martes, 19 de mayo de 2009

El Adiós a Benedetti desde “La Jiribilla”

Somero adiós para Mario Benedetti




Yinett Polanco • La Habana


Su muerte conmociona a sus amigos. “Es indecible el dolor de su pérdida —escribe Juan Gelman—. (…) sobre todas las cosas, fue un hombre bueno. Nunca se doblegó ante el Poder. Su muerte deja el vacío grande que dejan los grandes. De su obra nacerán otros poetas, como él siempre quiso, y seguirá vivo en el tiempo.” Joan Manuel Serrat afirmó sentir "pena por la muerte del amigo y la separación definitiva que esto significa y liberación porque en este caso la muerte se presenta como liberadora". Con un poema expresó Eduardo Galeano su dolor: “El dolor se dice callando./Pero me pregunto:/¿qué será de nuestra ciudad, sola de él?/¿qué será de Montevideo, mutilada de él?/Y me pregunto:/¿qué será de nosotros, sin su bondad inexplicable?


Cuando su ausencia física es un hecho, quedan entonces sus palabras como consuelo: “Confío en que los hombres y mujeres del futuro aprendan a salvarse y lo digo porque uno sabe que como individuo, como persona se va a morir, es ley de la vida. Pero nunca queremos que aquello que dejamos atrás desaparezca, sería horroroso. Siempre haré lo posible –sé que no puedo sobrevivir– para que la humanidad sobreviva, y para que la gente viva mejor de lo que vive.”

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Eduardo Galeano:

Sobre Benedetti, el dolor se dice callando


Todas las palabras que ha dicho y escrito en su vida Eduardo Galeano no le alcanzaron hoy para expresar su dolor por la muerte de Mario Benedetti.

"¿Qué puedo decir?", dijo el autor de Las venas abiertas de América Latina, la voz entrecortada, cuando se le interrogó sobre la impresión que le había causado el deceso de aquel grande de la literatura uruguaya e hispanoamericana.

"Benedetti" significa "benditos" en italiano, y lo único que puedo decir es eso: Benditos los hombres y mujeres generosos como él, apenas acertó a decir Galeano.

Todas las palabras que ha dicho y escrito en su vida Eduardo Galeano no le alcanzaron hoy para expresar su dolor por la muerte de Mario Benedetti.

"¿Qué puedo decir?", dijo el autor de Las venas abiertas de América Latina, la voz entrecortada, cuando se le interrogó sobre la impresión que le había causado el deceso de aquel grande de la literatura uruguaya e hispanoamericana.

"Benedetti" significa "benditos" en italiano, y lo único que puedo decir es eso: Benditos los hombres y mujeres generosos como él, apenas acertó a decir Galeano.

Parece una contradicción que no pueda usted, un maestro del lenguaje, encontrar las palabras para expresarlo (el dolor por la muerte de Benedetti) -insistieron los periodistas.

No -respondió Galeano-, porque yo no solo soy enemigo de la inflación monetaria, sino también de la inflación "palabraria". Y me parece que el dolor se dice callando.

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José Saramago:

El poeta se ha convertido en voz de su propio pueblo


La obra de Mario Benedetti, amigo, hermano, es sorprendente en todos los aspectos, ya sea por la extensión en la variedad de géneros que toca, ya sea por la densidad de su expresión poética como por la extrema libertad conceptual que usa.


El léxico de Benedetti ha ignorado deliberadamente la supuesta existencia de palabras "poéticas" y de otras que no lo son. Para Benedetti, la lengua, toda ella, es poética. Leída desde esta perspectiva, la obra del gran poeta uruguayo se nos presenta, no sólo como suma de una experiencia vital, sino, sobre todo, como la búsqueda persistente y lograda de un sentido, el del ser humano en el planeta, en el país, en la ciudad o en la aldea, en su casa simplemente o en la acción colectiva. Son muchas las razones que nos llevan a la lectura de Benedetti. Tal vez la principal sea esa, precisamente: que el poeta se ha convertido en voz de su propio pueblo.

O sea, en poeta universal.

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Mi Mario, el de todos

Fesal Chain • Poeta, narrador y sociólogo chileno



En esta noche del 17 de mayo, después de una larga jornada de confrontaciones, abrazos y besos húmedos con mi hijo, que ya cumplió los 15 años, cansado y un tanto preocupado de la vida llena de pasión de mi muchacho, supe de la muerte de Mario Benedetti, del poeta cotidiano que me ha acompañado a lo largo de mi vida, mi mujer está a mi lado al escribir estas palabras, yo le digo que siento mucha pena, que Mario Benedetti haya muerto, ella me mira a los ojos como quizá Laura miraba a Martín en las largas tardes de caminatas y veredas en el Montevideo antiguo y me dice: No Fesal, él no ha muerto, tu poeta y el de todos, no ha muerto...

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