miércoles, 30 de septiembre de 2009

Herrera Beltrán y la canalla

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El bajísimo nivel cultural que a diferencia de otros tiempos, priva en Veracruz, se ve reflejado en la mediocridad de una clase política que ni lava ni presta la batea. Carentes de cultura política y, a últimas fechas incluso del menor indicio de civilidad democrática, la gran mayoría de nuestros políticos destacan más por las cantidades de tinta e imagen que de estos vierten los medios de comunicación que por su talento e inteligencia.

Trastocados principios y valores, el éxito de un político se taza en riqueza acumulada y capacidades para mantenerse, de manera permanente, pegado a la ubre del erario público; hacer del cinismo y displicencia virtud para satisfacer sus insanos apetitos a partir del pillaje y la rapiña y, sin duda el destacar ante la sociedad como ciudadano ejemplar e impoluto jefe de familia. Raro es entonces el toparse con algún político cuya relevancia se sustente en su apego a la cultura, al cultivo de la ciencia o de las artes, haciéndose acompañar en el ejercicio de lo público por la honestidad intelectual y el amor al prójimo.

En medio de esta mediocridad, a lo largo de los últimos cuatro años y medio, la promoción cultural ha sido ajena a la administración pública estatal. No se necesita de mucho para darse cuenta que, de entrada, la primera asignatura en la que Fidel Herrera Beltrán al ser calificado por la historia saldría reprobado, lo sería el amor y compromiso para con la cultura y los creadores veracruzanos. La prueba más evidente es el haber desvinculado a esta trascendente actividad humana de la educación popular, incorporando el quehacer cultural a la secretaría de turismo, valorándolo como mercancía al alcance del mejor postor.

Los resultados de tal medida de “reingeniería” privatizadora son lastimosos. Ni la actividad cultural contribuye al turismo, ni este aporta nada a la cultura. Antes al contrario, contemplada esta última como vulgar acto de comercio, en su nombre se atenta contra el patrimonio histórico y cultural veracruzano, como ha quedado constatado en la zona arqueológica de El Tajín. Criterio que se simplifica con las declaraciones de los responsables de la llamada “Cumbre del Tajín en las que, sin empacho se afirma, que “...tal evento cultural y musical constituye importante impulsor de la transformación de la región del totonacapan, ya que el impacto económico y mediático ha estimulado a los pueblos veracruzanos en su economía, educación y cultura”. Nada más alejado de la verdad, los pueblos indígenas considerados como objeto inerme, permanecen excluidos, discriminados, explotados y sumidos en el abandono y la miseria. Su cultura ancestral es hoy objeto de comercio, promovido y ponderado a nivel internacional, en tanto que la actividad turística languidece atenida a un flujo estacional de visitantes de bajo nivel económico, al que le importa todo, menos el patrimonio cultural veracruzano.

Perdón. El tema al que me quería referir en este artículo era otro y en el camino me desvié. Lo que quería destacar es que entre tanta mediocridad y ausencia de cultura y honestidad intelectual, muchos de aquellos políticos que endiosaran hasta la abyección al Maestro Fidel Herrera Beltrán, haciendo del gobernador santo de su devoción y de la fidelidad religión, son ahora la canalla que con infundios, maledicencias, vituperios y chistes de mal gusto, pretende tirarle de su pedestal. “Muerto el rey, viva el rey”, es la tónica con la que los lacayos lambiscones de oficio, lo mismo cortesanos oficiales que amanuenses resentidos, vislumbran la proximidad de la entrega de estafeta, preparando el camino para uncirse a lo que viene.

No se juzga ni por asomo el quehacer y resultados de la gestión sexenal próxima a culminar, las buenas, malas, o regulares políticas públicas resultantes de una peculiar y personal manera de gobernar, o la cercanía del gobernante con el pueblo que tanto se ha ponderado. La saliva insidiosa, el veneno, se vierte sobre el ser humano, su familia y, la presunta proclividad innata al saqueo de las arcas públicas de aquel semidiós antes objeto de su ignominiosa adoración. ¡Que vergüenza!

Lo que más llama la atención es que entre esta canalla, figuren personajes de medio pelo que calificaran públicamente de “traidor” a Héctor Yunes Landa; que tienden hoy alfombras rojas al paso de Javier Duarte de Ochoa sin dudar un instante en que de fracasar este en su intento, ya habrá un nuevo semidiós ante el cual ignominiosamente mostrar las nalgas desnudas para hacerse acreedores al mendrugo que resbale de la mesa.

Esta es la “cultura política” que domina a Veracruz. A ella quería referirme. Pido disculpas por mi digresión.

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domingo, 27 de septiembre de 2009

Oaxaca. No confundir gimnasia con magnesia

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El énfasis con el que los medios de comunicación masiva destacan los encabezados de algunas notas periodísticas, muchas de las veces no guarda congruencia con la información en sí pero cumplen con el propósito de atraer la atención del lector. Sin embargo, sobran ocasiones en las que los encabezados están encaminados a propiciar anticipados juicios de valor para que la información que se da a conocer se atienda con previo prejuicio.

Caso paradigmático de esto último en las últimas semanas se puede observar en tratándose del controvertido tema de “Juanito” el de Iztapalapa, que, gracias a un mal intencionado manejo mediático, ha hecho del personaje lo mismo expresión viviente de la mediocridad de la vida política nacional que motivo de escarnio para con el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador. Ocultando la razón sustantiva del origen y contexto de la elección del hoy delegado electo, que se sustenta en una ley electoral recesiva, la corrupción y mala fe que priva tanto en el IFE como en Poder Judicial de la Federación, y en el hecho inobjetable de que en escasos quince días, AMLO volcara la intención del voto de los habitantes de una de las delegaciones más pobladas de la ciudad de México a favor no de “Juanito”, sino de la Sra. Brugada, enmendándole la plana al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación..

Lo mismo se está observando en el manejo que la prensa veracruzana aplica a la alianza del PRD y posiblemente Convergencia con el PAN, en el vecino estado de Oaxaca. Favoreciendo los medios al PRI y estigmatizando a la izquierda electoral, sin atender al contexto dentro del cual se da eso que se ha dado en llamar “aberración ideológica”. Para quienes no estén lo suficientemente informados, el sólo encabezado de la nota que da cuenta de las declaraciones de un dirigente del PRI en el estado, induce al prejuicio y a la aceptación tácita de que efectivamente tal alianza es una “aberración”, como si el pragmatismo que domina en la vida político electoral no fuera el común denominador. ¿O acaso el PRI no acaba de aliarse al PAN y a los verdes, para avalar la designación del nuevo procurador general de la República propuesto por Calderón?, ignorando el sentir de la opinión pública y su propio rechazo al régimen calderonista.

Sin pretender darle la razón a la sin razón cotidiana del pragmatismo de una buena parte del PRD, no podemos dejar de lado que en el caso específico de Oaxaca persiste en la mayoría de la población, sin distingo partidista, la convicción plena de que hay que echar del gobierno al PRI, representado en la entidad por Ulises Ruíz y su camarilla. Convicción puesta de manifiesto hasta el cansancio por la también mayoría de los mexicanos que por cierto, tienen también puesta la mira en el (des) gobernador de Puebla.

La pretendida alianza no es un asunto ideológico ni puede juzgársele como tal; pragmáticamente, la alianza es reflejo de una expresión de la voluntad popular en contra del sátrapa gobernante, y sujeta a la aceptación plena de un candidato único que responda a las expectativas del pueblo oaxaqueño. Bajo esta óptica, ni puede considerarse aberrante ni mucho menos como algo inaudito y generalizado que deba someterse a un sesudo análisis, como el que ya realizan algunos columnistas que en sus elucubraciones pretenden extrapolar maliciosamente el fenómeno a Veracruz.

Y digo, maliciosamente, porque no se oculta el miedo del priísmo a que en nuestra entidad pudiera construirse una alianza del PAN no con el PRD controlado desde palacio de gobierno, sino con Convergencia. No olvidemos que si en su momento esta alianza se hubiera dado de no haberla rechazado Dante Delgado, Fidel Herrera Beltrán no sería el gobernador de Veracruz.

Las circunstancias son otras. Oaxaca no puede compararse con Veracruz, ni en lo político ni en lo social. Como tampoco se puede comparar a un repudiado Ulises Ruíz con Fidel Herrera Beltrán cuyo cacicazgo es ilustrado y que es bien visto cuando menos por un tercio del electorado. La correlación de las fuerzas electorales en nuestra entidad se manifiesta en un cierto grado de equilibrio en el que dependiendo de quienes sean nominados como candidatos a la gubernatura, el voto popular lo mismo puede beneficiar al PRI en una si aberrante alianza con el partido verde, que al PAN o incluso a Convergencia.

Así que no adelantemos vísperas. En Oaxaca la última palabra la tiene su pueblo. En el Veracruz de hoy, se percibe que la última palabra la tendrán las bacinicas en una guerra sin cuartel.

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jueves, 24 de septiembre de 2009

Izquierda social; tiempo de definiciones

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

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“Como en el debate universal acerca de lo público, la ideología manda y condiciona”.

Adolfo Sánchez Rebolledo

El pasado martes 22 de los corrientes, Julio Hernández López en su ya imprescindible columna “Astillero” en La Jornada, pone sobre el tapete de la discusión un tema que ya es motivo de preocupación y en torno al cual se ha venido construyendo un consenso cada vez más amplio. Bajo el título de “Replanteamientos necesarios” Julio hace referencia a la situación que tiene al país al borde del desastre y la actuación de la izquierda social en México, la que se ha venido expresando a través del Movimiento de Resistencia Pacífica que encabeza Andrés Manuel López Obrador, frente a una realidad que exige definiciones claras y contundentes para enfrentarle.

Ya en alguna ocasión, sobre el mismo tema hice hincapié en que México no va a cambiar a partir de mentadas de madre, chistes de mal gusto, protestas masivas o reiteradas denuncias, a las que la clase política presta oídos sordos. Así también deje asentado que, a mi juicio, la izquierda social debería pasar a la construcción de una sólida organización sustentada en definiciones ideológicas con visión de largo plazo, un programa mínimo para la acción consecuente en la coyuntura, en torno al cual se posibilite la aglutinación y unificación de fuerzas hoy por hoy dispersas, y desde abajo, como ha insistido Andrés Manuel, identificar y formar cuadros comprometidos que al margen de los partidos políticos representen legítimamente los intereses de sus comunidades.

Contemplar si, la participación del Movimiento en los procesos electorales acompañando y apoyando a los partidos que conforman el Frente Amplio Progresista (FAP) y a sus candidatos, cuando éstos así lo requieran, lo justifiquen y ello contribuya al fortalecimiento de la izquierda social, pero sin caer en el juego espurio de las componendas electoreras en que suele incurrir con frecuencia la llamada “izquierda electoral”. Manteniendo independencia, autonomía y libertad de movimiento en atención a los propósitos y objetivos concretos de mediano y largo plazo de la movilización popular. No atender a esta necesidad objetiva, ha dado lugar a que a lo largo de cuatro años la izquierda social le haga el trabajo sucio y desgastante tanto al PRD como al PRI, oponiéndose y denunciando el desastre del (des) gobierno ilegítimo de Calderón Hinojosa y al PAN, para que éstos partidos lo aprovechen en su propio beneficio y, de paso, beneficiando a los poderes fácticos.

Coincido plenamente con lo expuesto por Julio. Andrés Manuel López Obrador debe definir el rumbo del movimiento y definirse a sí mismo. No puede mantenerse indefinidamente un liderazgo social en la izquierda, cuando este se sustenta en torno a un solo hombre que siembra duda y desconfianza en la ambivalencia de una lucha popular de largo aliento y los intereses coyunturales de contiendas electorales. No se puede confiar en quien tiene un pie en el PRD y otro en partidos políticos distintos, con fines electorales, y al mismo tiempo conducir un movimiento de masas independiente. Más que un solo Andrés Manuel, el movimiento requiere de miles de Andrés Manuel surgidos desde abajo, en la comunidad, el barrio, la escuela, la academia, el sindicato, el surco, el taller, que a lo largo y ancho del país, más que denunciar lo obvio, construyan, organicen y promuevan respuestas propositivas ideológicamente consecuentes con la necesidad de cambio.

México se ha situado a la cola de América Latina, marchando a contracorriente de la tendencia general de abandono de las recetas neoliberales y construcción de nuevas alternativas de desarrollo frente a la crisis sistémica global. Dentro de este esquema de involución, la izquierda se ha constituido en simple compañero de viaje de la derecha, actuando bajo las reglas y candados de una ley electoral recesiva que favorece a una clara tendencia al bipartidismo y al pensamiento único y en las que la participación plural y democrática no tiene cabida. Tal postura política no tiene futuro, de persistirse en ella el movimiento nacional de resistencia terminará hundiéndose en las mismas aguas en las que hoy naufraga el calderonismo neoliberal. La definición ideológica y política es exigencia impostergable. Al margen de etiquetas y poses engañosas, la izquierda tiene que definirse por sí misma y para sí misma, ideológica y programaticamente sobre el futuro deseable para este país sin rumbo y sin destino, actuando en consecuencia.

Esperemos que la opinión vertida por Julio, abra paso a un debate serio y responsable en el que como bien señala Adolfo Sánchez Rebolledo, la ideología mande y condicione..

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miércoles, 23 de septiembre de 2009

México. Izquierda social a debate

Astillero

Julio Hernández López

Replanteamientos necesarios

Hoy, López Obrador tiene que definir el rumbo del movimiento que encabeza y definirse él mismo. Sería una desgracia que por falta de agilidad, autocrítica y visión general, no hubiera el líder que las circunstancias reclaman para las luchas que de manera natural se darán conforme se agudicen los problemas en México.

Es tiempo de preguntarse si se ha agotado el esquema de movilización y protesta que hasta ahora ha desarrollado Andrés Manuel López Obrador. Mismas acciones frente a mismos problemas están dando los mismos resultados: activismo voluntarioso, protesta pública heroica, consignas y pancartas, fidelidad militante y concentración de programas y expectativas en la figura central del líder pero no aún el giro adecuado para convertir la gran crisis nacional en una alternativa viable de organización política y social que haga converger a múltiples sectores e intereses dañados por el mal gobierno y les permita luchar por algo más que por consignas genéricas o por las siguientes elecciones delegacionales, estatales o federales.

La crisis en curso reclama del único movimiento social activo, el de los seguidores de López Obrador, nuevos enfoques y acciones, que aprovechen y potencien la fuerza personal de su líder pero que al mismo tiempo ofrezcan nuevas formas de participación a los amplios segmentos sociales que se han quedado entrampados entre la propaganda oficialista apabullante que ha difamado al tabasqueño, a la que creen por efecto de la repetición en los púlpitos electrónicos, y la necesidad de una opción fresca e incluyente de lucha, que dé curso a la muy extendida insatisfacción social que hasta este momento no tiene un cauce político amplio y que corre el riesgo de convertirse en decepción deseosa de mano dura o en río desbordado de consecuencias imprevisibles.

Es cierto que López Obrador es el único mexicano capaz de congregar multitudes en torno a un acto público, y que tiene el gran mérito de haber sobrevivido al terrible bombardeo mediático y político que en su contra han desatado los mismos poderes supremos que le arrebataron la Presidencia de la República y que no desean su sobrevivencia pública. Pero eso no es y no puede ser suficiente, porque entonces convertiría la acción política de las masas en una recurrencia placera nostálgica y acotada. Ya el pasado 15 hubo un Grito en el Hemiciclo a Juárez que no significó nada nuevo, con medidas que parecieran más una forma de entretener con algo a los seguidores que un proyecto en forma. Ayer, en San Lázaro, se repitió, con menos éxito, la rutina de la presentación de propuestas a las bancadas legislativas afines para que peleen, en el interior de una maquinaria dominada por el prianismo, por hacer triunfar lo que sabidamente no tiene viabilidad allí, en lo institucional.

El escenario político e institucional ha sido cambiado a grandes pasos y con claros trazos. Calderón ha sido hecho a un lado y sólo le han dejado como instrumento ceremonial, mientras el priísmo, congregado en derredor de la figura mafiosamente patriarcal de Carlos Salinas, está tomando el control de todo lo que políticamente se haga. Los grandes medios de comunicación están apostando abiertamente, no sólo con espots en tiempo de máxima audiencia, por ese retorno del PRI a Los Pinos, y los principales empresarios están inequívocamente dispuestos a impedir, nuevamente, que triunfe una opción de izquierdismo reformista (una especie de buen priísmo) en 2012.

Hoy, López Obrador tiene que definir el rumbo del movimiento que encabeza y definirse él mismo, porque de continuar la lógica de las concentraciones públicas movidas por el interés de sus palabras personales, y de persistir en la obsesión electoral con él mismo como necesario actor estelar, tanto el movimiento como él pueden quedar, irónicamente, en una frecuencia distinta a aquella en la que va entrando el país a causa de las desgracias económicas y la tensión social. Sería una desgracia que por falta de agilidad, autocrítica y visión general, no hubiera el líder que las circunstancias reclaman para las luchas que de manera natural se darán conforme se agudicen los problemas en el país. No se trata, ni remotamente, de arriar banderas, sino de alzarlas más alto y defenderlas con más fuerza e inteligencia. De preguntarse si el acento principal de la lucha colectiva debe seguir siendo la movilización, el mitin y el discurso centrados en una persona y, desde luego, si ese capital político debe ser convertido casi por sistema en botín de oportunistas merced a las transmutaciones electorales fallidas que tanto esfuerzo del líder consumen.

Irónicamente, de no darse el replanteamiento a la alza, incluyente, combativo y no electorero, el tabasqueño y su entorno directivo estarán cediendo el paso a las opciones de izquierda que encajan en el modelo de repartición concertada del pastel que promueve el salinismo. Marcelo Ebrard, bien visto por Elba Esther Gordillo y siempre asesorado por el maestro Camacho, podría convertirse entonces en la pieza inteligente y moderna que sea capaz de inducir una muy lucidora reunificación de las izquierdas. Por el bien de todos, hay que hacer replanteamientos de fondo.

La Jornada. 22 de septiembre de 2009

La Jornada, 25 años de paradigma

José Enrique Olivera Arce

Fue en el sexenio de José López Portillo cuando dio inicio el proceso de eliminación de la ley no escrita: “Mordaza” que, en oposición a lo dispuesto por la Constitución General de la República, como espada de Damocles, operara de manera eficaz para el viejo régimen priísta en su prolongada “dictablanda”; doblegando a la prensa y alejándola de su razón sustantiva de ser reflejo, vocero, y canal de la libre expresión de la sociedad.

Paradójicamente, fue en el mismo período en el que, con mayor sutileza, se encontrara la fórmula idónea para seguir haciendo de la prensa instrumento al servicio del gobierno y no al de la sociedad: la propaganda oficial, pagada con recursos públicos, el intercambio de favores y el abierto contubernio entre la autoridad y los propietarios de los medios, al margen de eso que delincuencialmente se conoce cono “conflicto de intereses”. Haciéndose famosa aquella frase de López Portillo ante la salida del huacal de algunos medios que no siguieran a pie juntillas la regla no escrita: “No les pago para que me peguen”.

La frase fue histórica y de ahí pal real tuvo su secuela: el ejercicio de la autocensura en los medios de comunicación de masas, como fórmula para no perder privilegios y canonjías. Con la implantación del modelo neoliberal en México, a partir del sexenio de Miguel de la Madrid, se institucionalizó el cinismo y la desvergüenza: para la mayoría de los medios de comunicación, impresos o electrónicos, el ejercicio periodístico dejó de ser servicio público, transformándose en el mayor de los casos en espurias empresas mercantiles privadas, regidas no por la ética e interés de la sociedad en su conjunto, sino por las leyes del mercado: la oferta y la demanda. La información se trocó en grosera mercancía. Sobre todo en aquellos medios marginales que sobreviven gracias a la propaganda política oficial u oficiosa, generosamente pagada con recursos públicos.

Entronizados en México el cinismo, la desverguenza, la corrupción e impunidad, la prensa, salvo honrosas excepciones, está en estrecho contubernio con los poderes formales y fácticos en la innoble tarea de saquear al país. “No se le pega al que paga ni se le paga al que pega”, es ahora el paradigma mediático.

Dentro de esas excepcionales y honrosas excepciones destaca el diario “La Jornada”, que si bien no puede substraerse del todo, por razones obvias, del carácter mercantil a que están sujetos los medios de comunicación, cumple y ha cumplido a cabalidad, 25 años al servicio de la sociedad; habiendo mantenido contra viento y marea tanto la ética que honra al buen periodismo como el carácter plural y de servicio a la comunidad que le distingue. Para quienes a lo largo de cinco lustros le hemos tomado como paradigma en el ejercicio del periodismo, o como lectores comprometidos con las mejores causas de México, mentiría, si afirmara en contrario, que a “La Jornada” la sentimos en lo personal como propia y, en lo colectivo, parte del patrimonio nacional.

Hace unas semanas, con motivo del primer número de La Jornada Veracruz, hice público mi beneplácito por el inicio de un proyecto que inyectaba renovado oxígeno a la prensa veracruzana, confiando en el aval ético y moral que bajo el nombre y el prestigio de eso que sentimos como nuestro, habría de respaldarle. Sólo espero que mi optimismo en ese momento desbordado, se mantenga en el tiempo y que las nuevas generaciones puedan, en su momento, sentirse orgullosas de que Veracruz cuente con su propia “Jornada”. De sus editores depende que en sus páginas se refleje el espíritu que ha animado a “La Jornada” nacional a lo largo de 25 fructíferos años.

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El impuesto del 2% llegó para quedarse: Carstens

Entre críticas y rechazo de senadores del PRI y el PRD al impuesto de 2 por ciento al consumo general, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, dijo que ése y la mayor parte de los nuevos gravámenes que contiene la propuesta económica gubernamental de 2010, deberán ser permanentes, ya que se perdió una fuente duradera de ingresos por la caída de la plataforma de producción petrolera.

A excepción de los incrementos al impuesto sobre la renta (ISR) y al gravamen especial a la cerveza, que en unos años podrán regresar a los niveles de 2009, los demás, incluido ese 2 por ciento al consumo que se destinará al combate a la pobreza, no serán temporales ni transitorios, sino duraderos en términos de reponer los ingresos perdidos, detalló el titular de Hacienda, durante su comparecencia en el Senado.

Chantaje a los gobernadores

El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, advirtió a los senadores de la República que si no aprueban más impuestos para 2010, los sacrificados serán los estados. “Si se dice, vámonos a más deuda y menos impuestos, la Recaudación Federal Participable no aumenta y, por lo tanto, los estados recibirían menos recursos.

La Jornada 23/09/09

lunes, 21 de septiembre de 2009

Paleocanal de Chicontepec: medias verdades, medias mentiras

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El Gobernador Fidel Herrera Beltrán dijo que ante la disminución de la producción de Crudo en la Zona de Cantarell, Veracruz emerge como el sustituto en la producción de Aceite y Gas, dado a que en la región de Palencanal se perforan tres pozos diarios.

“Veracruz representa en estos momentos para la nación, un punto de referencia en medio de una situación de dificultad, de carácter recesivo, Veracruz sigue creciendo y hoy es un baluarte que está llamado a ser el sustituto en la producción de Petróleos que se da en la zona de Cantarell, cuya actividad ha descendido, pero en contraste en Veracruz, Petróleos Mexicanos perfora hasta tres pozos diarios en Paleoncanal en donde se extrae aceite y gas”.

Con la sana intención, quizá, de generar confianza en la población frente a una crisis a la que no se le encuentra respuesta viable en el corto plazo, el Maestro Fidel Herrera Beltrán recurre a medias verdades y medias mentiras. La Región del Paleocanal de Chicontepec, efectivamente está considerada como una más de las opciones de Pemex para mantener la producción petrolera del país, sin embargo, son muchos y muy variados los expertos que coinciden en la inviabilidad en el corto plazo de la explotación petrolera en una región que cubre una extensión de 3 mil 875 kilómetros cuadrados, en una zona que comparten los estados de Veracruz y Puebla, abarcando 14 municipios.

No se necesita estar ampliamente informado sobre un complejo tema como es el de la explotación petrolera en México. Basta para darse una idea de cómo anda el abarrote con la opinión de los expertos que difunde la prensa nacional, para darse cuenta de que la realidad es muy diferente a la que el gobernador de Veracruz anuncia a bombo y platillo. Si en la región del Paleocanal de Chicontepec “se perforan tres pozos diarios”, es únicamente porque con ello se beneficia a las empresas trasnacionales con las que PEMEX signara contratos contrarios al interés nacional, no porque con ello se beneficie al país con un incremento substancial de disponibilidades de crudo que substituyan a la menguada producción en la Zona de Cantarell.

En diversos medios de comunicación quedó asentado que: Pemex entregó en 2002 un contrato por 500 millones de dólares al consorcio integrado por Schlumberger, ICA Flour y Drillers Tecnology para la perforación de pozos. Es el contrato más grande de su tipo que ha otorgado Pemex y abarca servicios como estudios de campos, instalación de aparejos, la perforación de 200 pozos y la terminación de otros 50 pozos, reparaciones y otros trabajos de superficie, así como infraestructura de ductos, compresión y almacenamiento, en tanto que en julio del 2008, la transnacional canadiense Wheaterford se incorporó al proyecto de explotación del yacimiento de Chicontepec y perforará en cuatro municipios de la Sierra Norte de de Puebla, 600 de los dos mil 500 pozos petroleros que se ubicarán en esta entidad federativa.

Para los expertos, el tema se reduce a la relación costo-beneficio de la explotación y, de acuerdo a estudios realizados con la puesta en marcha del proyecto la Nación sale perdiendo.

El grupo de ingenieros petroleros Constitución de 1917, integrado por ex funcionarios, analistas, académicos y ex trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex), denunció que los campos productores de crudo en el Paleocanal de Chicontepec no han resultado tan rentables como aseguran las autoridades de Petróleos Mexicanos (Pemex). Detallaron que de acuerdo con datos del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI), se demuestra que en 2007 la producción incremental de aproximadamente 9 mil 100 barriles diarios requirió una inversión de 4 mil 871 millones de pesos en ese mismo lapso, por lo que extraer un nuevo barril de crudo en esa provincia petrolera tuvo un costo promedio de 133 dólares. De esta manera, la pérdida para el erario (con un precio promedio de 62 dólares por barril durante el año pasado) fue de 245 millones de dólares.

En el caso de Chicontepec, se tiene planeado incrementar la producción en 737 mil barriles diarios hacia el año 2017, para lo que se requerirá incrementar la capacidad de perforación en la zona por más de 12 mil pozos en el periodo, es decir, mil 200 por año en promedio, es la versión oficial dada a conocer por el entonces todavía director de la paraestatal, Jesús Reyes Heroles y publicada en “Petróleo al Día”.

Por su parte Carlos Morales Gil, director de Pemex Exploración y Producción (PEP) explicó en entrevista con EL UNIVERSAL el 17 de febrero del presente año, que el programa de extracción de Pemex plantea concentrar recursos financieros y tecnológicos en la llamadas reservas probables de este yacimiento (Paleocanal de Chicontepec). “El esquema contempla perforar poco más de 17 mil pozos en los 29 campos de Chicontepec, para un promedio de mil por año. “Lo que buscamos es prolongar el periodo de vida de los pozos y del mismo yacimiento”. Actualmente cada pozo puede ser productivo por cuatro o cinco años, “pero intentamos con nuevas tecnologías alargar su vida útil”. Nos hemos planteado, agregó, una producción por pozo de 100 barriles diarios; “si lo logramos, va a ser todo un éxito”, toda vez que otra de las dificultades que presenta Chicontepec es que no se trata de un gran yacimiento como Cantarell, sino de cientos, de miles de pequeñas cavernas que pueden estar separadas entre sí por metros o kilómetros, lo que nos obliga a la perforación masiva.”

Para Francisco Garaicochea, experto en el tema petrolero, “El problema de la explotación del Chicontepec es, además de la pobre capacidad de producción de sus pozos, su alta declinación inicial. Esto se debe a que los yacimientos son de baja permeabilidad, pequeños, con alto contenido de arcillas hidratables, y a que al iniciar la producción se libera en ellos una gran cantidad del gas disuelto que bloquea el paso del aceite hacia los pozos. Debido a ello, un pozo puede comenzar con una producción de entre 300 y 600 barriles diarios, pero la declinación suele ser de1 orden del 50 al 60 por ciento en el primer año. Al cabo de tres o cuatro años, la producción cae a 40 barriles por día o menos, y después, de siete o 10 años la caída es a unos 20 barriles por día, sostuvo Garaicochea y describe: “en extensión, el manto petrolero en cuestión es el más grande que hay en el país, pero el costo de su exploración y explotación también será uno de los más elevados”.

Equipo editorial de Petróleo Internacional, Junio 2009, por su parte puntualiza “El Proyecto Aceite Terciario del Golfo (ATG) demanda un gran esfuerzo financiero y de ejecución por parte de Pemex Exploración y Producción (PEP). En Chicontepec habrá que perforar 16.000 pozos de desarrollo en el período 2002-2020, o sea cerca de 1000 pozos por año, puesto que la permeabilidad de la roca madre (su capacidad para permitir que un fluido la atraviese) es baja, lo que resulta en que la productividad de los pozos sea también baja. : Para dar una dimensión del reto, en Cantarell se han perforado poco más de 250 pozos, entre otras razones porque la productividad promedio por pozo en Cantarell está entre 5.000 y 15.000 b/d, mientras que en Chicontepec, la productividad promedio por pozo está entre 100 y 300 b/d.”

Para Antonio Gershenson, (La Jornada 20/09/09), “Chicontepec apenas constituye la porquería favorita de Calderón”.

Y así podríamos alargarnos sobre el tema a partir de todo lo que se ha divulgado por los medios nacionales e internacionales, referidos a opiniones de expertos reconocidos, pero sería ocioso. Basta con reiterar que de ello se dio una amplia explicación durante el desarrollo del Foro Energético que tuviera lugar en el Senado de la República y al que concurriera el gobernador Herrera Beltrán con su tesis de la “tercera vía”. La defensa popular que en aquel entonces se hiciera del patrimonio nacional frente a la iniciativa de reformas en materia energética de Calderón Hinojosa, demostró que la mayoría de los mexicanos no somos tontos y que, entendemos que no es lo mismo perforar miles de pozos que alcanzar con estos la suficiente producción de crudo como para sustituir la declinación de Cantarell. Amén del daño ecológico y social que el proyecto trae aparejado, como ya lo han denunciado agrupaciones indígenas de la región.

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viernes, 18 de septiembre de 2009

La Jornada, desde adentro y hacia fuera

Para los escépticos, los cínicos y los pobres de espíritu.

J. Enrique Olivera Arce

9 mil jornadas de ajuste y lucha

Víctor M. Quintana S.

Las jornadas –término magnífico que expresa conjuntamente los trabajos y los días de Hesíodo– de un país que padece y se rebela ante el neoliberalismo es el destilado de 25 años de nuestra querida Jornada. Esfuerzo colectivo que nace casi simultáneamente y a contrapunto (sin el casi) de los programas de ajuste estructural de nuestra economía y de nuestra sociedad.


Por eso La Jornada en sus 25 años es una fuente invaluable para conocer el contenido y el impacto de las políticas neoliberales en nuestro país. Su sección Sociedad y Justicia ha sido cotidiano y crítico recuento de la destrucción, del desorden, de los desgarres que estas políticas han acarreado a nuestra sociedad. Como también han revelado, día a día, los episodios dolorosos de esa magna expropiación de la riqueza social, del patrimonio familiar que han constituido los programas oficiales ante la crisis, desde el PIRE de 1982, hasta los actuales despropósitos calderonianos y carstenianos, sin pasar por alto el Fobaproa.


Pero no sólo eso. Si bien la destrucción y el desmadre modernizador han sido draconianos, los grupos que componen esta muy diversa sociedad mexicana no se han cruzado de brazos. Han diversificado y multiplicado su resistencia. Resistencia que es contenido cotidiano de La Jornada, la cual ha hecho crónica de la sociedad que se organiza y se rebela. Ha dado voz a sus actores, ha reporteado sus causas, causas del pueblo. Desde la espléndida rebelión cívica-urbana-solidaria del 19 de septiembre de 1985, cuando La Jornada era apenas unañera, hasta el despertar con que los indígenas del EZLN sacudieron al país de su sueño primermundista el primero de enero de 1994, sin olvidar un campo que no aguanta más y las barricadas oaxaqueñas que Víctor Hugo lamentaría no haber relatado.


Las jornadas de los políticos han recibido aquí tratamiento diferente, porque son días, pero no siempre trabajos. Sin descuidar la importancia del sistema político, La Jornada no lo ha constituido en su centro ordenador; no es politicocéntrica. Tampoco entroniza figuras y dedica sus columnas al chismarajo de los de arriba. Si se quiere encontrar el último encuentro de políticos en restaurant de postín o el más reciente amorío, inútil buscarlo en astilleros o cafés políticos.


Como diría Boaventura de Sousa Santos, La Jornada es un esfuerzo de reportear, analizar y pensar desde el sur, desde los excluidos. Punto de vista asumido, reiterado, no rehuido, no sacrificado en aras de objetividades que no lo son. Punto de vista, pero no para autocontemplarse, sino para mirar al mundo, a los otros desde acá. Pocos lugares tan ricos en la consideración de la lucha del pueblo palestino, de los patriotas vascos, de las mil resistencias latinoamericanas, como las páginas del mundo jornalero.


La Jornada es, en buena parte, el dominio de la otra, de los otros. La otra visión del mundo que nos aportan Chomsky, Wallerstein, Walden Bello. El otro arte, el no comercial, el no dominante, el cuestionador y desafiante, aunque también los otros aspectos de las artes convencionales ni comerciales. Nada artístico le ha sido ajeno, ni Jagger ni Stone; tampoco los Tigres del Norte ni Manu Chao. Ha sido página abierta –Letra S– para las otras preferencias sexuales.


No puede dejar de ser en buena parte periódico chilango. Lo son en buena parte quienes lo confeccionan. Pero se ha prodigado en Jornadas regionales: Morelos, Zacatecas, San Luís, Michoacán. Y nos ofrece espacio a quienes reconstruimos los trabajos y los días de la desencantada provincia mexicana.


Una cosa tengo que reprocharle, muy de tripas a La Jornada. Estoy seguro que en este país habemos más beisboleros que taurinos. Y, sin embargo, nosotros no contamos con una sabrosa crónica semanal como La Fiesta en Paz. El beisbol es sólo escueta numeralia de resultados scores cotidianos. No hay espacio para contar las hazañas basadas en millones de dólares de los tan odiados –y admirados por el que escribe– Yanquis de Nueva York en sus iliádicos duelos contra los siempre eficaces Medias Rojas de Boston ni las proezas de nuestros migrantes de bola o bat de fuego como Joaquín Soria o Jorge Cantú. Si se necesitaran argumentos de autoridad para reforzar las demandas beisboleras habría que preguntarles a AMLO o al Vasco Aguirre.


Nadie es perfecto. No se le puede pedir todo a quien además de todo lo que he escrito, contribuyó a salvarme la vida publicando uno de esos regalos semanales que nos hace Eduardo Galeano. Ya lo conté y lo publiqué. Gracias, Jornada

18/09/09

Nuevamente, en torno a la autonomía

Gilberto López y Rivas


La autonomía, esto es, regirse uno mismo por sus leyes, es definida como la capacidad de individuos, gobiernos, nacionalidades, pueblos y otras entidades y sujetos de asumir sus intereses y acciones mediante normativas y poderes propios, opuestos en consecuencia a toda dependencia o subordinación heterónoma.


En América Latina, a partir de la imposición de las políticas de trasnacionalización neoliberal y coincidiendo con un resurgimiento de las luchas de los pueblos indígenas por reafirmar sus seculares formas de autogobierno, las autonomías se tornan en procesos de resistencia a esta globalización capitalista, por medio de la defensa, fortalecimiento, recuperación y resignificación de sus identidades étnicas, culturas, instituciones, saberes, sentido de pertenencia, patrimonios, tierras y territorios, todo ello basado en la profundización, restablecimiento, recuperación o readaptación de formas de propiedad comunal, predominio de las decisiones de asamblea, cargos y tareas de gobierno como servicio; trabajo colectivo gratuito, solidaridad, ayuda mutua y comunalidad como base de la relación social; festividad también como cohesión sociocultural, concepción del territorio como relación sustentable con la naturaleza y reproducción material y cosmogónica de los pueblos.


Por ello se ha insistido en que la autonomía: a) constituye algo más que el autogobierno tradicional indígena, b) se expresa más allá de una descentralización de competencias, recursos y jurisdicción de los Estados, c) trasciende los marcos de los procesos nacionalitarios hegemonizados por las clases dominantes, d) no significa arreglos jurídico-administrativos que puedan ser establecidos por decreto o a través de reconocimientos formales de orden constitucional, e) se pone en práctica –en la mayoría de los casos– por la vía de los hechos, o más allá de la institucionalidad establecida, f) representa un fenómeno holístico en el que las dimensiones de economía, cultura, ideología y política tienden a integrarse y determinarse mutua y recíprocamente en lo que se denomina la integralidad del sujeto autonómico.


Las autonomías, en consecuencia, expresan un replanteamiento alternativo a las formas nacionales impuestas desde arriba por los grupos oligárquicos que se fundamentaron en el integracionismo –asimilacionismo, o en el diferencialismo– segregacionismo que constituyeron políticas igualmente provocadoras de etnocidios y negación de derechos ciudadanos y colectivos de pueblos y comunidades indígenas. Así, las autonomías son procesos de democratización, articulación nacional y convivencia política –desde abajo– entre agrupamientos heterogéneos en su composición étnico-lingüístico-cultural.


Estos procesos no son lineales ni armoniosos y, por lo tanto, se expresan en sus contradicciones, desequilibrios, avances y retrocesos de muy diversas formas, extensiones y profundidades, provocando cambios en la naturaleza misma de las etnias. Se trata de una reconstitución de pueblos e implica la construcción de un sujeto autonómico que modifica relaciones entre géneros, grupos de edad e instituciones colectivas, las cuales sufren asimismo los impactos de la migración, la explotación laboral, el narcotráfico, los racismos y el grave deterioro en las condiciones de vida de las clases trabajadoras de nuestros países.


Por su naturaleza antisistémica y por la presencia indígena en territorios codiciados por el capital y las características de su actual mundialización, estos procesos de autonomía se enfrentan indirecta o directamente al Estado, sus instituciones y fuerzas represivas, sus estrategias contrainsurgentes; a las estructuras políticas, ideológicas, militares y de inteligencia del imperialismo; a sus corporaciones económicas que buscan abrir los territorios, ocuparlos, apropiarse de sus recursos culturales, naturales y estratégicos; a denominaciones religiosas, partidos y mecanismos políticos encaminados a penetrar, mediatizar y destruir los autogobiernos y formas colectivas de decisión y organización. De ahí su precariedad y su constante batallar por sobrevivir y desarrollarse, por extender sus niveles de articulación intracomunitaria, municipal, regional y nacional, así como ampliar los ámbitos de resistencia, solidaridad y coordinación internacionales.


A partir de las experiencias autonómicas de los pueblos indios, recientemente Pablo González Casanova en un importante documento, presentado con motivo del aniversario 25 de La Jornada, ha reiterado la extensión del concepto de autonomía a otros sectores explotados y desposeídos de la sociedad como una forma de respuesta a la ocupación capitalista de nuestros países. De igual manera, el grupo Paz con Democracia en su Llamamiento a la nación destacó: Es necesaria e impostergable la organización de comunidades autónomas en todo el país; comunidades cuyos miembros se autoidentifiquen y se autogobiernen democráticamente para la producción-intercambio-defensa de su alimentación, sus artículos de primera necesidad, su educación y concientización, con niños, mujeres, ancianos y hombres para la defensa de la vida, del patrimonio público, de los pueblos y de la nación, para la preservación del medio ambiente y el fortalecimiento de los espacios laicos y de los espacios de diálogo, que unen en medio de diferencias ideológicas y de valores compartidos. (La Jornada, 16/11/07)


Los principios igualitarios, participativos, autogestionarios y colectivistas de las autonomías indígenas se transforman en uno de los pocos planteamientos estratégicos actuales para enfrentar con éxito al capitalismo, preservar la especie humana de su autodestrucción y democratizar nuestras sociedades.

A La Jornada, en sus primeros 25 años

La Jornada. 18/09/09

jueves, 17 de septiembre de 2009

Calderón: Impuesto de 2% es la “única opción

Durante una gira por Chiapas en la que promovió el impuesto del 2 por ciento, el presidente Felipe Calderón afirmó que para lograr las transformaciones que el país requiere es tiempo de actuar ahora y subrayó que México necesita que todos unamos fuerzas para avanzar. "Necesitamos trabajar con responsabilidad y altura de miras para poner por encima de cualquier interés particular o de grupo, por legítimo que sea, el interés superior de la nación", enfatizó.

Señaló que, por ello, presentó al Congreso de la Unión un paquete económico que considera la gravedad de la circunstancia económica que enfrentamos y a partir de esa base, plantea los cambios y las transformaciones que el país necesita. "No es que se trate de optar por lo mejor, cambiar y cambiar a fondo, no es sólo la mejor opción, también es ya la única opción, porque el tiempo y algunos recursos se nos agotan", enfatizó el mandatario.

No cabe duda. Cartucheras al cañón, quepan o no quepan. El pueblo vale madre

José Martí: sobre los pueblos y los hombres

Primera corrección a mi afirmación sobre la naturaleza humana. Un buen amigo me mostró un párrafo de José Martí, en el que trata el tema de manera contundente y muy apropiada para la etapa que nos está tocando vivir:

“Los pueblos no están hechos de los hombres como debieran ser, sino de los hombres como son. Y las revoluciones no triunfan, y los pueblos no se mejoran si aguardan a que la naturaleza humana cambie; sino que han de obrar conforme a la naturaleza humana y de batallar con los hombres como son,-o contra ellos.” José Martí.

La Guerra
,
Patria, Nueva York, 9 de julio de 1892.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Cambiando de tema, como ejercicio políticamente correcto

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce



En tiempos de crisis leer enriquece


Resulta cada día más difícil escribir sobre aquello que se contrapone a los circunstanciales intereses económicos o políticos de los propietarios de los medios de comunicación. El ámbito del periodismo crítico en la provincia se reduce de tal manera, que el universo objeto de investigación, opinión, comentario o análisis, para el escribidor, amateur o profesional, el carecer de tema para echar a volar la pluma a sus anchas y con plena libertad es cosa cotidiana.


El ejercicio de la autocensura personal para el escribidor, se convierte en el pan de cada día. No hay tema válido, social o político que abordar. Debiéndose recurrir entonces al periodismo menor, aquel en el que lo más sano y políticamente correcto es decir lo que la audiencia en los círculos cercanos al poder, quiere leer o escuchar, o lo que al gobernador en turno le interese difundir.


Las reglas del juego son claras, y a ellas hay que atenerse si se quiere figurar en blanco y negro en los medios impresos, o a todo color en los electrónicos. Tratar de romperlas es bordar en el vacío. O el escribidor se condena a sí mismo al ostracismo, o recurre a su inventiva para laborar sobre pedido como texto servidor, con la esperanza de que el editor algún día extreme su generosidad y le salpique un poco de sus pingües ganancias. Existiendo siempre la posibilidad de negociar por su cuenta y riesgo y en su propio beneficio, lo que por principio mercantil corresponde cobrar al o los empresarios propietarios del medio que le emplea. Pero eso, más allá del tradicional e institucionalizado “chayo”, es mal visto y , además, condenado por las empresas editoras en tanto constituye una falta a la “ética” que norma al artesanal ejercicio periodístico.


Pero volviendo al restringido universo de la temática, son tan abrumadoras y en tal cantidad las noticias que hablan sobre el desastre económico y moral a que nos han conducido los pésimos gobiernos federales a lo largo de más de cinco lustros, que el tema ya es del dominio público. Habiendo sido ya abordado por las vacas sagradas de la prensa nacional, resulta para el escribidor local algo más que innecesario, salvo que el tan negativo escenario que se vive en el país, sea tomado como contexto referencial para destacar la corresponsabilidad que en ello llevan gobernadores y presidentes municipales en nuestro ámbito más cercano. Y ahí es donde la puerca tuerce el rabo. Tal tema cae en el tan sobado ámbito de la obligada autocensura personal o en el intercambio de favores entre las empresas editoras y quienes ejercen el poder formal de la entidad federativa de que se trate. En nuestro caso particular, Veracruz.


Pensaba escribir este día sobre el joven cordobés cuyo sueño guajiro de llegar a ser gobernador de Veracruz le fuera impuesto, muy a su pesar, ya que en lo personal conoce a la perfección cuales son sus limitaciones y el reto de tener que contender con quienes han aprendido a lo largo de muchos años el ABC de la política, que, por cierto, algunos dominan a la perfección. El tema es tabú. El escribir con talante crítico sobre Javier Duarte de Ochoa, o la división que su anticipada y costosa promoción está dando lugar al interior de su partido, ni es políticamente correcto ni reditúa ganancia alguna para los medios en los que generosamente se me brinda espacio y oportunidad.


Con este antecedente, opto por escribir dirigiéndome a un público que por principio debería ser electoralmente neutro y ajeno a los valores entendidos, el de los filósofos, intelectuales libres, y aquellos ciudadanos que de buena fe, con camiseta de algún color, o sin ella, conservan el privilegio de pensar. Proponiéndoles substraerse tanto de la realidad real como de la virtual que construyen los medios de comunicación y que tanto daña al espíritu; dedicándole tiempo, inteligencia, conocimiento y talento a un tema al que, hasta donde yo sepa, hasta ahora no ha sido tocado: La naturaleza humana. Esto en el contexto de la evolución de las especies que sustenta la hasta ahora no superada teoría de Charles Darwin (El origen de las especies, 1859; El origen del hombre, 1871). Que, entre otras cosas relevantes, afirma que “la evolución es el proceso por el que una especie cambia con el correr del tiempo en las generaciones. Dado que se lleva a cabo de manera muy lenta han de sucederse muchas generaciones antes de que empiece a hacerse evidente alguna variación”.


Si la audiencia a que me he referido, parte de tal sustento teórico y está de acuerdo con éste, podría preguntarse, especular sobre ello y olvidarse de la hambruna que amenaza al planeta: ¿En que etapa del proceso evolutivo se encuentra la especie humana, tras el salto dialéctico de la transformación del último de los Homo habilis, primer espécimen del género Homo, en los seres humanos modernos que hoy sobre poblamos el planeta que nos acoge? ¿Formamos parte de una generación cuyo proceso evolutivo de la especie ha concluido y se prepara para el salto hacia un nuevo tipo de hombre? ¿Nos encontramos a medias del proceso y de ahí nuestra imperfección como seres pensantes?


Buen tema, si estamos conscientes del primitivismo que parece dominar en el irracional comportamiento de la naturaleza humana en los tiempos que corren y que, en suerte, nos están tocando vivir.


Ahí se los dejo de tarea.

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