viernes, 8 de agosto de 2008

El PRD y la Consulta Ciudadana en Veracruz

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce


Nadie lo dice en voz alta, pero todos lo piensan. Si de un balance crítico de los resultados de la Consulta Ciudadana en Veracruz se trata, no puede dejarse de lado el efecto que sobre la misma tuviera el que a última hora la estructura perredista estatal se montara en la convocatoria y organización del ejercicio democrático.


Lo que en sus inicios fuera un esfuerzo ciudadano, apartidista, entusiasta, en el que reinara la alegría surgida de la convicción y la conciencia de veracruzanos honestos y bien intencionados, de golpe se vio opacado por la presencia de la estructura perredista en la convocatoria, organización, distribución de los responsables de las mesas de consulta y hasta en los recursos materiales dispuestos para el ejercicio. El peso del descrédito del partido del sol azteca y su corrupta dirigencia estatal, se dejó sentir, inhibiendo la participación ciudadana.


No fueron pocas las personas, influidas o no por los medios de comunicación, que tomaran como referente para la consulta el cochinero en que la estructura del PRD transformara su elección interna. Incluso, el tradicional voto duro que se destacara en la elección presidencial del 2006, justificó su ausencia en el ejercicio con el argumento de la falta de respeto a la militancia por parte de la burocracia del partido en Veracruz, a la que se considera responsable de la debacle de marzo.


Con una credibilidad prácticamente nula y por lo consiguiente una también nula capacidad de convocatoria, la estructura formal y burocrática del PRD, más que coadyuvar al buen éxito de la Consulta Ciudadana se constituyó en un estorbo y, para muchos, incluso sabotaje deliberado auspiciado desde la cúpula estatal priísta.


La actitud positiva de las brigadas del Movimiento en Defensa del Petróleo, no aflojando en sus propósitos y seguir adelante con la lucha de resistencia pacífica, ni dejarse amilanar por los resultados cuantitativos de la Consulta en Veracruz, magnificados por la mayoría de los medios de comunicación como elemento para descalificar la importancia y trascendencia cualitativa del ejercicio, es más que evidente. En tanto que la estructura burocrática del sol azteca, más preocupada por mantener el control de prerrogativas y prebendas que en mantener viva la llama de la resistencia en las filas del partido, hace mutis y se pliega al veredicto de los medios que le hacen el juego lo mismo al PRI que al calderonismo.


El PRD tocó fondo en Veracruz. Electoralmente se le considera muerto y enterrado, socialmente inexistente. Habría que ver como se comportan sus bases ante la disyuntiva de rescate de su partido o desbandada. Por lo pronto, el ex diputado Uriel Flores Aguayo y sus seguidores no quieren saber nada más del PRD y se reorganizan en torno a una nueva asociación política que, a decir de quienes conocen el paño, terminará en brazos del PRI.


Si esto último es así, habríamos fallado en nuestras apreciaciones. No obstante aún es de esperarse que de darse una desbandada mayor, la base perredista emigre a Convergencia o al PT, enriqueciendo la vida de estos institutos, antes que al PRI. Lo preocupante es que se optara por sumarse al ejército del abstencionismo, pues del valemadrísmo político al retroceso democrático, sólo hay un paso.


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