiento Nuevo Espacio arribaron ayer a la ciudad de México y, a las afueras de la sede de Convergencia –en la colonia Nápoles–, ante cuya dirigencia nacional, lanzaron al aire camisetas amarillas y se pusieron naranjas.


Según el presidente municipal de Chalco, Vicente Alberto Onofre Vázquez, quien encabeza esta corriente mexiquense, se han unido a Convergencia 100 mil militantes de 70 municipios del estado.

Los motivos de esta decisión, sostuvo el alcalde, son que en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) las demandas y exigencias sociales de estos municipios nunca fueron atendidas, y porque el sol azteca “se ha divorciado de las causas justas del pueblo de México”.

La dirigencia nacional, diputados federales y senadores de Convergencia recibieron a los mexiquenses y encabezaron un mitin en el que su presidente nacional, Luis Maldonado Venegas, aseveró: “es la hora de la determinación valiente frente a aquellos que han depuesto banderas, que han concertado con la cúpula del poder”.

Posteriormente, en rueda de prensa, Maldonado rechazó que su partido sea factor de la división interna en el sol azteca. Convergencia no apuesta “a que se caiga la casa de junto para construir la nuestra”.

La Jornada. 30/11/08




sábado, 29 de noviembre de 2008

Obama, más amenaza que esperanza para México

En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce

“Espero que el próximo gobierno de Estados Unidos que encabezará el demócrata Barack Obama, tenga suficiente talento y sentido común y no cometa el error de renegociar el Tratado de Libre Comercio para América del Norte”

Felipe Calderón Hinojosa


Si de algo tenemos que estar convencidos es de que los Estados Unidos de América no tienen amigos, tienen intereses. La designación de Hillary Clinton en el Departamento de Estado y la confirmación de Robert Gates, secretario de defensa de la administración Bush, no hace sino ratificar lo anterior, mostrando la intención de Barack Obama de mantener una política exterior agresiva, con el objetivo de restaurar el hoy desquebrajado dominio del imperialismo norteamericano en el mundo.


No podía esperarse otra cosa. Más allá de una política interna llamada a fortalecer el aparato productivo, la capacidad de consumo de las clases medias, y la seguridad social destinada a las capas más desprotegidas de la sociedad norteamericana, tendiente a recobrar confianza, credibilidad y margen de maniobra política frente a la crisis global, el imperialismo no puede renunciar a su hegemonía económica y militar en el resto del mundo; so pena, como afirman prestigiados analistas, de ceder iniciativa geopolítica, energética y comercial frente a China, Rusia, o la India, potencia emergente a considerar.


De ahí que resulte ingenuo esperar que el imperialismo renuncie a sus intereses en México, en nombre de una mal entendida amistad. Como resulta no sólo ingenuo, también ceguera política, el que el Sr. Calderón Hinojosa tratara en Lima, Perú, de enmendarle la plana a Barack Obama, oponiéndose a la revisión de un Tratado de Libre Comercio que ya no le es funcional a los Estados Unidos. Por elemental lógica habría que considerar las prioridades de nuestro vecino en materia de política interna y exterior y no las propias, a partir de los déficits –comercial, fiscal, de inversión, climático, de valores, de igualdad y de responsabilidad- que según el premio Nobel, Joseph Stiglitz, frente a la actual crisis acusa la nación más poderosa del planeta. Subsanarlos y obtener el equilibrio deseable, exige un gran esfuerzo hacia adentro pero también en lo externo, y en ello va por delante el interés nacional por sobre amistad y buena vecindad.


Inversión, empleo, fortalecimiento del mercado interno, y reactivación de los procesos de expoliación imperial de la riqueza en el resto del mundo bajo su hegemonía, a través de una política monetaria y comercial agresiva con el respaldo de la bota militar, dicta la lógica. Bajo este supuesto, es de considerarse que la inversión productiva y las políticas de empleo se concentren en territorio nacional, beneficiando a sus connacionales a costa de la reducción de flujos de capital al exterior y de la mano de obra proveniente del extranjero. En tanto que en el mundo subdesarrollado bajo su dominio, sacarán raja de los demoledores efectos de la crisis global, haciéndose de recursos naturales de países empobrecidos en beneficio del imperio.


México, atrapado entre el coloso del norte y los países emergentes de América Latina que vinculándose a China y Rusia, vienen construyendo su propio espacio frente a los Estados Unidos, con Tratado de Libre Comercio con América del Norte, o sin este, seguirá condenado a repetir su historia de país dependiente, expoliado, de rodillas en un permanente estado de subdesarrollo, víctima de sus propias contradicciones internas y la ceguera y corrupción de sus gobernantes.


Bajo esta óptica, la administración de Barack Obama, es más amenaza que esperanza para México. O aprendemos a rascarnos con nuestras propias uñas, rescatando con honestidad, trabajo y defensa de lo más caro de nuestros intereses nacionales, a un país que se hunde más cada día, o seguiremos atados a nuestro destino manifiesto hasta que se reviente el hilo por lo más delgado.


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Alfredo Bielma Villanueva: Reacción Ciudadana

29/Noviembre/2008

Que no hay plazo que no se cumpla lo demuestra el finiquito del tramo de cien días durante el cual debieron haberse realizado por parte del sector público algunos de los 75 puntos contenidos en el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad signado en agosto pasado por representantes ciudadanos y autoridades gubernamentales de los órdenes de gobierno federal y estatal. Para evaluar los resultados, parte de la República se reunió este viernes en torno de una mesa en la que estuvieron presente la porción de la ciudadanía que ha levantado la voz, que ha dicho basta hasta el grado de exigir que renuncien los funcionarios que no cumplan o no puedan con el desempeño de su responsabilidad.

Al indignado reclamo de “Si no pueden renuncien” se incorpora el desesperado “Ya pedí, ya supliqué, ya imploré, ya lloré, ahora exijo” que exclamó Nelson Vargas ante los infructuosos esfuerzos para encontrar a su hija secuestrada. La lista de reclamos a la autoridad es extensa y los motivos son variados; es una protesta ciudadana que se está generalizando. Son focos rojos que cualquier autoridad no daltónica debiera saber interpretar y empezar a preocuparse porque los síntomas sociales no auguran nada bueno.

La de este viernes fue una reunión de evaluación y seguimiento en la que la representación ciudadana tuvo una participación de primer orden, no para denostar a la autoridad sino para empujarla a cumplir, para ir acomodando fehacientemente el discurso oficial a las acciones, para que se transite de la retórica a los hechos. De lo informado por las autoridades, en un esfuerzo por dar crédito a su dicho, valdría la pena establecer otro periodo de cien días y otros sucesivos porque al ritmo en que disminuyeron los delitos en estos cien días pronto, muy pronto, se terminaría con el problema de la inseguridad en México. Lo anterior, por supuesto, en la lógica de que lo informado por las autoridades federales y estatales se apegara estrictamente a la realidad.

Vale la pena reflexionar en torno a lo que ahora sucede porque los actos de gobierno han devenido en reactivos ante la airada protesta de una ciudadanía que ya no es tan obsecuente con las autoridades como antaño se acostumbraba. En nuestro país, durante muchísimos años las relaciones del gobierno con las organizaciones del crimen eran de “mírame y no me toques” en una sutil red de complicidades en las que el sector oficial prefería transcurrir sus días cerrando los ojos ante una realidad cada vez más complicada. Como solía acontecer, frente a las insistentes e inobjetables constancias de corrupción en las áreas de procuración e impartición de justicia, ante innumerables denuncias contra los cuerpos de seguridad pública, los incontables crímenes impunes, el sustancial incremento de los secuestros, robos y asaltos a mano armada, para la autoridad nada ocurría, todo estaba en calma.

Pero en México pasó, como sucede con las graves enfermedades del hombre, que todo va bien hasta que los síntomas avisan que una enfermedad se ha esparcido por todo el organismo haciendo estragos en la salud y que es necesaria una cirugía mayor. Tal ha ocurrido con el deterioro que la sociedad mexicana viene padeciendo hace ya muchos años. Tan grave que al presidente Calderón no le quedó más remedio que atacar frontalmente el grave cáncer de la delincuencia organizada.

Ahora, ya en plena confrontación entre gobierno y delincuencia, reiteradamente se escucha decir que el gobierno federal no está capacitado para arrostrar el problema; curiosamente muchas de las criticas provienen principalmente de quienes cuando estuvieron en el gobierno no fueron capaces (por las razones que fueran: complicidades, corrupción temor, etc.), de testerear siquiera con el pétalo de una rosa esa patología social. Con la decisión de enfrentar las fuerzas del Estado contra las del crimen organizado se descubrió el grado de penetración que éste ha logrado en las filas oficialistas, pero cruzado el rubicón es difícil dar marcha atrás.

Principalmente porque la ciudadanía, muy a su pesar, ha sido forzada a participar en esta querella porque infinidad de sus integrantes han sufrido en carne propia las consecuencias del quebrantamiento social que vivimos y han levantado la voz exigiendo a las autoridades que cumplan con su obligación sobre todo porque observan lenidad en la ejecución de sus funciones.

En el ineficiente e inoperante gobierno de Vicente Fox en 2004 la ciudadanía protestó con pañuelos blancos anhelando paz y armonía social, ya lo había hecho diez años antes en el gobierno de Ernesto Zedillo, quien por cierto reformó el artículo 21 constitucional para darle categoría de función de Estado a la Seguridad Pública y no como simple servicio público municipal, como se establecía en el 115 de la propia Constitución. Por esa reforma se creó el Consejo Nacional de Seguridad Pública y colateralmente sus similares en los Estados de la Federación. Con aquella reforma también se fijaron las bases para la participación ciudadana en materia de Seguridad Pública, pero como siempre sucede, el síndrome “de flor de un día” le dio poco impulso o éste fue meramente temporal.

El detonante de la mas reciente reacción ciudadana fue el secuestro del joven Marti, cuyo padre con su dolor a cuestas y holgada posición económica ha logrado convocar nuevamente a la ciudadanía articulando su protesta frente a las autoridades con la de los grupos previamente integrados. Ignoramos qué grado de resistencia tenga la cuerda que mantiene sostenida la tolerancia ciudadana frente a las autoridades a las que ha mandado señales de que la paciencia se acaba y no es para menos.

Pero la actitud de protesta ciudadana se debe no solo a razones de inseguridad pública, también es por un relicario de promesas incumplidas que se han venido acumulando en un contexto social en el que la corrupción en el servicio público ha generado harta desconfianza social hacia las autoridades.

En el caso concreto de Veracruz, para solo citar lo más reciente pero que de ninguna manera es lo único en señalamientos ciudadanos contra “servidores públicos”, lo advertimos con la inmolación de Ramiro Guillen Tapia y lo acabamos de observar con la zarandeada que los diputados dieron en su comparecencia al Secretario de Comunicaciones del gobierno estatal, a quien por cierto el pasado 25 del mes en curso decenas de ciudadanos de Pajapan calificaron públicamente de “mentiroso” por el reiterado incumplimiento de promesas -asentadas en minutas- que no ha atendido aduciendo argumentos baladíes.

Otro caso de reacción ciudadana es el acontecido con la protesta de la Cámara de Comercio en el Puerto de Veracruz en contra de disposiciones sospechosamente corruptas del edil del ramo de protección civil, de antología. Pero el pesimismo es grande, a grado tal que se pudiera asegurar que todo quedará en la suspensión de las irritables medidas que había implementado el regidor quien, aparte de la terrible balconeada pública que ha sufrido, bien merecería ser investigado seriamente por el órgano de control y, en su caso, sometido a la disposición disciplinaria correspondiente. Lamentablemente, este acto que en otras culturas admitiría por lo menos la renuncia, en la relajada cultura nuestra nada ocurrirá.

Alienta sin embargo la reacción ciudadana frente a personeros del sector público que no se comportan a la altura de una sociedad que busca, así sea tímidamente el cambio, sin distingo de colores. Por algo se empieza.


viernes, 28 de noviembre de 2008

Víctor M. Quintana S.: Presupuesto rural 2009, otra vez la misma

Con otro de estos “mayores presupuestos de la historia” para el campo mexicano éste acabará de arruinarse. Porque a pesar de las celebraciones de algunos y la propaganda federal de que se aumentaron 31 mil millones a lo originalmente propuesto por el Ejecutivo, la agricultura productora de alimentos básicos, la que genera más empleos, la que involucra a 25 millones de mexicanos, es de nuevo relegada en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2009.

El rompimiento del cuasimonopolio priísta de muchos años en la Cámara de Diputados ha cambiado sustancialmente la forma de procesar el Presupuesto de Egresos de la Federación. Lo que antes era aceptar con leves modificaciones la propuesta del Presidente, ahora se ha convertido en un apasionante juego de fuerzas, construcción de pactos, de equilibrios, compromisos.

Ya no existe la sumisión al Ejecutivo, pero han aparecido otros vicios: el clientelismo de algunos legisladores que tienen más fuerza; la puja de los gobernadores y sus diputados para jalar más recursos para sus entidades; el cabildeo de diversos grupos sociales o grupos de interés. Esto hace que el presupuesto que emerge de todo el proceso muchas veces carezca de visión estratégica, tienda a favorecer posturas electoreras, exprese compromisos cupulares y olvide los propósitos de desarrollo del país a largo plazo.

El presupuesto para el campo, el PEC (programa especial concurrente) para 2009 podrá ser más cuantioso desde algún punto de vista, pero de él están ausentes una visión y una estrategia para que nuestra agricultura se consolide como palanca de desarrollo, fuente de empleos dignos y pilar de la soberanía nacional.

Los mismos vicios del presupuesto de 2009 aparecen ahora: concentración de recursos en los agroexportadores y grandes productores de algunas regiones, sobre todo del norte del país. Se reduce lo asignado al rubro “desarrollo rural”, donde pudieran ubicarse los programas para apoyar el desarrollo productivo de agricultores campesinos e indígenas, de 4 mil 300 millones de pesos en 2008, a sólo 2 mil 600 en 2009. En cambio, hay un aumento sustancial de los recursos para programas asistenciales en el campo, como el de adultos mayores o el de pobreza rural: los campesinos pobres se siguen considerando, no como productores, sino como destinatarios de despensas y engrosadores de mítines y de urnas.

Tampoco hay una orientación clara, con suficiente volumen de recursos frescos para la producción de alimentos básicos y la sustitución de importaciones de los mismos. Al gobierno federal le vuelve a importar un bledo la dependencia alimentaria. Por otro lado, se vuelve a caer en el error de dotar de grandes recursos a los programas que más alto subejercicio presentan en 2008, como el de infraestructura rural, premiado con 10 mil millones de pesos, a pesar de que se ha subejercido este año en 50 por ciento. Se priva de recursos a los estados, por ejemplo, este año el programa de Adquisición de Activos Productivos se federalizó en ciento por ciento, pero para 2009 sólo se ejercerá por las entidades federativas 80 por ciento del mismo y el 20 por ciento restante, 2 mil 600 millones de pesos, quedará sujeto a la decisión discrecional del secretario de Agricultura.

Y todavía faltan las reglas de operación. Al momento de redactarlas, la SHCP se vengará de los aumentos que le hizo la Cámara de Diputados y pondrá tales candados que hará casi imposible acceder a algunos programas y volverá a provocar sub ejercicios.

Es de entenderse que un gobierno federal que no se compromete con la agricultura campesina proceda de esta manera. Es de entenderse que siga desde el presupuesto promoviendo la dependencia alimentaria cuando Felipe Calderón acaba de regañar a Barack Obama por pretender revisar el TLCAN, que requiere una renegociación urgente al menos en el aspecto de granos básicos.

Lo que no es de entenderse es que las organizaciones campesinas hayan cometido el mismo error de otros años. Ahora se unieron de manera sorprendente para realizar la gigantesca marcha del 31 de enero y exigir la renegociación del TLCAN en materia agropecuaria. Flor de pocos días, porque la unidad se rompió y al momento de pujar por el presupuesto para el campo predominaron los intereses de bloques o de corporaciones. Salvo excepciones, cada quien luchó por los recursos para su organización, para su estado o su partido.

Se volvió a desperdiciar la ocasión para construir una fuerza nacional que exija un presupuesto rural con visión de Estado. Un presupuesto multianual que comprometa los recursos necesarios para potenciar la producción campesina, de alimentos baratos para los consumidores mexicanos y genere condiciones de vida digna para los productores a la vez que elimine nuestra creciente dependencia alimentaria.

Ni las organizaciones campesinas, ni los legisladores ni los partidos, estuvimos a la altura de lo que el campo mexicano se merece.

La Jornada. 28/11/08

jueves, 27 de noviembre de 2008

Ingenios azucareros, ¿gran negocio para quién?

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“En Veracruz se ha probado que los ingenios azucareros son un gran negocio, y que no habrá ninguna duda para seguir respaldando a esta industria, a los trabajadores, productores cañeros y el sector empresarial”, dijo el gobernador Fidel Herrera Beltrán al anunciar que conjuntamente su gobierno y el que encabeza Felipe Calderón Hinojosa, destinarán 360 millones de pesos para rescatar al menos cuatro factorías azucareras, garantizando que realicen la zafra 2008-2009.


La aportación del gobierno estatal se materializaría con recursos provenientes de recursos generados en el Fideicomiso de la Bursatilización del Impuesto sobre la Tenencia Vehicular, “previa autorización del Legislativo local”, y el rescate se iniciaría con el ingenio “San Gabriel” en Cosamaloapan, cuyo propietario es el Grupo Santos.


En lo anunciado y dados los antecedentes de la industria azucarera en la entidad, saltan a la vista dos aspectos a considerar que deberían ser tomados en cuenta por los legisladores locales antes de levantar el dedo para mayoritear:


Si como afirma el gobernador, los ingenios son un gran negocio, ¿porqué sus actuales propietarios tienen necesidad de ser rescatados una y otra vez con recursos públicos de todos los veracruzanos?


La crisis de los ingenios azucareros no es resultado de la actual crisis económico financiera global que ya impacta a México, viene de muy atrás y es resultado tanto de muy turbios manejos en la administración, gubernamental o privada de las factorías, como de la política comercial de puertas abiertas a la importación del edulcorante, adoptada por el gobierno federal en perjuicio del campo cañero que siempre termina pagando los platos rotos, luego cabe la pregunta: ¿Se rescata a una fuente de trabajo para miles de obreros y productores de caña de azúcar que viven permanentemente engañados tanto por los propietarios de las empresas como por el gobierno? O simplemente, se premia una vez más a la ineficiencia y corrupción de unos cuantos vivales que saquean una y otra vez a la que según el gobernador es una industria próspera.


Si así es como el gobierno estatal dice blindar a la economía veracruzana frente a la crisis global, algo anda mal y no tardaremos en ver las consecuencias. Los recursos de la bursatilización no son ilimitados ni como afirma Javier Duarte de Ochoa, son la panacea. La ausencia de una política integral y congruente de rescate del campo veracruzano, rinde permanentemente frutos enfermos cuya cura no puede seguirse soportando con palos de ciego coyunturales, basados en políticas públicas asistenciales o reparto de despensas partidarias. Hoy se pretende rescatar a la agroindustria azucarera con aspirinas, ya se anunció también el rescate de la economía citrícola con el mismo remedio. ¿Qué sigue? ¿La industria pesquera que es un desbarajuste? ¿O la pequeña empresa industrial y comercial de la entidad al borde de la quiebra?


Anuncios espectaculares en un proceso electoral a la puerta, que son eso, anuncios espectaculares para impactar en los votantes. Caravanas con sombrero ajeno en el medio de una crisis global que las autoridades gubernamentales parecen ignorar.


Por favor, ya basta de ofender a la inteligencia de los veracruzanos.


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José Rigane: El Titanic se hunde, la orquesta sigue tocando…

El Titanic se hunde, la orquesta continúa tocando, mientras el Capitán reparte salvavidas sólo entre la clase pudiente. Los grupos económicos, las multinacionales y los empresarios, aprovechan la coyuntura para producir todos los ajustes necesarios tendientes a lograr que la crisis la paguemos quienes no la provocamos.

Ver nota completa en: Our Word In Resistance

Renunció al PRD Gerardo Fernández Noroña


Gerardo Fernández Noroña, quien renunció este mediodía al igual que María Fernanda Campa Uranga y Horacio Flores Flores a su militancia en el Partido de la Revolución Democrática, aseguró que piensa que el partido va a desaparecer ante la llegada de Jesús Ortega a la dirigencia nacional del sol azteca.

Ver comunicado en: El Sendero de Veracruz

Fernández Noroña declaró a El Universal que no tiene intención de afiliarse a ningún partido ni tampoco invitaciones u ofrecimientos para integrarse a otro órgano político, incluido el Frente Amplio Progresista, que coordina Porfirio Muñoz Ledo.

Nota completa en: El Universal. 27/11/08


Histórico endeudamiento de clientes bancarios: Scotiabank

México. El endeudamiento de familias es ya el más alto en la historia.

Adeudan a los bancos un billón 350 mil millones de pesos, o sea, 13.5% del PIB: Ídem.

La cartera vencida de la banca comercial en el segmento de préstamos al consumo, formado principalmente por las tarjetas de crédito, llegó en septiembre a 37 mil 539 millones de pesos, un incremento de 40 por ciento con respecto al nivel registrado en junio de este año, indican datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.


La crisis económica se empieza a sentir por la combinación de elevada inflación con alza de las tasas de interés, más la presión de ese débito, dijo el director de estudios económicos de Scotiabank


El disparo en las tasas de interés y de la morosidad entre los usuarios de crédito ocurre en un momento en que el endeudamiento de las familias con el sistema bancario alcanzó el nivel más alto registrado jamás, mientras la capacidad de pago se reduce a consecuencia de la crisis económica en la que entró el país, indicaron reportes oficiales.


“El endeudamiento de las familias es históricamente el más alto en este momento”, comentó ayer Francisco Gutiérrez, director de estudios económicos de Scotiabank.


La deuda de las familias mexicanas con el sistema bancario creció hasta un billón 350 mil millones de pesos, cantidad que equivale a 13.5 por ciento del producto interno bruto (PIB), de acuerdo con datos del Banco de México.


El endeudamiento de las familias con el sistema bancario incluye los pasivos contratados a través de préstamos hipotecarios, tarjetas de crédito, financiamiento para adquisición de automóvil y préstamos personales.


Una de las formas en que la crisis económica se comienza a resentir en México es, explicó Gutiérrez, una combinación de alta inflación con alza de tasas de interés y elevado nivel de endeudamiento de las familias. En términos anuales, la inflación general subió en la primera quincena de noviembre a 6.18 por ciento, más del doble de la estimada por el banco central a comienzos del año, e incluso arriba del nivel máximo de 6 por ciento calculado por el Banco de México a principios de este mes.


El alza de la inflación, combinada con un mayor riesgo para la recuperación de los créditos bancarios, también ha tenido un efecto en el costo de las deudas de los usuarios de préstamos al consumo. Los 13 bancos que concentran 90 por ciento del mercado en tarjetas de crédito –el renglón más importante de los préstamos al consumo– cobraron en promedio el mes pasado una tasa de interés, incluidas comisiones, de 69.49 por ciento anual. Se trata de un nivel superior en 17 puntos porcentuales al de 52.30 por ciento anual, también promedio, que las mismas instituciones cargaron a sus usuarios de tarjeta en octubre de 2007, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros.


“La inflación ya rebasó el incremento que han tenido los salarios, y eso significa menos dinero disponible para la gente”, expuso el especialista de Scotiabank. El alza en los alimentos, combinada con mayores tasas de interés provoca que las personas enfrenten mayores costos que hasta hace algunos meses, mientras el poder adquisitivo de sus ingresos cuando conservan el empleo es menor, explicó.


Hasta febrero de este año los incrementos en los salarios contractuales fueron negociados entre trabajadores y patrones ligeramente arriba de la inflación. Tal situación se invirtió a partir de marzo y especialmente desde abril. A octubre, el incremento a los salarios fue en promedio de 4.8 por ciento, con una inflación ya cercana a 6 por ciento anual. Pero específicamente la inflación de alimentos, un tipo de productos que por su naturaleza no se puede dejar de adquirir, llegó el mes pasado a 8.5 por ciento anual, de acuerdo con datos del Banco de México.


Para el próximo año, según los cálculos de Scotiabank ofrecidos ayer por Francisco Gutiérrez, la economía formal apenas creará 54 mil empleos, una situación que también tendrá un efecto en la capacidad de consumo de las familias.


El menor ingreso disponible de las familias afecta el consumo, como también lo inhibe el crecimiento de la tasa de interés, expuso Gutiérrez.


Los datos presentados ayer por el analista indican que en 2000 el nivel de endeudamiento de las familias era equivalente a 8.7 por ciento del producto interno bruto. Creció a 10 por ciento del PIB en 2003, justo cuando las instituciones del sistema financiero comenzaron a liberar créditos para hipotecas y consumo, luego de que el financiamiento había estado limitado desde la crisis de 1995.


Antes de llegar al nivel actual, el endeudamiento de las familias con el sistema bancario fue equivalente a 12.5 y 13 puntos porcentuales del PIB en 2006 y 2007, respectivamente.

“Aunque el nivel de endeudamiento de las familias es hoy el más alto de la historia, el riesgo de esa deuda es menor al que existía, por ejemplo, durante la crisis de 1995 y 1996”, añadió el especialista.


La Jornada. 27/11/08

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Convergencia y PT apuestan al desfondo del PRD en 2009

Las dirigencias nacionales de los partidos del Trabajo (PT) y Convergencia anunciaron la adhesión del Revolucionario de los Trabajadores (PRT) a su movimiento, al tiempo que descartaron tener cualquier contacto con el de la Revolución Democrática (PRD), instituto político que, aseguraron, “ahora está hecho a modo del gobierno federal”.


En conferencia de prensa, adelantaron que el PRD tendrá un fracaso electoral y aseveraron que confían en obtener para sí los sufragios que perderá ese partido en 2009.


Posteriormente, en entrevista, el dirigente nacional de Convergencia, Luís Maldonado, reiteró que en las elecciones para renovar la Cámara de Diputados, gubernaturas, alcaldías y congresos locales, que tendrán lugar el año próximo, apuesta al “desfondo” del partido del sol azteca, lo que les permitiría, tanto a Convergencia como al PT, allegarse los sufragios que, desde su perspectiva, perdería el PRD.


Maldonado precisó que ese partido dejará de recibir importante número de votos, porque “hay un electorado que ha sido traicionado, un electorado que votó en 2006 y que ha sido traicionado por las expresiones de esa corriente… Nosotros aspiramos a llenar ese vacío; entonces, lo que normalmente debe ocurrir es que exista efectivamente un declive en sus resultados electorales y nosotros aspiramos a consolidar nuestra clase social”.


Insistió en que no buscarán acercamiento alguno con la dirigencia perredista, que encabeza Jesús Ortega; “no tiene caso que se dé algún acercamiento, ya que se han tomado rutas distintas, por lo que no se va a establecer relación o acercamiento con Ortega… han tomado otra ruta, ellos le llaman construir consensos, pero el electorado lo ve como el abandono de muchas banderas”.


Nota completa en La Jornada 26/11/08

“Mezquino y egoísta”, pugnar por la división de la izquierda: Ortega

Cuestionado acerca de la definición de PT y Convergencia de excluir al PRD de una alianza electoral para 2009, Jesús Ortega Martínez aseguró: “ya sé; le apuestan a la división y el debilitamiento de la izquierda. Eso es mezquino y egoísta, y sólo le funciona a la derecha”.


En entrevista, después de que participó en un foro sobre el presupuesto del próximo año para el campo, afirmó: “algunos especularon que el PRD se dividiría y hasta lo deseaban”. Sin embargo, rechazó explicar a quién se refería, a pesar de las insistentes preguntas al respecto.


No obstante sus críticas a esos partidos, Ortega señaló que insistirá en una alianza con PT y Convergencia, y solicitó a Alberto Anaya y Dante Delgado “que, en lugar de enojarse, actúen como políticos profesionales, y de Porfirio (Muñoz Ledo) esperaría sapiencia y paciencia”.


Nota completa en La Jornada. 26/11/08

Función Pública: “Corrupción mató a Mouriño”

Morelia.- Salvador Vega Casillas, secretario de la Función Pública, reconoce sin vacilaciones que la corrupción mató a Juan Camilo Mouriño, y revela que apenas dos horas después del mortal accidente, la dependencia a su cargo intervino la Secretaría de Gobernación para evitar sustracción o fuga de información.

En entrevista con MILENIO, el político michoacano asegura también que en México las prácticas de corrupción equivalen por lo menos a uno por ciento del producto interno bruto y constituyen un cáncer igual de grave que el narcotráfico, aunque para la mayoría de la gente constituye un hábito normal.

¿La corrupción mató a Mouriño?

Por supuesto que sí. Es un tema que nosotros estamos investigando. Estamos revisando perfectamente todo. Estamos arrancando desde el primer día del accidente. Ese día del evento, ese día en la noche, ya teníamos la investigación para asegurarnos que no fueran mal usados los documentos, los antecedentes, y de ahí partimos con las investigaciones. La SCT nos ha hecho conocer la parte de las investigaciones que tienen ellos; nos hemos sumado con nuestras propias investigaciones para saber a fondo qué fue lo que pasó.

Ver nota completa en: Milenio 26/11/08


SCT denuncia ante SFP a funcionarios por avionazo

México, DF. Como parte de la investigación del desplome del avión en que murieron varios funcionarios federales el 4 de noviembre, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) presentó hoy viernes ante la Secretaría de la Función Pública (SFP) una denuncia, al haber detectado presuntas responsabilidades de funcionarios públicos, referentes sobre todo a la certificación de los pilotos.

“Hoy presentamos ante la SFP una denuncia y los documentos en que se funda por haber detectado elementos que pueden configurar responsabilidades de servidores públicos al avalar posibles conductas irregulares de terceros”, informó el titular de la SCT, Luís Téllez en conferencia de prensa.

La Jornada: 26/11/08

Bravo Mena remplaza a César Nava como secretario particular de Calderón

César Nava Vázquez dejó su cargo como secretario particular del presidente Felipe Calderón y su lugar será ocupado por el ex embajador de México en el Vaticano Luis Felipe Bravo Mena, informó Maximiliano Cortázar, coordinador de Comunicación Social de la Presidencia.

Funcionarios federales revelaron que César Nava se convirtió, junto con Daniel Cabeza de Vaca, actual subsecretario de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Gobernación, en candidato a suceder al fallecido José Luis Santiago Vasconcelos como secretario técnico de la Comisión para la Implementación de las Reformas en Seguridad Pública y Justicia Penal.

La Jornada. 26/11/08

lunes, 24 de noviembre de 2008

Los siete déficits mortales

Joseph Stiglitz

23/11/08


Cuando el presidente George W. Bush asumió el cargo, el grueso de los descontentos con unas elecciones robadas se consolaron con esta idea: dado nuestro sistema de controles y equilibrios políticos, ¿cuánto dañó puede hacer? Ahora lo sabemos: mucho más de lo que podían imaginar los peores pesimistas. Desde la guerra de Irak hasta el colapso de los mercados crediticios, las pérdidas financieras apenas resultan concebibles. Y detrás esas pérdidas, aún hay que contar las oportunidades perdidas, todavía mayores.


Tomados de consuno los dineros despilfarrados en la guerra, los dineros despilfarrados en un esquema inmobiliario piramidal que empobreció a los más y enriqueció a unos pocos y los dineros que se esfumaron con la recesión, el hiato entre lo que podríamos haber producido y lo que realmente produjimos fácilmente rebasará el billón y medio de dólares. Piensen lo que habría podido hacerse con esa suma para proporcionar asistencia sanitaria a quienes carecen de seguro médico, para mejorar nuestro sistema educativo, para desarrollar tecnologías verdes… La lista es infinita.


Y el verdadero coste de las oportunidades perdidas es todavía mayor. Piensen en la guerra. Están, para empezar, los fondos directamente asignados a ella por el gobierno (unos 12 mil millones de dólares mensuales, y eso aceptando las estimaciones confundentes de la administración Bush). Pero es que son mucho mayores todavía, como ha documentado en su libro La guerra de los tres billones de dólares Linda Bilmes, de la Kennedy School, los costes indirectos: las remuneraciones que han dejado de ganar los heridos o los muertos o la actividad económica desplazada (de, pongamos por caso, gastar en hospitales norteamericanos a gastar en empresas nepalesas de seguridad). Esos factores sociales y macroeconómicos podrían llegar a montar más de 2 billones de dólares en el cómputo total de los costes de la guerra.


Pero hay un haz de luz en esos negros nubarrones. Si logramos zafarnos de la pesadumbre, si conseguimos pensar más cuidadosa y menos ideológicamente sobre la manera de robustecer nuestra economía y hacer de la nuestra una sociedad mejor, tal vez podamos adelantar algo en el planteamiento y solución de los enconados problemas que venimos arrastrando.


El déficit de valores.- Uno de los puntos fuertes de Norteamérica es su diversidad, y siempre ha habido una diversidad de puntos de vista incluso respecto de nuestros principios fundamentales (la presunción de inocencia, el mandato de habeas corpus, el imperio de la ley). Pero –o eso creíamos, al menos— quienes discrepaban de esos principios constituían una pequeña franja marginal, fácilmente ignorable. Ahora hemos aprendido que esa franja no es tan minúscula y que, entre sus miembros, se cuentan el actual presidente y los dirigentes de su partido. Y esa división en los valores no podía haber llegado en peor momento. Percatarse de que podríamos tener menos en común de lo que pensábamos puede dificultar la resolución de problemas que tenemos que encarar juntos.


El déficit climático.- Con ayuda de cómplices como ExxonMobil, Bush trató de persuadir a los norteamericanos de que el calentamiento global era una ficción. No lo es, y hasta la administración ha terminado por admitirlo. Pero no hicimos nada durante ocho años, y los EEUU contaminan más que nunca; un retraso que pagaremos carísimo.


El déficit de igualdad.- En el pasado, aun si los que estaban abajo recibían pocos, si alguno, de los beneficios de la expansión económica, la vida se percibía como un sorteo equitativa. Las historias de quienes se hacían a sí mismos eran parte de las señas de identidad norteamericanas. Pero la vieja promesa de Horatio Alger suena hoy falsa. La movilidad ascendente se ha hecho cada vez más difícil. Las crecientes divisiones de ingreso y de riqueza han sido reforzadas por una legislación fiscal que premia a los afortunados en la azarienta lotería de la globalización. Destruida aquella percepción, será todavía más difícil encontrar una causa común.


El déficit de responsabilidad.- Los reyezuelos del mundo financiero estadounidense justificaban sus astronómicas remuneraciones apelando a su pretendido ingenio para generar grandes beneficios, supuestamente derramados sobre el país entero. Ahora, los reyes andan desnudos. No supieron gestionar el riesgo; antes bien, sus acciones exacerbaron el riesgo. El capital no fue correctamente asignado; se malgastaron centenares de miles de millones, un nivel de ineficiencia mucho mayor que el que la gente se ha acostumbrado a atribuir al Estado. Sin embargo, los reyezuelos se largaron con centenares de millones de dólares de los contribuyentes, de los trabajadores, y el conjunto de la economía tuvo que pagar la cuenta.


El déficit comercial.- En el curso de la pasada década, el país ha venido tomando préstamos a gran escala en el extranjero: sólo en 2007, unos 739 mil millones de dólares. No es difícil descubrir por qué: con un gobierno incurriendo en enormes deudas y unos hogares norteamericanos sin apenas capacidad de ahorro, no había otro sitio donde pedir. Los EEUU han estado viviendo de dinero y de tiempo prestados, y ha llegado la hora del vencimiento. Acostumbrábamos a dar lecciones de buena política económica a los demás. Ahora los demás se parten de risa a nuestras espaldas, y de cuando en cuando, hasta nos dan lecciones. Hemos tenido que ir a mendigar a los fondos soberanos de riqueza (la riqueza excedente que otros gobiernos han acumulado y que pueden invertir fuera de sus fronteras). Retrocedemos ante la idea de que nuestro gobierno se haga con un banco, pero parecemos aceptar de grado la idea de que los gobiernos extranjeros puedan convertirse en accionistas de referencia de algunos de nuestros bancos más emblemáticos, instituciones cruciales para nuestra economía. (Tan cruciales, en efecto, que hemos dado un cheque en blanco a nuestro Tesoro para rescatarlas.)


El déficit fiscal.- Gracias, en parte, a un gasto militar desapoderado, en sólo ocho años nuestra deuda nacional se ha incrementado en dos tercios, pasando de 5,7 billones a más de 9,5 billones de dólares. Pero, por espectaculares que resulten, esos números subestiman por mucho las verdaderas dimensiones del problema. Aún tienen que presentarse a cobro muchas facturas de la Guerra de Irak, incluidas las que incorporan los costes de asistencia a los veteranos heridos, y esas facturas podrían representar unos 600 mil millones de dólares. El déficit federal de este año probablemente añadirá otro medio billón a la deuda nacional. Y todo eso, sin contar con los dineros desembolsados por la Seguridad Social y por Medicare para asistir a los baby boomers.


El déficit de inversión.- Las cuentas del Estado son distintas de las cuentas del sector privado. Una empresa que tome dinero prestado para realizar una buena inversión verá su balance contable mejorado, y sus ejecutivos serán aplaudidos. Pero en el sector público no hay balance contable, y por lo mismo, demasiada gente se centra miopemente en el déficit. En realidad, las inversiones públicas sabias proporcionan retornos mucho más elevados que la tasa de interés que el Estado paga por su deuda; a largo plazo, las inversiones ayudan a reducir los déficits. Recortar esas inversiones es proceder al modo del ahorrador de salvado y desperdiciador de harina, como pudo verse con los diques de Nueva Orleáns y con los puentes de Mineápolis.


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Más allá de la simple incompetencia, hay dos posible hipótesis para explicar por qué los republicanos prestaron tan poca atención a la creciente debacle presupuestaria. La primera es, sencillamente, que confiaron en la teoría económica del lado de la oferta, en la creencia de que, de uno u otro modo, la economía crecería tanto con unos impuestos bajos, que los déficits serían efímeros. Esa idea se ha revelado como lo que es, una ilusión fantasiosa.


La segunda hipótesis es que, permitiendo un déficit cada vez más hinchado, Bush y sus aliados esperaban forzar una reducción del tamaño del Estado. Lo cierto es que la situación fiscal ha llegado a cobrar unas proporciones tan alarmantes, que muchos demócratas responsables están comenzando ahora a hacerles el juego a los republicanos empecinados en “asfixiar a la bestia pública”, y llaman a un drástico recorte del gasto público. Pero, preocupados como están los demócratas por parecer demasiado tibios en materia de seguridad –y por lo mismo, resueltos a considerar sacrosanto el presupuesto militar—, resulta harto difícil recortar gastos sin cercenar las inversiones más importantes para resolver la crisis.


La tarea más perentoria del nuevo presidente será restaurar el vigor de la economía. Dado el volumen de nuestra deuda nacional, es particularmente importante cumplir esa tarea de manera que se maximicen los resultados de cada dólar gastado, al tiempo que se ataca al menos uno de los déficits capitales. Los recortes fiscales funcionan –si funcionan— incrementando el consumo, pero el problema de Norteamérica es que padece un atracón de consumo; prolongar el atracón no hará sino posponer la solución de los problemas más profundos. A medida que los ingresos se desploman, los estados y los municipios tendrán que hacer frente a restricciones presupuestarias, y a menos que se haga algo, se verán obligados a recortar el gasto, lo que no hará sino ahondar en el declive. A nivel federal, necesitamos gastar más, no menos. Hay que reconfigurar la economía para adaptarse a las nuevas realidades (incluido el calentamiento global). Necesitaremos más trenes de alta velocidad y plantas energéticas más eficientes. Esos gastos estimulan la economía, al tiempo que sientan las bases para un crecimiento sostenible a largo plazo.


Sólo hay dos formas de financiar esas inversiones: aumentar los impuestos o recortar otros gastos. Los norteamericanos de ingresos altos pueden perfectamente permitirse pagar más impuestos, y muchos países europeos han triunfado, no a pesar de tener una fiscalidad elevada, sino precisamente por tenerla: es lo que les ha permitido invertir y competir en un mundo globalizado.


Huelga decir que habrá resistencia al aumento de impuestos, de manera que el foco de atención se moverá hacia los recortes. Pero nuestros gastos sociales son ya tan esqueléticos, que hay poco que ahorrar. En realidad, descollamos entre las naciones industrializadas avanzadas por lo inadecuado de nuestras protecciones sociales. Los problemas, por ejemplo, del sistema de asistencia sanitaria en los EEUU saltan a la vista: resolverlos no es sólo cuestión de mayor justicia social, sino también de mayor eficiencia económica. (Unos trabajadores más sanos son unos trabajadores más productivos.) Y eso deja sólo un área económica importante disponible para recortar gastos: la defensa. Nuestros gastos representan la mitad de los gastos militares mundiales, con un 42% de los dólares del contribuyente que se destinan, directa o indirectamente, a defensa. Incluso los gastos militares no bélicos se han disparado. Con tanto dinero gastado en armamento inútil contra enemigos que no existen hay mucho margen para incrementar la seguridad, al tiempo que se recortan los gastos en defensa.


La buena nueva en todo este horizonte de malas noticias económicas es que nos estamos viendo obligados a morigerar nuestro consumo material. Si lo hacemos de forma adecuada, eso ayudará a mitigar el calentamiento global, y acaso contribuirá también a despertar la consciencia de que un mayor nivel de vida también es más ocio, no sólo más bienes materiales.


Las leyes de la naturaleza y las leyes económicas son implacables, y no perdonan. Podemos abusar de nuestro medio ambiente, pero sólo por un tiempo. Podemos gastar por encima de nuestros medios, pero sólo por un tiempo. Podemos gorronear a cuenta de nuestras inversiones pasadas, pero sólo por un tiempo. Ni siquiera el país más rico del mundo puede ignorar las leyes de la naturaleza y las leyes económicas, si no es en daño propio.


Joseph Stiglitz es profesor en la Universidad de Columbia, ganador del Premio Nobel de Economía en 2001 y coautor de The Three Trillion dollar War.


Tomado de: www.sinpermiso.info