jueves, 5 de junio de 2008

Reforma petrolera. Entre lo relevante y lo irrelevante

Apunte para: gobernantes.com

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce


Frente a una más que obvia ausencia de propósitos, objetivos, estrategias y prioridades de mediano y largo plazo que en materia energética encuadren las políticas públicas del Estado en el renglón petrolero, es cada vez más notorio que las reformas al marco jurídico tendientes al fortalecimiento y modernización de Pemex, necesariamente trascienden el ámbito de lo propuesto al Senado por Calderón Hinojosa; debiendo inscribirse, de manera explícita, en un plan nacional de desarrollo de mediano y largo aliento que compatibilice lo deseable con lo posible, partiendo de disponibilidades de un recurso natural no renovable susceptible de agotarse en el tiempo.


No basta con el necesario y urgente fortalecimiento y modernización de la paraestatal, cuando en la complejidad científico-técnica, operativa, administrativa y laboral de la explotación petrolera, se involucran toda una red de elementos de orden geopolítico, geoeconómico, socio-histórico y cultural, que tienen que ver con el futuro mediato e inmediato del país en su conjunto. México y las generaciones presentes y futuras están de por medio.


Cuando menos esa impresión nos deja a los legos el séptimo foro del debate nacional sobre la industria petrolera, que tuviera lugar en el senado el pasado martes 3 de los corrientes, a cargo de connotados especialistas y servidores públicos, al ponerse sobre la mesa la indefinición de estrategias y prioridades de orden técnico y político que encaucen las tareas de Pemex con cara al futuro. Quedando claro que una de las grandes decisiones a adoptar por el Estado mexicano es el determinar si se opta por seguir manteniendo la plataforma de exploración y explotación con fines de exportación de petróleo crudo, o se opta por atender prioritariamente la demanda interna, presente y futura de combustibles, lubricantes y petroquímicos, destinados a los requerimientos de la creciente planta vehicular, industria nacional y producción de alimentos.


Sin la definición de estos cursos de acción a futuro, el debate no logra trascender los terrenos de lo político e ideológico a que está sujeto. Siendo notorio en este marco, que las propuestas calderonistas se desdibujan en tanto que importantes sectores del PRI comparten las tesis antiprivatizadoras del Frente Amplio Progresista, agudizando la polarización. En este séptimo foro, el institucional por conducto de Jesús Murillo Karam, secretario general del CEN, ratificó enfáticamente la postura de su partido de no votar a favor de reformas que directa o indirectamente promuevan la privatización de la explotación petrolera.


Y mientras esto sucede en la capital de la República, en Veracruz, ya acostumbrados como estamos a considerar la política como un mero ejercicio electoral, teñido de intereses cortoplacistas de personas y de grupos y no como tema trascendente de búsqueda del bien común, insistimos en ver el árbol y no el bosque en perspectiva. Desdeñamos lo nacional y nos atenemos a nuestras particularidades, priorizando caminos, estrategias y prioridades que presuntamente solo competen a los veracruzanos y a la administración pública en turno. Así, en Veracruz se promueve un mini debate petrolero en el Congreso local que, en fondo y forma, pretende únicamente legitimar la propuesta de la llamada “tercera vía” del gobernador Herrera Beltrán, más como una manera de decir no a la consulta pública nacional que como refrendo de una idea que, cuando menos en esta etapa del debate en el senado, no ha tenido el eco esperado.


Quizá ello explique el por qué los legisladores federales veracruzanos, con excepción de los senadores Dante Delgado y José Luís Lobato, de Convergencia, y Juan Bueno Torio. Del PAN, se mantengan totalmente ajenos a lo que se discute en el ámbito nacional.


Por cuanto al gabinete fidelista, la cosa es distinta. No sólo no se involucra, sino que tampoco (ni por tratarse de un tema que es vital para el futuro del gobernador), ningún funcionario de primer nivel se atreve a decir esta boca es mía, promoviendo con conocimiento de causa la bondad del proyecto veracruzano de la “tercera vía”.


Tal desdén se hace extensivo, desafortunadamente, a la mayoría de los medios de comunicación de la entidad, privilegiándose el compartir a la ciudadanía la información relativa a la irrelevancia de un presunto mini debate destinado a exaltar la propuesta reduccionista de una “tercera vía” de factura doméstica, e ignorándose o minimizándose el hecho de que esta no puede marginarse de lo que, en primera y última instancia, dictaminará y aprobará el Congreso de la Unión, con base presuntamente en el debate nacional.


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