domingo, 23 de agosto de 2009

Veracruz. Duarte de Ochoa se deslinda. A buen entendedor pocas palabras

Pulso Crítico

J. Enrique Olivera Arce

Tras la tormenta en el vaso de agua al interior del partido fiel, el diputado electo Javier Duarte de Ochoa tranquilizó las aguas. Sus declaraciones en entrevista banquetera fueron claras y contundentes: En ningún momento se ha manifestado como aspirante del PRI a la gubernatura de Veracruz. Palabras más, palabras menos, a quien se le considera el “delfín” del gobernador Herrera Beltrán cuando menos de dientes para afuera se auto descalifica como uno más de los adelantados que han hecho pública sus futuristas aspiraciones.

El futuro legislador se dice respetuoso de los tiempos marcados por el PRI y ya llegará el momento en que de acuerdo a las circunstancias diga esta boca es mía, dejando en libertad a Héctor Yunes Landa, José Yunes Zorrilla y Ranulfo Márquez Hernández, más los que se les sumen, a actuar como mejor les plazca, corriendo estos el riesgo inherente a ir en contra de las disposiciones del ahora partido rojo fidelidad, que en tono amenazante emitiera la figura decorativa que representa el papel de líder formal del priísmo en la entidad.

Nueva estrategia mediática del diputado federal electo, o sincera y honesta actitud de respeto a lo que llegado el momento el partido disponga, lo cierto es que sus declaraciones no se las traga nadie. El señor está en campaña, su imagen en los medios es tema de todos los días, sus declaraciones no se corresponden con su actual status de diputado federal electo, y su protagonismo le lleva incluso a desconocer que la voz cantante de la futura bancada priísta veracruzana en la Cámara de Diputados le corresponderá llevarla al Maestro Juan Nicolás Callejas Arroyo.

Sea como sea, sana intención de acallar el desborde de los medios y asumir una actitud humilde de respeto a los tiempos previstos, o cambio de estrategia hacia el interior de su partido, es buena señal. El invento del gobernador empieza a aprender a manejarse por sí solo, a frenar su verborrea y a concretar amarres, librándose del golpeteo mediático y evadiendo el insidioso acoso del ejército de reporteros que insten en hacerlo desbarrar, asumiéndose como el número uno entre quienes aspiran a suceder al Maestro Fidel Herrera Beltrán.

Sin embargo, nunca falta un pelo en la sopa. Así como inteligentemente se deslinda de un anticipado destape, en las mismas declaraciones se asume como revolucionario e institucional, pretendiendo ser congruente con la etiqueta de su partido. Como institucional no duda cabe, es leal a la camiseta y sobre todo fiel con el que dicen manda en Veracruz. Como revolucionario estaría por verse, pues hasta el día de hoy no da muestras ni siquiera de atender a discurso de tinte social demócrata de Beatriz Paredes Rangel, Presidente Nacional del tricolor, en su intento de mostrar el tan llevado y traído rostro renovado de la hoy primera fuerza electoral. El discurso de Duarte de Ochoa, pobre y repetitivo, es abiertamente neoliberal, contrario a lo que de la crisis espera como respuesta la ciudadanía; además, fuera de lugar porque en su calidad de diputado electo, no tiene ningún peso su reiterada propuesta de modificar rumbo y destino del presupuesto federal para el 2010.

Para nada refleja la rebeldía que como joven de el se esperaría, antes al contrario, conservador y proclive a la vida muelle, su imagen refleja lo contrario. Pero bueno, no se le pueden exigir peras al olmo, ya aprenderá si sabe abrevar de conocimientos y experiencia de no pocas vacas sagradas con las que habrá de compartir tareas comunes en la LXI Legislatura federal.

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