lunes, 14 de abril de 2008

La muerte del PRD, cuestión de enfoques

Apunte para revista Análisis Político

En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce


A un día de cumplirse ya un mes en el estira y afloja de la fallidas elecciones simultáneas de dirigentes nacionales, estatales, municipales y consejeros del PRD, celebradas el 16 de marzo, es de considerarse ya como un hecho irreversible la fractura del partido del sol azteca. Ninguna de las dos fuerzas mayoritarias que polarizaran la contienda interna, han dado su brazo a torcer. Y lo que parecía algo lejano pero siempre posible, como el que los partidarios de “los chuchos” rompieran con López Obrador, ya es un hecho de facto consumado, como es del dominio público.


Para reputados analistas, la fractura constituye la antesala de la muerte del partido. No importando quienes sean los ganadores de la pugna electoral interna, el proyecto partidario más importante de la izquierda mexicana está liquidado precisamente cuando México atraviesa por uno de sus momentos más definitorios de modelo y rumbo del país a que aspiramos. No así para la militancia que, como ya lo señaláramos en su oportunidad, en su gran mayoría tiene una visión diferente. Frente al vaso medio vacío, hombres y mujeres, honestos y ajenos a la arrebatinga por el poder y los privilegios que para la estructura formal acarrea el manejo de las prerrogativas que la sociedad asigna al partido, ven en la actual crisis un vaso medio lleno cuyo contenido hay que limpiar y fortalecer.


Un destacado militante perredista veracruzano comentaba: “A lo largo de 19 años, el partido ha generado frutos sanos y frutos podridos. La actual crisis nos da la oportunidad de sacudir el árbol, dejando que caiga la fruta que no sirve a la izquierda”. Y parece que tal proceso se está dando en los hechos, frente a la actitud que unos y otros, dirigentes y militancia, asumen frente a los intentos privatizadores de la derecha. Aceptable o no por amplios sectores de la sociedad, la estrategia trazada por el Comité Nacional de Defensa del Petróleo, de oposición pacífica pero firme a la entrega a la iniciativa privada -en especial a empresas extranjeras-, del dominio exclusivo del Estado mexicano sobre los recursos energéticos de la Nación, resulta catalizador a modo al interior del PRD para su reconstrucción y permanencia. La sacudida del árbol define quien es quien y quien sirve a la izquierda y quien no.


Sacudida que se hace extensiva -y por ello relevante para la izquierda institucional mexicana- a los otros institutos políticos que con el PRD conforman el Frente Amplio Progresista. La depuración de facto a su interior, precede a la legal. El tema de la reforma energética y más específicamente en torno a las iniciativas calderonistas llamadas a fortalecer a PEMEX, por sí sólo está orillando a la definición ideológica y política, tanto de quienes están a favor, como de quienes están en contra de ceder el control de la Paraestatal al capital privado, bajo el pretexto de fortalecerla.


No importa si con la sacudida del árbol se pierde en número, en tanto esta sea propicia para elevar cualitativamente los niveles de cultura política, civilidad, participación democrática, unidad, disciplina partidaria y toma de conciencia de la militancia del PRD, Convergencia y Partido del Trabajo frente a los problemas torales de la Nación, como parecen indicar hechos aún no suficientemente claros y explicitados pero sí implícitos en el movimiento nacional en defensa del petróleo.


De cómo se de salida a la actual crisis y de cómo actúe el PRD frente a la sociedad, consideramos será la pauta para que en su momento, no ahora, sea la propia militancia la que determine la supervivencia de su partido o le toque ser la sepulturera, y no elementos externos que ya anuncian las exequias.

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