martes, 12 de mayo de 2009

Fidel Herrera Beltrán, soberbia y triunfalismo recurrente


Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce


Algunos medios locales de comunicación destacaron en los últimos días inquietantes declaraciones del maestro Fidel Herrera Beltrán, gobernador de Veracruz. Les destaco como inquietantes en tanto que se insiste en un triunfalismo que pudiera ser procedente en términos político-electorales, pero totalmente fuera de lugar frente a las amenazas que hacen peligrar la estabilidad social y económica de México.


En primer lugar, se atribuye a Herrera Beltrán el haber declarado que: “su gobierno retoma el camino del desarrollo, la productividad, la generación de inversiones y de los empleos, dando por terminado el tema de la influenza”.


En segundo término, se le atribuye al gobernante el haber declarado: “La recesión que afecta al país, encuentra fuertes y sanas las finanzas de Veracruz para prevenir impactos negativos”, agregando que: “tal y como lo ha hecho ante contingencias climatológicas, de seguridad y de salud, su gobierno se ha prevenido para protegerse de complicaciones financieras”.


Y en tercer término, apenas el sábado último declaró que “no se blindarán sanitariamente las zonas limítrofes con San Luís Potosí, Chiapas, Tabasco o Hidalgo” (Estados donde se dispararon casos del virus de la influenza humana), primero: porque sabemos que el mal tiene cura y tenemos que detectarlo y, segundo por que la vida normal tiene que mantenerse”.


Por si fuera poco, pone como ejemplo al poblado La Gloria, del Municipio de Perote, transformado artificialmente al vapor en lo que no es.


De ser verídicas tales manifestaciones de triunfalismo del gobernador publicadas por los medios, ello indica que no se quiere aprender la lección o bien, se antepone el enfermizo afán electorero que priva en la clase política a aquellas amenazas reales que oscurecen el aparentemente tranquilo panorama de la entidad.


Para quien escucháramos las opiniones del Dr. Ramón De la Fuente, ex rector de la UNAM, en su entrevista con Carmen Aristegui y difundida por CNN, queda claro que ni se puede minimizar la relevancia internacional de la epidemia de influenza humana, ni mucho menos bajar la guardia, haciendo caso omiso de la situación de alerta establecida por la Organización Mundial de la Salud ante la presencia de un virus que sigue cobrando víctimas.


Tampoco escapa al sentido común que ante los niveles de pobreza, insalubridad e ignorancia, así como la deficiente infraestructura de los servicios públicos de salud que prevalece en todo el país, el “tema” de la epidemia no puede dejarse de considerar como de alta prioridad. Si bien tampoco es razonable paralizar la economía, crear pánico en la población ó incurrir en actitudes tremendistas, las políticas públicas de previsión, atención y seguimiento ex post, deben mantenerse, asignándoles la jerarquía que corresponde frente a lo que ya se considera inminente pandemia. Veracruz mantiene una alta vulnerabilidad epidemiológica en diversas regiones y comunidades y ello no puede echarse en saco roto.


Por cuanto al “tema” de la recesión, este va de la mano de la salud, educación y niveles existentes de desigualdad y pobreza. En ello inciden las finanzas públicas, presuntamente sólidas y blindadas en la entidad, pero subordinadas estas, en primer término, a la producción y consumo de bienes y servicios que de manera determinante están afectados por la crisis recesiva de la economía mundial. También el sentido común indica que a menor producción y consumo, menor captación fiscal, afectando a las finanzas públicas. No pueden blindarse estas últimas en tanto que la actividad económica no tenga la fortaleza y capacidad eficaz de autogestión que hoy por hoy parece brillar por su ausencia en todo el orbe; cuanti más en México y, específicamente, en nuestra doméstica isla de la fantasía gobernada a periodicazos y subordinada a una preocupante realidad nacional que no se quiere ver.


De ahí que, insistimos, de ser verídico y no mal refrito de boletín oficial lo que los medios atribuyen al gobernador, a mi juicio refleja un alto grado de irresponsabilidad. No se puede tapar el sol con un dedo con el objetivo implícito de llevar agua al molino de los candidatos a diputados federales postulados por el PRI, o a propósitos futuristas del hoy gobernador de Veracruz.


Soberbia infundada o triunfalismo recurrente con fines electorales, no arman al pueblo para lo que viene. La política del “más seguro lo comido, ya mañana dios dirá”, aplicada al manejo del “tema” de la epidemia de influenza o al del estado que guardan las finanzas públicas, no es válida para una población inerme, como la veracruzana, que para sobrevivir a las crisis recurrentes está obligada en todo tiempo a mantenerse de pie y no bajar la guardia. Antes que el interés mezquino de la clase política y los poderes fácticos, está el interés legítimo y solidario de todos.


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