“Soberanía alimentaria es un derecho fundamental de los pueblos. Es el derecho de cada pueblo a definir sus propias políticas agropecuarias y en materia de alimentación, a proteger y reglamentar la producción agropecuaria nacional y el mercado doméstico a fin de alcanzar metas de desarrollo sustentable, a decidir en qué medida quieren ser autodependientes, a impedir que sus mercados se vean inundados por productos excedentarios de otros países que los vuelcan al mercado internacional mediante la práctica del ‘dumping’.
Los alimentos no son una mercancía más y el sistema alimentario no puede ser tratado con la exclusiva lógica del mercado.
Constituye una falacia el argumento de que la liberalización del comercio garantiza el derecho a la alimentación de las personas. La liberalización comercial por sí misma no posibilita necesariamente el crecimiento económico y el bienestar de la población.
La soberanía alimentaria únicamente es posible conquistarla, defenderla y ejercerla a través del fortalecimiento democrático de los Estados y de la auto organización, iniciativa y participación de toda la sociedad. Se requieren, en este sentido, políticas de Estado de largo plazo, una efectiva democratización de las políticas públicas y la construcción de un entorno social solidario.
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