domingo, 28 de octubre de 2007

Crisis y definiciones en el PRD

Opinión para Newsver

J. Enrique Olivera Arce

Lo dicho. En mi entrega anterior comentaba que la crisis actual del PRD es de identidad, no definiéndose aún si es un partido de izquierda o la suma de dispersas, disímbolas, y confrontadas corrientes ideológicas y pragmáticos intereses coyunturales. Cuando menos en Veracruz, esto se confirma, aunque debo reconocer un error en mi percepción que ya me fue señalado por una amable lectora: “la crisis no es del partido sino de la burocracia dirigente, que ha perdido el rumbo, alejándose de la militancia”.


Los actuales dirigentes del PRD en la entidad y quienes mueven los hilos al interior del instituto político, desde la comodidad de la mediocridad ven pasar la procesión y no se hincan. Simulando ignorar la confrontación entre la corriente conservadora de los denominados “chuchos” y las corrientes que confían aún en el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, tanto Franco Castán como el senador Arturo Hervis, pretendieron manipular una vez más a la militancia veracruzana del sol azteca, con los resultados de todos conocido alcanzados en su frustrado Consejo Político del pasado domingo.


El desaire, como respuesta, habla por sí mismo de lo inoportuno de la convocatoria emitida por la dirigencia estatal. La pretendida justificación atribuyéndole al gobierno estatal el sabotear la asistencia de los consejeros, fue una cortina de humo más para tratar de ocultar lo que ya es inocultable. Los actuales dirigentes carecen de autoridad moral y política para conducir al partido.


Pretendiendo tapar el sol con un dedo, la cúpula del perredismo veracruzano se niega a reconocer que su ciclo ha concluido; que la militancia le ha rebasado y que esta, tras el fracaso electoral del pasado dos de septiembre, ha madurado; sumándose a la búsqueda de aquellas definiciones que permitan superar la crisis de identidad que en el ámbito nacional acusan las cabezas visibles, formales e informales, que hasta ahora han conducido al PRD. Más que interesada en escuchar a Rogelio Franco Castán rindiendo el informe de una derrota anunciada, ó dejarse imponer a quien habrá de suceder a éste, la militancia está en lo suyo con vías a la próxima elección de la dirigencia nacional, tomando posiciones a favor o en contra de la corriente de “los chuchos”; la que pragmáticamente se ha sumado al reconocimiento de Felipe Calderón como presidente legítimo y que se asume como la izquierda moderna que requiere el país.


Las declaraciones a la prensa del diputado Uriel Flores Aguayo, reflejan lo anterior. Simulándose ajeno a la confrontación que domina en las filas del partido del sol azteca; quejándose de la conducción centralista que deviene de la fuerza real del partido en el Distrito Federal, pero, a su vez, dejando claramente sentado bajo que corriente se cobija, al señalar que los problemas del PRD a nivel nacional se derivan de una política errática dictada desde el centro, que oscila entre apostarle a la democracia o “jugar a la revolución”.


Para el diputado y sin duda para la mayoría de las cabezas visibles de la dirigencia del sol azteca en Veracruz, “jugar a la revolución” es apostarle a las corrientes que encabeza López Obrador, y ese no es precisamente el juego de su preferencia, ya que, como señala el legislador veracruzano, “cada momento político exige un comportamiento, opinión y actitud”. O lo que es lo mismo, acomodar conductas, convicciones e intereses a lo que la coyuntura exige y esta, hoy día, no es compatible con los objetivos y estrategias fundacionales del partido. Los tiempos y las condiciones son otros muy diferentes a los que prevalecieran en el pasado reciente, la democracia exige sometimiento y traje a la medida. Pragmatismo camaleónico y oportunismo a modo, con el que la dirigencia estatal del PRD no solamente se deslinda del tabasqueño, optando por la conservación de privilegios y prebendas. También con ello amplia la brecha entre la elite, la militancia, y la base social de apoyo del perredismo en la entidad, dilapidando capital político y profundizando la crisis.


El PRD tocó fondo. Asegura el aún legislador. Posiblemente tenga razón y no solamente en lo que a Veracruz se refiere. Es hora ya de las definiciones y estas se tendrán que dar en el proceso de elección de la dirección nacional en previsión al proceso electoral del 2012. O se opta por el conservadurismo y entreguismo de “los chuchos” o se rescatan los objetivos históricos que dieran lugar al nacimiento de ese partido. Para un importante sector de la militancia perredista y sus simpatizantes, la definición está aun en el aire. Sin embargo, hasta donde se alcanza a observar, no son pocos los que están por optar por lo segundo o, de lo contrario, dar paso a la escisión, sumándose a la idea cada vez más generalizada del parto de un nuevo partido que represente a la auténtica izquierda electoral. Sea cual fuere la decisión mayoritaria, esta está sujeta a los tiempos políticos. O se concreta la definición cuanto antes, o frente al 2012 se pierde la oportunidad.

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