jueves, 1 de mayo de 2008

Primero Dios, y después Fidel

Apunte para: Revista Análisis Político

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce


“Donde cualquier contradicción política está resuelta, todo coexiste apaciblemente en esa mirada pensativa, noblemente fijada sobre los ocultos intereses del orden.”

Roland Barthes


Lo que pase en la ciudad de México, como consecuencia de los agarrones entre el peje y Calderón, no influye en lo más mínimo en la vida política de Veracruz; tampoco es del interés de los veracruzanos desgastarse en una estéril polémica sobre la privatización del petróleo, confiando en que Senadores y Diputados habrán de tomar institucionalmente lo que mejor convenga a México, no prestándose a los caprichos del Mesías tabasqueño, afirma Melitón Morales Domínguez, conocido empresario de los medios de comunicación.


El jovial analista político, sustenta su dicho en su experiencia personal, pero de manera relevante en el trabajo que viene realizando Fidel Herrera Beltrán al frente del gobierno estatal y los altos niveles de aceptación que, ante la ciudadanía, tiene el desempeño de la administración pública a su cargo. Eso es lo que cuenta, puntualiza, y a ello debemos remitirnos al tratar el tema de la vida política de la entidad; la elección intermedia del 2009; la sucesión en el 2010, y las posibilidades del gobernante en la sucesión presidencial del 2012.


Esta opinión, respetable y válida del director general de la Revista Análisis Político, es compartida por muchos veracruzanos vinculados al partido tricolor y así lo expresan públicamente. Dándose por hecho que en el 2009 el PRI en Veracruz le repetirá la dosis del 2007 a una oposición dividida, venida a menos, y carente de presencia y peso en la entidad. Cosa que no se duda, pues efectivamente las cosas se han venido dando para que así sea. Salvo que queden aún pendientes algunas facturas, cuyo pago podría recaer en una mala selección de candidatos que le restara votos al partido del gobernador en la elección federal intermedia.


Primero Dios y después Fidel, insiste mi interlocutor con la expresión de su rostro, al mismo tiempo que agrega: Sólo el gobernador, nadie más y menos la cúpula partidista en el centro del país, será quien señale e imponga a su sucesor por la vía del voto.


También a estas alturas del rejuego de la sucesión presidencial, ya está definido que el PRI retornará a Los Pinos, con Fidel Herrera Beltrán como presidente de México. Siendo el mejor gobernador del país, con un posicionamiento de más del 90 por ciento de aceptación ante sus gobernados -que no tiene ningún otro posible aspirante-, el fruto del trabajo de más de 30 años en la brega concretará el sueño del hombre de Nopaltepec, afirma el empresario de la comunicación. Francamente no se si se equivoque en sus apreciaciones o le atine en la lotería. Son muchos los veracruzanos que gracias a una acertada y costosa estrategia mediática, operada por un moderno comunicólogo que aspira a ser diputado federal por un distrito eminentemente petrolero, guardan la misma convicción.


Por lo que a mi toca, considero poco prudente adelantar vísperas. No contando con la misma experiencia que mi interlocutor, me remito a la lógica. Esta me dice que en el 2010 la gente no va a votar para avalar logros y propuestas del gobernador saliente, Fidel no será contendiente. Los electores se inclinarán sí, a favor de aquellas ofertas de los candidatos en contienda que aspiren a sucederle, entre otras, las que mejor respondan a demandas sentidas de los veracruzanos en el momento de la elección. Amén de que muchos de los que hoy se dicen fidelistas, no tendrán empacho en cambiar de cabalgadura o camiseta, cuando así lo exijan tiempos y circunstancias.


Las estadísticas no mienten. Al Maestro Fidel Herrera Beltrán, Veracruz le queda chico. Lo que estaría por verse, es si el país no le queda demasiado grande para sus aspiraciones futuras, si es de tomarse en cuenta su persistencia en hacer de la entidad una autarquía insular próspera, competitiva y ejemplo a seguir, al costo que sea, pero de espaldas a la realidad y ajena a los grandes problemas nacionales. Bajo el supuesto de aquí no pasa nada, vivimos en paz, con empleo pleno, y ampliamente satisfechos; avalado por una numerología apabullantemente triunfalista pero poco agradable a los oídos de otros gobernadores que también, directa o indirectamente, participan en el juego.


La realidad del país es otra muy diferente al Veracruz que mediáticamente se nos vende. Se vive un clima ensombrecido por la violencia, la desigualdad, el desempleo, la pobreza, la insalubridad, el analfabetismo, la exclusión, la migración y mediocres servidores públicos, a lo que se suma la incertidumbre económica y la inquietud social y política. Reflejo de ello se proyecta en la crisis que se vive al interior del Congreso de la Unión y en el seno de los partidos políticos. O bien, en el hacer y deshacer de un presidente de la República demasiado pequeño, que aún no encuentra el camino para afrontar los grandes retos de la Nación.


Está más que demostrado que hace falta algo más que saliva, desplantes autoritarios y el despliegue mediático, para resolver una crisis que se profundiza en el mosaico nacional. Si esto no se percibe bajo el estrecho campo de visión que nos hemos impuesto en la entidad, es que no estamos preparados para augurarle éxito al gobernador Herrera Beltrán en el 2012. Mucho menos para que el priísmo veracruzano sea punta de lanza en la plataforma de lanzamiento que le impulsaría en su carrera a Los Pinos; la anunciada reconstrucción y revaloración democrática, se quedó en el tintero. Sin perder de vista que lo que hoy contempla el país del comportamiento de su clase política, es apenas un escenario más de un proceso dinámico de descomposición social. El México de hoy podría no ser el del 2012.

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