viernes, 21 de agosto de 2009

¿Cuándo abriremos los ojos?

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Contra toda señal de optimismo el horno ya no solo no está para bollos. La tormenta perfecta a la que habría que sumarle nuestra reiterada costumbre de recurrir a la corrupción y a la impunidad en tiempos lo mismo en la bonanza que en la crisis, no cede. Antes al contrario, todo parece indicar que antes de tocar fondo habremos de quedar hasta sin repostero.

Si ayer los xalapeños amanecimos con la noticia de que el puente “Fidelidad” que por imprevisión y seguramente por un mal cálculo de futuras consecuencias de lo que para la obra pública representa el llamado “diezmo”, dejara de latir con fuerza, colapsándose. El despertar de hoy se da precedido de una verdadera pesadilla: ya no tenemos nada que bursatilizar, salvo angustia y desazón.

A las primeras horas de este aciago día, las primeras planas de los medios de comunicación dan cuenta del colapso de la vida económica de México. El INEGI anuncia que en términos anuales en el segundo trimestre del presente año la economía nacional sufrió una caída del producto interno bruto (PIB) del 10.3. Fenómeno sin precedente en los últimos 75 años que implica un retroceso de cuatro años y medio pero con 4 millones más de habitantes de los existentes al término de 2004.

Para los masoquistas irredentos, la información pueden consultarla, con pelos y señales, en la mayoría de los diarios nacionales. Pero podemos adelantarles que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, con números duros, comenta que si en el 2004 el pastel a repartir entre 103 millones 364 mil 441 habitantes ascendía a 8 billones 128 mil 442 millones, para el presente año una cifra similar tendrá que repartirse entre 107 millones 433 mil 499 personas. Así que échenle cuentas, en términos netos hoy estamos más jodidos que hace cuatro años y medio, no sin antes reflexionar que para aquel entonces se decía que gracias al TLC había inversión, producción, mucho petróleo y a buen precio, trabajo y menos pobres que lastraran el avance de la economía. Hoy ambas caras de la moneda aseguran todo lo contrario.

Y viene lo peor. Tanto el Banco de México como la mayor parte de analistas y consultores que conocen del paño, estiman que el 2009 habrá de concluir con un decrecimiento anualizado del 7.5 por ciento. En pocas palabras, el puente llamado “alternancia” está colapsado y este si que nos arrastra a todos en su caída.

La pesadilla va para largo. En el 2006 Andrés Manuel López Obrador la anunció, llamando a modificar el rumbo, a cambiar el modelo de país, y le calificaron de loco y peligro para México. Sigue insistiendo en ello y siguen llamándole demente y políticamente difunto. Bien me decía un taxista el día de ayer al comentar el colapso del puente “Fidelidad”: México es un desmadre completo, los perritos abren los ojos al tercer día de nacidos y los mexicanos, como buenos pendejos, nunca alcanzamos a abrirlos.

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