lunes, 15 de octubre de 2007

Fox, Calderón, y los gobernadores del sur-sureste

En perspectiva

J. Enrique Olivera Arce


Fox, Calderón, y los gobernadores del sur-sureste


En tanto en Costa Rica la posible firma del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de Norteamérica, polarizan al país, en México el Sr. Calderón Hinojosa insiste en revivir el Plan Puebla Panamá (PPP), punta de lanza del ya prácticamente muerto Acuerdo de Libre Comercio de América (ALCA) y al que en adelante en México se denominará “Proyecto de desarrollo integral de Mesoamérica”; quizá para no dar la impresión de que se continúa con la política de promesas no cumplidas de Vicente Fox.

Durante la Primera Reunión de Integración de los gobernadores de la región sur-sureste de México, que podría interpretarse como un principio de división al interior de la CONAGO, el titular del ejecutivo federal contrariamente a su ahora denostado antecesor, bien se cuidó de no garantizar la ejecución de la larga lista de peticiones de obras de infraestructura que le solicitaran los gobernadores, como el desarrollo del sistema multimodal del sur-sureste que uniría a los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz, la vía corta entre la ciudad de México, el puerto de Tuxpan, y la construcción y modernización de la carretera Veracruz-Tampico, entre otras, para las que los mandatarios sureños piden 50 mil millones de pesos.

Tampoco comprometió la promesa incumplida de Fox del llamado Proyecto Fénix, que seguramente permanecerá congelado en tanto no se de la Reforma Energética. Aunque eso sí, insistió en señalar la necesidad de impulsar el establecimiento de una refinería en Centro América, con capital privado, para procesar petróleo crudo mexicano mientras el “entramado legal” impida hacerlo en México.

Considerando que en términos prácticos el gobierno mexicano, no tiene recursos para, simultáneamente, afrontar compromisos derivados de los rescates bancario, carretero y los requerimientos estratégicos de infraestructura, salvamento y fortalecimiento de PEMEX, IMSS, ISSSTE, CFE, así como para modernizar el equipamiento destinado a fortalecer la lucha contra la delincuencia organizada, Calderón Hinojosa haría mal en comprometer a su gobierno en algo que si bien es deseable para los gobernadores, no es posible para la administración federal, cuando menos en la actual coyuntura de las arcas públicas.

Como novedad, se anunció que dentro del Plan Puebla Panamá se contempla el magno proyecto “Cuenca Forestal del Golfo de México”, con el que se pretendería recuperar y manejar más de 3 millones de hectáreas de bosques y selvas tropicales, con inversiones --en su mayoría privadas-- estimadas en 2 mil 900 millones de dólares. Proyecto que de acuerdo a los objetivos no explícitos del Plan Puebla-Panamá, beneficiaría a empresas trasnacionales interesadas en apropiarse de los recursos bióticos del trópico húmedo mexicano.

Ahora bien, si los megaproyectos del Plan Puebla Panamá en territorio nacional, que se han venido difiriendo en el tiempo, consideran para su ejecución inversión privada extranjera, su viabilidad o, caso contrario, su inviabilidad, estaría sujeta a decisiones políticas que rebasan al poder ejecutivo federal, en tanto implicarían un paso más en el proceso de privatización de los recursos estratégicos del país, pérdida de soberanía territorial y sometimiento económico a intereses privados externos, que tendrían que contar con el aval del Congreso de la Unión. Calderón lo sabe y evita comprometer más de lo que puede otorgar.

En el pasado reciente en Veracruz se llegó a extrañar a Fox, por ser prolífico en promesas no cumplidas, al grado de erigírsele hoy un monumento. Pero si de extrañamientos se trata, llama la atención que en la reunión de gobernadores del sureste estos no plantearan a Calderón Hinojosa el gravísimo problema en puerta de la apertura en enero próximo del sector agropecuario a lo dispuesto en el TLCAN, y que pondrá en una absoluta indefensión a los pequeños y medianos productores de granos básicos, carne, leche, azúcar, del sur-sureste mexicano; en su gran mayoría ubicados en tierras ejidales y comunales, a la par que constituye un duro golpe a la soberanía alimentaria.

Problema que en el corto y mediano plazo no se resuelve con voluntarismo ni buenas intenciones de los gobernadores ó con grandes proyectos de infraestructura, forestales o de producción de materias primas para la producción de biocombustibles. Destruida una histórica forma de vida, como la que vincula al sector rural con las actividades agropecuarias primarias, incorporar al campo a un concepto de modernidad como el que exige el TLCAN, que implica productividad, competitividad y una sustancial modificación de la vocación productiva y social en la región, pasa necesariamente por un proceso de largo aliento de reconversión productiva, organización y capacitación de los productores, en su mayoría campesinos. Tarea nada fácil que a su vez requiere de inversiones tanto o más importantes que las exigidas por los megaproyectos contemplados en la larga lista de los gobernadores. Aún en el supuesto caso de que los agricultores estén siendo considerados únicamente como mano de obra asalariada de poderosas empresas trasnacionales.

Pero el tema da para más, como lo reconociera el propio titular del ejecutivo federal en Villahermosa. Al ahora sacrificado sector agropecuario en el sur-sureste, habría que agregarle el hecho de que en la región se registran los mayores índices de pobreza, la mayor marginación, la mayor tasa de mortalidad infantil y materna, los indicadores más altos de analfabetismo y la menor esperanza de vida para su población, que a su vez registra un alto componente de pueblos indígenas, históricamente excluidos. Lo que plantea un serio dilema para el gobierno federal en la jerarquización de prioridades, frente a una disponibilidad presupuestal de recursos escasos. A más de que así como el sur-sureste exige trato preferencial, otras regiones del país hacen lo propio.

Vistas así las cosas, resulta harto difícil confiar con optimismo en que el gobierno federal avale, respalde y garantice que las multimillonarias peticiones de los gobernadores del sur-sureste serán materializadas en lo que resta del sexenio del Sr. Calderón Hinojosa. No por nada no cuajaron en la administración de Vicente Fox, quedando en vanas promesas salpicadas de demagogia. Tantas que en su momento le llegamos a extrañar.

0 comentarios: