martes, 18 de septiembre de 2007

2008-2009. nuevo ciclo

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Digerida y asimilada por la mayoría de la población, la elección de alcaldes y diputados locales el pasado domingo 2 de septiembre concluyó con la entrega de constancias de mayoría. Cerrándose un ciclo y, tras un breve compás de espera salpicado desafortunadamente por los lamentables efectos colaterales del huracán Dean en el norte de la entidad y los también lamentables y condenables atentados en contra de instalaciones de PEMEX en territorio veracruzano, se abre un nuevo ciclo. Este, caracterizado por la consolidación del gobernador al frente de la administración pública estatal en lo que será su segundo trienio de gobierno, habrá de concentrar a las principales fuerzas políticas --o lo que queda de ellas tras el apabullante triunfo de la Alianza Fidelidad sobre sus oponentes--, en la preparación de lo que a partir del 2008 será el proceso de selección de candidatos a la elección de diputados federales en el 2009.


Y porqué no, también de los prolegómenos de la elección de gobernador en el 2010, que ya es tema de especulación en los círculos políticos y tertulias de café de los comunicadores, tras el indudable reacomodo de las piezas del ajedrez político veracruzano.


Si el ciclo que se cierra tuvo como componente favorable a la Alianza por la Fidelidad tanto la debilidad de un poder presidencial que no logra consolidarse, como la influyente permanencia a lo largo de tres años de la imagen de Fidel Herrera en los principales medios de comunicación de la entidad, el nuevo ciclo sin duda presentará escenarios inéditos en los que libre de contrapesos de importancia, el titular del poder ejecutivo quedará en libertad plena para asegurar tanto el arribo de un equipo sólido, profesional y a modo al Congreso de la Unión, como para designar a su sucesor.


Libre el camino, sin estorbos del calibre de un Miguel Ángel Yunes o de un Dante Delgado, hoy prácticamente eliminados en las urnas, las canicas están en manos del vencedor; debiéndose barajar nombres, perfiles y niveles de fidelidad, pero sobre todo pros y contras en el intrincado juego de intereses que pesa y determina. La interrogante que de inmediato salta a la vista, es de si entre los actuales colaboradores cercanos del gobernador se cuenta con un equipo de la calidad y experiencia requerida, y si de entre estos habrá de surgir el delfín que de continuidad a los logros del pro hombre de Nopaltepec.


En este nuevo ciclo, a no dudarlo, queda fuera del juego el pago de facturas. La intermedia sirvió para ello y con creces. También queda fuera el adornar el escenario con bellas jovencitas o el premiar a jóvenes dóciles e ineptos, sin mayor trayectoria ni merecimientos que el subirse al carro triunfador en el momento oportuno. El horno no está para bollos cuando de la sucesión y el trascender en la historia se trata. En esta nueva etapa que se inicia, con el poder consolidado, es el tiempo de cosechar lo sombrado y Fidel lo va a emprender como el sabe hacerlo. Sin la mano en el corazón y con la mente fría. Quienes resulten beneficiados como candidatos en el 2009, no podrán ser otros que aquellos que tengan en el morral experiencia y capacidad para negociar, para hacer amarres sustanciosos y para influir a favor de Veracruz en las decisiones del Congreso Federal.


En cuanto al delfín, no hay mucha tela de donde cortar. Los viejos, pese a sus merecimientos, están fuera. La pugna generacional va a darse entre hombres maduros de mediana edad y jóvenes con talento y luz propia. La alianza por la fidelidad, reducida por hechos irreversibles a lo que el PRI pueda ofrecer, no deja mucho de donde escoger. A lo sumo, quizá, dos personajes podrían ubicarse como los idóneos en esta pugna de generaciones: el Dr. Víctor Arredondo, Secretario de Educación, y el diputado federal, Adolfo Mota. Ambos leales a Fidel Herrera y conocedores de cómo mover el abanico en una corte que no admite deslices. El primero aventaja en experiencia, madurez y el contar con un equipo propio que pesa e influye en la comunidad. Adolfo Mota, también tiene lo suyo, aventajando en empuje, pero también en legítimas aspiraciones, sueños y ambiciones, propias de la juventud. La desventaja de Arredondo, su irreverencia; la desventaja del diputado, no inspira confianza. El tiempo y Fidel se encargarán de dar la última palabra.

Septiembre 18/07

pulsocritico@gmail.com

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