lunes, 10 de agosto de 2009

Las falacias de la fidelidad

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Algún día no faltará un investigador serio que liberado de la influencia y peso específico del régimen estatal de la llamada fidelidad, habrá de publicar un estudio objetivo de la realidad real del sexenio que le tocara en suerte gobernar al Maestro Fidel Herrera Beltrán. Números duros con los que se dilucide el tamaño, forma y contenido de las falacias que hoy por hoy los veracruzanos estamos obligados a tragar; no por gusto, por cierto, sino por el hecho mismo de que la mayoría de los actores políticos y medios de comunicación no nos ofrecen más de una sola sopa: frente a una desquiciada realidad nacional Veracruz se distingue por mantener su ritmo ascendente, lo mismo en crecimiento económico, generación de empleos, infraestructura, educación, salud, atención al campo, que en finanzas públicas.

Idealizado panorama que nadie se atreve a poner en duda ante la ausencia de información fidedigna que respalde o cuestione el discurso mediático oficial. Imponiéndose así el triunfalismo de que hace gala el régimen de la fidelidad. Y cuando alguien alza la voz, como fuera el caso de los personeros de la oposición, desmintiendo a los voceros fieles, éstos son satanizados o simplemente ignorados por los texto servidores pagados por el régimen.

Es por eso que llama la atención que para fundamentar el perjuicio que a la entidad causa el (des) gobierno de Felipe Calderón Hinojosa y su errática y por demás fallida política económica y social, el economista y diputado federal electo, José Yunes Zorrilla, para distinguirse del también diputado federal electo Javier Duarte de Ochoa, portador este del discurso a modo de una juventud priísta ayuna de ideas con la que no se identifica la mayoría de los jóvenes veracruzanos, aprovechara el foro de la reunión-desayuno de la agrupación “Entidad Plural” que preside el buen amigo Felipe Hakim Simón, para hacer un rápido recuento de algunos aspectos destacados de lo que a su juicio guarda tanto la vida económica como las finanzas públicas estatales frente a la crisis global.

Destacando dos aspectos que guardan estrecha relación con el mediático clima de bonanza que se insiste cobija a Veracruz: Empleo y pobreza. En lo referente al primer renglón, Yunes Zorrilla señaló que en Veracruz un 36% de ciudadanos se encuentran sin oportunidades de trabajo, en tanto que por lo que toca al flagelo de la pobreza, afirmó que un 59% de los 7 millones 110 mil habitantes de la entidad, padece pobreza patrimonial, además de un alto porcentaje que no cuenta con un sistema de salud pública. Reconociendo que tal rezago se debe en buena medida al modelo neoliberal ya caduco bajo cuya tónica se ha venido rigiendo la marcha del país en los últimos años.

Con base en estas afirmaciones, en la misma reunión quien esto escribe entre otras cosas comentó: “No hay economía que pueda salir adelante con un lastre de más del 50 % de su población en condiciones de pobreza o pobreza extrema”. Con lo que me basta para poner en duda el triunfalismo fiel.

Paradójicamente, un día después, los medios de comunicación atribuyen a Américo Zúñiga Martínez, Secretario estatal de Trabajo, Previsión Social y Productividad, una declaración en la que con todo desparpajo, sin mencionar lo dicho por José Yunes Zorrilla, afirma que: “... el 97 por ciento de la población económicamente activa de Veracruz, mayor de 18 años, tiene una oportunidad laboral”. Insistiendo en se sigue incrementando en la entidad el número de nuevos empleos generados.

¿Quién se aproxima a la verdad objetiva y quién miente? ¿José Yunes Zorrilla o Américo Zúñiga Martínez?

Para descargo del joven Secretario estatal del Trabajo, este dice apoyarse en la estadística del IMSS. Flaco referente en el que ni los mismos empleadores confían a sabiendas de cómo se manejan en dicho organismo las altas y bajas de los afiliados. No obstante, el funcionario bien se cuida de no comparar el número de nuevos afiliados al Seguro Social con el número de aquellos que en igual lapso –primeros meses del año- perdieran su empleo. Tampoco nos dice en que porcentaje los nuevos empleos contribuyen a dar respuesta a la demanda que se genera anualmente con la incorporación de miles de jóvenes al mercado del trabajo.

Para el grueso de la población, con base en lo que se vive en carne propia, está más claro que el agua que cada vez es más estrecho el campo de oportunidad laboral para los jóvenes que se incorporan año con año a la población económicamente activa, como estrecho también es el campo de oportunidad de educación media superior y superior para las nuevas generaciones.

Un alto porcentaje de jóvenes veracruzanos ni trabaja ni estudia. Sumándose al ejército de pobres que lastra a la vida económica y social de la entidad.

Ya habrá oportunidad en un futuro no lejano de conocer a ciencia cierta, con números duros, cual ha sido el comportamiento del crecimiento económico y del empleo en Veracruz en el actual sexenio, así como en que medida este flagelo se ha combatido con eficacia por el gobierno estatal. Hoy por hoy, la percepción que se tiene sería apenas pálido reflejo de una realidad marcada por una crisis global de la que no escapa nadie.

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