sábado, 5 de enero de 2008

Nada que celebrar en Veracruz

Apunte para gobernantes.com

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce


A 93 años de promulgada la Ley Agraria de 1915, no hay nada que celebrar en Veracruz. Antes al contrario, lo que cabe es condenar la traición a la causa agraria por los gobiernos neoliberales, y el desinterés y la abulia de organizaciones campesinas, como la propia CNC, que a lo largo de 30 años no sólo guardaron silencio, también tomaron parte activa en el desmantelamiento del campo mexicano. Tan culpable de la actual crisis que viven los campesinos de México, en la que la apertura comercial pactada con el TLC apenas es la puntilla, lo es quien mató a la vaca como los que le sujetaron la pata.

Y no podemos decir que la traición fue obra del panismo, muy en boga en los tiempos que corren. El mayor grado de responsabilidad recae lo mismo en gobiernos presididos por priístas, como José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Zedillo, que el de Vicente Fox, y el actual que encabeza Felipe Calderón, emanados del PAN.

¿Y yo por qué? Diría el actual inquilino de Los Pinos, parafraseando a su antecesor. La respuesta: a lo largo del primer año de su mandato, hizo caso omiso a los reclamos de una pronta revisión de los compromisos que a espaldas de los mexicanos, pactara Carlos Salinas con los gobiernos de Estados Unidos y Canadá.

Hoy, una vez consolidada la traición, gobernadores, senadores, diputados y líderes agrarios oficialistas, se desgarran las vestiduras, ponen el grito en el cielo y sus huecas manifestaciones de inconformidad, encuentran eco en la mayoría de los medios de comunicación. La respuesta a las demandas campesinas, como siempre, es la de crear comisiones, establecer mesas de negociación, realizar sesudos estudios, y emitir exhortos para que el ejecutivo federal coadyuve a mitigar el problema creado. La respuesta lógica, congruente con la asimetría de un tratado que pone en franca indefensión a millones de mexicanos, no es tema a considerar en la agenda de quienes participaran clavando el puñal en el pecho del agro mexicano. La revisión del renglón agropecuario del TLCAN, es tan improcedente como contraproducente, dicen lo mismo para ocultar su crimen que para beneficiar a unos cuantos beneficiarios trasnacionalizados que sacan raja de lo pactado en el tratado.

Mañana, al celebrarse el 93 aniversario de la Ley que diera esperanzas de futuro al hombre del campo, no faltarán esas mismas voces hablando de las miles de acciones gubernamentales que se toman a favor del campesinado. Se hablará de la fortaleza productiva, de los avances en productividad y competitividad y, por lo consiguiente, de la capacidad del Estado mexicano para mantener un sólido blindaje frente a la adversidad. Nada más falso. Nada de lo que pueda decirse en los actos convocados, podrá resarcir lo perdido a lo largo de 6 sexenios de traición a la causa agraria, abandono y desmantelamiento del sistema agrícola y pecuario nacional. Nada de lo que se diga, podrá borrar una de las páginas más negras de nuestra historia nacional y si confirmar, una vez más, la ceguera neoliberal de una clase política, a la que no le merece respeto la soberanía alimentaria de nuestro país y la vida de millones de compatriotas.