Apunte para: Revista Análisis Político
En Perspectiva
J. Enrique Olivera Arce
“Si no avanzamos es porque requerimos mucho más de lo mismo”.
Ernesto Zedillo
Cuando cerca de un millón de ciudadanos se ampara contra la promulgación de una ley que se considera injusta, algo anda mal. Pero cuando esos varios cientos de miles de amparos son rechazados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el asunto apesta.
Existe una cada vez clara percepción de que algo no anda bien en México, ó México como país, es el que no anda bien. Conceptos como estado de derecho, gobernabilidad, gobernanza, imperio de la ley, y todo lo que tiene que ver con la normatividad que la sociedad se ha dado a sí misma para regular la convivencia entre desiguales, se reducen a tema cotidiano de un “reality Show” mediático, con el que se vende a la ciudadanía la falsa idea de una realidad que sólo tiene cabida en el discurso.
Tales conceptos se perciben como huecos y ajenos a lo que cotidianamente vivimos los mexicanos en un país que parece derrumbarse. En tanto que la gobernabilidad se sostiene con pinzas, estado de derecho, imperio de la ley y gobernanza, brillan por su ausencia. Corrupción, impunidad y cinismo, bien se encargan de mostrar una realidad sujeta al predominio de intereses que, de tan oscuros, destacan por sobre las buenas intenciones plasmadas en inoperantes planes y programas gubernamentales. Simulación engaño, opacidad y pérdida de credibilidad y confianza, se entrelazan en un círculo perverso con un ya inocultable estado de cosas que en lo político, económico y social amenaza con dar al traste con el pacto federalista que nos une como Nación.
Entre domingo y el pasado martes 24, ocurrieron 47 asesinatos presuntamente vinculados con el crimen organizado, 28 de ellos en Chihuahua y el resto en Baja California, Michoacán, Jalisco, Durango, Sinaloa y estado de México. Y sin embargo las autoridades afirman que se va ganando la guerra.
La ciudad de Villahermosa sufrió la peor inundación de que se tenga memoria. A casi un año de distancia, los refugios emergentes están vigentes. Cientos de familias se cobijan en estos, recibiendo dádivas gubernamentales para sobrevivir, en tanto que el gobernador de Tabasco predica en el desierto frente a un gobierno federal que no mueve un dedo para subsanar las consecuencias del desastre y mucho menos para prevenir una nueva catástrofe. Pese a las promesas públicas del Sr. Calderón Hinojosa, la CONAGUA y el FONDEN juegan con las necesidades vitales de la gente, haciendo caso omiso a los reclamos del químico Andrés Granier.
Caso similar vive Veracruz. La gestión del gobernador Herrera Beltrán ha resultado insuficiente para atemperar los efectos adversos de falta de previsión y de infraestructura idónea frente al descontrol de cuerpos de agua que rebasan la capacidad instalada para contenerlos. Los buenos oficios se estrellan frente a una administración federal ciega y sorda que le apuesta al chantaje pretendiendo intercambiar lo que por ley está obligado, por votos a favor del partido en el gobierno.
Ejemplos como los anteriores son cosa de todos los días a lo largo y ancho del país. Paradójicamente, cuando de más recursos dispone el gobierno federal gracias a los excedentes petroleros que le arrebata a PEMEX y niega a las entidades federativas, menor es el interés de la administración panista por paliar los pendientes acumulados que frenan el desarrollo de México. Como paradójico resulta el que nuestro país en la década de los sesenta, sin exportar petróleo, registraba un crecimiento superior al 6 por ciento anual, en tanto que a la fecha, dilapidándose la creciente renta petrolera, el crecimiento económico se estanca por abajo del 3 por ciento y sigue retrocediendo.
Algo anda mal y por si fuera poco, apesta. La realidad que habla de fracaso tras fracaso de la administración pública en una economía de estómagos vacíos y descontento social creciente, no puede más taparse con un dedo.
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