sábado, 15 de noviembre de 2008

¿Por qué el viaje a China?

J. Enrique Olivera Arce


Más allá de la desmesura mediática de propalar una absurda equiparación entre la economía de Brasil y Veracruz, o en una similar estrategia a la de la República Popular China para afrontar la crisis global, el viaje del gobernador al país asiático se justifica ante la ausencia de medidas concretas del gobierno federal, que den a México elementos para desenvolverse con éxito en el convulso escenario de la debacle económico financiera mundial.


El Maestro Fidel Herrera está obligado a un mínimo de congruencia para mantener su alto índice de aceptación popular. Si el gobierno del Sr. Calderón no hace aquello a lo que está obligado, el gobernador no puede simplemente esperar cruzado de brazos a que el maná caiga del cielo. Percibe que hay necesidad de actuar y hacer valer nuestra posición geográfica en el Golfo de México, geopolíticamente estratégica por su cercanía con el mercado norteamericano, en la búsqueda de soluciones, si no del todo eficaces, cuando menos suficientes para sobrellevar la crisis, trasmitir confianza en amplios sectores de la población, y mantener en alto expectativas de un crecimiento económico sustentado en las fortalezas de la entidad y en la eficacia gubernamental.


Abrirse al mundo para disminuir el nivel de dependencia que nos ata a una economía norteamericana que se derrumba, diversificando el acceso a nichos de mercado europeos o asiáticos y promover inversión extranjera en bienes de capital que solucionen en parte los efectos colaterales de la recesión, como el desempleo y el abatimiento fiscal, se perciben como medidas oportunas del gobierno estatal. A mi juicio, Fidel Herrera Beltrán hace lo que le es necesario hacer en los prolegómenos de un año electoral y en tanto el gobierno federal libera los recursos destinados a implementar las medidas presuntamente anticíclicas, contempladas en el presupuesto de egresos del 2009.


Lo que no hagamos por nosotros mismos, nadie lo va a hacer por nosotros.


Pero si bien se percibe que tácticamente es “políticamente correcta” la posición asumida por el gobernador viajando a China, estratégicamente tiene sus puntos flacos. De existir voluntad en el gobierno de la República Popular China de invertir en México, y específicamente en Veracruz, tales intenciones se concretarían no antes de que se tranquilicen las aguas en los Estados Unidos de Norteamérica, si consideramos que se estima que la principal preocupación hoy para el país asiático, es el asegurar el poder recuperar sus cuantiosas inversiones y nichos de mercado que le vinculan estrechamente con nuestros vecinos del norte. Para cuando esto suceda, Herrera Beltrán estará concluyendo su mandato.


Por otra parte, los efectos de la crisis seguramente no esperan. Habrán de pegarle a México en renglones estratégicos de su economía en el 2009. Basta ver el comportamiento a la baja del petróleo, el incremento de la inflación, y la vulnerabilidad de nuestra paridad cambiaria con el U.S. Dollar, sostenida con alfileres a costa de nuestras reservas monetarias. Esto no está en las manos del gobernador controlarlo, ni de el depende modificar tendencias de las que ya se habla como recesivas. El destino inmediato de Veracruz es el destino de México en su conjunto.


Así que debemos entender la estrategia de Fidel Herrera Beltrán estrictamente como de corte electoral, de muy corto plazo, y a la defensiva, en previsión a un voto de castigo. Al fin y al cabo, para el imaginario popular, el malo de la película siempre es el gobierno.


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